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Nora Armani

Nora Armani

“La palabra ‘Armenia’ tenía una connotación sagrada para toda mi familia. Nuestra infancia estaba como impregnada por esa palabra, que abarcaba en ella toda la esencia de la vida”, dice la actriz radicada en Nueva York, Nora Armani. “Cada vez que viajo a Armenia me siento revitalizada, mi patria me fortalece. Soy políglota y actúo en muchos idiomas, en inglés, francés, árabe, italiano, turco e incluso ruso, pero es muy importante para mí tener la oportunidad de interpretar en idioma armenio; visitar Armenia me ofrece la oportunidad excepcional de vivir y actuar en mi lengua materna”.

En mayo de 2015, Nora Armani encarnó a la heroína, Zarouhi, el personaje principal de la obra “Mercedes”, representada en el Teatro de la Juventud de Ereván. La pieza trata del regreso a la patria. Zarouhi, hija de sobrevivientes del Genocidio Armenio, emigra a Armenia en 1946. La obra revela la correspondencia entre Zarouhi y su hermana Mercedes, quien permaneció en Grecia. 

“El tema de la obra es muy especial para mí y me sentí plenamente identificada con el personaje que encarné. La repatriación siempre ha estado en la mente de los sobrevivientes del Genocidio, incluso en sus descendientes nacidos en tierras lejanas. La gente no solía hablar del tema, pero la posibilidad de volver a su madre patria seguramente tuvo un efecto agridulce, onírico en la psiquis de todos”, dice Nora, agregando que ella les dedica su actuación a sus parientes que emigraron a Armenia entre 1946 y 1948. 

La actriz y cineasta Nora Armani nació en El Cairo, Egipto, y realizó sus estudios primarios en la escuela armenia Noubarian. Más tarde, completó sus estudios en la Universidad Americana del Cairo y en la Escuela de Economía de Londres, de donde se graduó con un Master en Sociología. Protagonizó series televisivas británicas, egipcias y estadounidenses, así como también numerosos largometrajes y cortometrajes. En la ciudad de Nueva York, Nora montó obras de Richard Kalinoski, William Saroyan, Agnès Jaoui, Jean-Pierre Bacri y Alejandro Dumas. Puso en escena una pieza de Saroyan en Ereván con motivo del 100º aniversario de Saroyan en 2008. Sus obras de prosa y verso fueron publicadas en diversas antologías. La galardonada producción teatral “Sojourn at Ararat” (“Estadía en Ararat”), que la actriz creó e interpretó con Gerald Papasian, se lanzó en DVD. Los unitarios, de su propia autoría, “On the Couch with Nora Armani” (“En el diván con Nora Armani”) y “Lend me an Identity” (“Présteme una identidad”) recibieron reconocimiento internacional y se emitieron en radios francesas y estadounidenses. 

El apellido “Armani” es un homenaje a su madre Arminé y sus raíces armenias.

Nora anota nombres en armenio occidental: Arminé, Marie, Hagop, Vahram, Berjouhi, Zarouhi, Gousineh, Takouhi, Arousyag, Vazken, tratando de no olvidar a nadie y mantener un orden cronológico. Estos son los nombres de sus allegados, todos ellos miembros de su familia, los que sobrevivieron el Genocidio y sus descendientes.

                                                              Nora Armani
 

“La historia de mis orígenes me ha perseguido sin cesar. A menudo, converso con el pensamiento con mis parientes más cercanos y queridos. Tengo la impresión de que tenemos la misma pregunta: ¿qué habría pasado si nuestros abuelos no hubieran sido deportados? Probablemente habríamos nacido en nuestra tierra de origen y no nos habríamos dispersado por el mundo. ¿Sabe qué rama de nuestra familia se multiplicó más? ¡La que emigró a Armenia! Es innegable que la madre patria constituye una incomparable fuente de vitalidad que crea condiciones favorables para la procreación independientemente de sus circunstancias difíciles”, dice Nora.  

