Estamos profundamente entristecidos por la pérdida de extraordinarios activistas humanitarios como el miembro del panel de expertos de Aurora y miembro de la comunidad de Aurora, Gabriel Stauring y su esposa Katie-Jay Scott. Juntos, dirigían la organización sin fines de lucro iACT. Para honrar la memoria de Gabriel y Katie-Jay, nos comprometemos a apoyar su misión en Artsaj durante un ciclo adicional, ayudando a Girls of Armenia Leadership Soccer (GOALS) a establecer Academias GOALS impulsadas por la Academia de Fútbol Refugees United de iACT. A continuación, presentamos nuestra última entrevista con Gabriel Stauring, publicada en septiembre de 2021.
Gabriel Stauring es miembro de la Comunidad Aurora y fundador y jefe de Visión y Estrategia de iACT, una organización sin fines de lucro que utiliza el pensamiento innovador y desarrolla relaciones de