La historia de los abuelos de Nora Armani comienza en la ciudad lejana de Kayseri (Cesarea de Capadocia). Nora es nieta de Marie Azadian y Sepon Ekserdjian por parte de padre y Goussineh Gemidjian y Hagop Basmadjian por parte de madre. 

“Formo parte de la tercera generación de descendientes de sobrevivientes del Genocidio. Siempre sentí que el Genocidio fue algo que me ocurrió a mí también, es como si hubiera presenciado todas las calamidades con mis propios ojos. En realidad, a los que debieron dejar su patria no les gustaba demasiado hablar de ello. Siempre había una cierta tristeza, incluso durante los momentos de alegría. Más adelante, en mi edad adulta, comprendí que lo que estaban vivenciando era nostalgia por estar lejos de su tierra”, cree Nora.

 

Marie y Sepon

La abuela paterna de Nora, Marie Azadian, nació en Kayseri. El padre de Marie, Hagop Azadian, tenía un buen pasar económico. Era propietario de fincas de tabaco y exportaba tabaco a Medio Oriente, particularmente a Egipto. En ese entonces, los armenios de Egipto eran propietarios de las fábricas de cigarrillos más importantes, como la Eastern Company, Matossian e Ipekian. Antes del nacimiento de Marie, Hagop Azadian había tenido tres hijas mujeres y soñaba con tener un hijo varón. Hizo una promesa, si su cuarto hijo era varón, lo bautizaría en Jerusalén y donaría el equivalente del peso del niño en dinero. En 1886 nació Marie, su cuarta hija. Sin embargo, Hagop cumplió su promesa y la bautizó en Jerusalén cuando la niña tenía 40 días.

                           La esposa de Hagop Azadian, Marie y su hija Verkineh

 

La esposa de Hagop Azadian, Verkineh, presintió el peligro que acecharía a armenios en Turquía. A principios de la década de 1910, su marido pasó la mayor parte del año viajando entre Egipto y Kayseri. Cuando Hagop viajó una vez más a Egipto, Verkineh vendió sus pertenencias y sin decir palabra a sus vecinos partió rumbo a Egipto con sus cuatro hijas para reunirse con su marido. Cuando la familia llegó a su destino final, Hagop murió a causa de una infección. Verkineh y sus cuatro hijas, Zarouhi, Arousyag, Eugenia y Marie Azadian permanecieron en Egipto. La mayor, Zarouhi, que ya se había casado en Kayseri, se trasladó a Egipto junto con su esposo, Missak Latchinian.  

“Cada uno de estos nombres cuenta una historia única. Cien años después todavía evocamos estas historias y buscamos una respuesta a por qué tuvieron que ser desterrados, por qué tuvieron que soportar la amarga sensación de ser sobrevivientes; de ser las personas que quedaron con vida”, dice Nora.

                                         Las hermanas Azadian, Eugenie y Marie

 

Habiendo dejado atrás su vida cómoda y opulenta en el lejano Kaiseri, la familia Azadian intentó prosperar en un país extranjero con la apertura de un taller de costura. La vida retomó su curso y las chicas se fueron casando, una por una. Arousyag se casó con Mihran Zakarian, pero por desgracia, ella murió joven. Cuando comenzaron las repatriaciones a la Armenia Soviética, el esposo de Arousyag, Mihran Zakarian, y sus tres hijas Takouhi (Aramian), Hasmig (Kotchar) y Armine (Tutundjian) se trasladaron a Armenia en 1948. Eugenie se casó con Torkom Boghosian proveniente del estado de Seghert (Siirt) y Marie, la abuela de Nora, se casó en El Cairo con Sepon Ekserdjian, proveniente de Constantinopla.

                        Marie Azadian y Sepon Ekserdjian, el día de su boda
 

Sepon Ekserdjian, el abuelo de Nora, era orfebre y se trasladó de Constantinopla a Egipto en 1914. Sepon y Marie fueron bendecidos con tres hijos, Kevork, Akribas y Hagop. El padre de Nora, Akribas (Varoujan), era el hijo del medio.

                              Hagop, Akribas (Varoujan) y Kevork Ekserdjian

 

“Cesarea es un nombre preciado para mí, puesto que los padres de mi madre, Arminé Basmadjian, también eran originarios de allí. Mi sueño es conocer Cesarea algún día. No sé lo que encontraré allí, pero al menos miraré a la ciudad con los ojos de mis familiares fallecidos y viviré ese encuentro sagrado en su lugar”, dice Nora.  

 

Goussineh y Hagop

Goussineh Gemidjian y Hagop Basmadjian de Kayseri, son los padres de Arminé Basmadjian, la madre de Nora Armani.  

El Padre Ghevont Gemidjian, un reconocido y respetado sacerdote, fue el padre de la abuela Goussineh y bisabuelo de Nora. El Padre Ghevont y su esposa tuvieron cuatro hijas, todas nacidas en Kayseri. Goussineh, nació en 1890 y era la hija mayor. En 1915 ya tenía 25 años. Sus hermanas se llamaban Azniv, Hranoush y Berjanoush. 

La hija menor, Berjanoush, tenía diez años en 1915, mientras que Goussineh ya estaba casada con Hagop Basmadjian, que era maestro, y tenían un bebé recién nacido que se llamaba Vahram. 

“A veces me parece increíble que hayan pasado por todas estas penurias y hayan sido capaces de reunir la suficiente fuerza y coraje para seguir viviendo. Todos mis parientes que nacieron en Egipto podrían haber nacido en su tierra en Kayseri. En cambio, todos fuimos condenados a vivir en el exilio”, dice Nora.  

La abuela Goussineh a menudo recordaba su hogar en Cesarea. Ella solía contarle a Nora que todos los años, en el mes de mayo, la familia se alojaba en su residencia de verano en las montañas y permanecía allí hasta septiembre. Recordaba detalles de la cava, donde colgaban la basturma (carne curada) para que se secara y donde guardaban muchos frutos secos y otras conservas. 

En 1915, el Padre Ghevont y otros sacerdotes e intelectuales, murieron ahorcados a manos de los turcos. La familia se vio obligada a exiliarse. Goussineh y Hagop fueron separados el uno del otro. La esposa del sacerdote, sus cuatro hijas y su nieto –Vahram, el hijo de Goussineh de un año y medio– se convirtieron en refugiados. Vahram murió durante las deportaciones. La esposa del Padre Ghevont también murió.  

“Mi abuela consideraba que el hecho de que hayan sobrevivido fue un milagro. Ellos deambularon por los caminos del exilio durante tres años, cruzaron el desierto de Deir ez-Zor y en 1918 finalmente llegaron a Alepo. Mi abuela solía contar una historia, algo así como una visión, donde ella creía firmemente que Dios la había ayudado a lo largo de la difícil travesía”, dice Nora, agregando que cuenta esta historia en uno de sus unitarios.  

“En un punto, cuando la caravana pasaba por el río Éufrates, los gendarmes les decían que, quienes quisieran beber, se podían acercar al río. Entonces todos se echan a correr. Débil y muy frágil, mi abuela está tan agotada que no puede correr hacia el río, y siente que va a desmayarse. De repente, tiene la impresión de que le vierten agua en el rostro. Abre los ojos y ve a alguien vestido de blanco parado a su lado, vertiendo agua en su rostro pálido. Ahueca sus manos para mantener el agua. Luego de beber lo suficiente y recuperar la conciencia, levanta la mirada para agradecer a su salvador, pero no hay nadie allí. Parece haber sido una aparición... Pero mi abuela dice que sus labios estaban húmedos y su sed fue saciada. ¿Qué fue eso, un milagro de Dios? “Mi abuela Goussineh a menudo recordaba ese episodio y creía que ellos sobrevivieron a las marchas de la muerte gracias a la ayuda de Dios”, cuenta Nora.  

    Hagop Basmadjian junto a su esposa Goussineh y sus hijos, Arminé y Vahram
 

En 1918, las cuatro hermanas llegaron a Alepo. En la estación de trenes de Alepo se había congregado una gran multitud, y muchas personas gritaban apellidos con la esperanza de encontrar a sus familiares sobrevivientes entre la muchedumbre. De repente, Goussineh oyó a alguien llamar su apellido, Basmadjian. Alzó la vista y vio a su esposo Hagop, que milagrosamente había sobrevivido y acabó en Alepo. Nuevamente reunidos, Goussineh y Hagop fueron bendecidos con otro hijo, a quien llamaron Vahram, en honor al primer hijo que habían perdido, luego llegó Arminé, la madre de Nora. Hagop, Goussineh, sus hijos y las hermanas de Goussineh más tarde se instalaron en Egipto, donde se dedicaron a la confección y la reparación de alfombras.  

“Mi abuela tenía una importante colección de libros en Egipto, todos reunidos en una biblioteca con puertas de cristal. Algunos eran libros que había traído con ella de Cesarea. Como parte de su biblioteca había algunas ediciones antiguas de la Biblia. Hoy, en mi casa en Nueva York, tengo una Biblia en idioma turco escrita con letras armenias. Es una reliquia que ha sobrevivido los caminos del exilio”, dice Nora. 

 
 Goussineh Gemidjian (centro); Arminé, madre de Nora; Vahran, hermano de Arminé y la tía Arpiné (de pie, de izquierda a derecha).
 

“Mi abuela Goussineh vivió hasta los 90 años, llegó a conocer a todos sus nietos y falleció en agosto de 1975. Era una mujer discreta e instruida, que asistía todos los domingos a la iglesia de San Gregorio el Iluminador del Cairo, como si anhelara la iglesia homónima que había dejado atrás en Cesarea. Ella siempre se sentaba en la segunda fila a la izquierda. Mi abuela dominaba el idioma turco a la perfección, pero siempre hablaba en armenio y nos insistía que nosotros lo habláramos también”, recuerda Nora. “A menudo susurraba, “geberesice turkler”, que significaba “malditos turcos”, pero ella nunca nos inculcó el odio. Ella solía decir que fue una guerra y que los alemanes colaboraron con los turcos contra los armenios. Ella sufrió mucho, pero nunca predicó ni el odio ni la venganza”.  

La madre de Nora, Arminé, asistió a la escuela armenia de Kalousdian en el Cairo, Egipto. Ella se casó con Akribas (Varoujan) Ekserdjian y tuvieron dos hijos, Nora y su hermano Vazken, que lleva el nombre de Su Santidad Catholicos Vazken I. Vazken Exerjian vive actualmente en Japón, Nora vive en Nueva York y su padre, Akribas Ekserdjian, vive en Los Ángeles. La madre de Nora falleció en Egipto en 1986. De los nietos del Padre Ghevont y Goussineh Basmadjian, sólo está viva la tía de Nora, Arpiné. Ella tiene 88 años y vive en Montreal con su marido Hrair Kupelian. Sus hijos, Sima, Annie y Armen viven en California. 

 

                                                    Nora Armani
 

“Cien años atrás, nos ocurrió una tragedia inimaginable, no podemos borrarla de nuestra historia ni olvidarla. Por supuesto tenemos los reclamos de restitución, pero no podemos hacer que sean el epicentro de toda nuestra esencia y existencia. Estoy segura de que podemos reivindicar nuestro pasado y la memoria de nuestro millón y medio de víctimas. Como hijos de los sobrevivientes, hay una cosa que debemos hacer: debemos fortalecer y desarrollar a la Armenia actual, no debemos escatimar el menor esfuerzo en la creación de una Armenia feliz y justa”, dice Nora, agregando que, “la nueva generación armenia es maravillosa, con el apoyo a la juventud, le damos alas. Entonces nuestro vuelo será imparable”.  

*Las imágenes pertenecen al archivo familiar de Nora, cortesía de Nora Armani.

La historia fue verificada por el Equipo de Investigación de 100 LIVES.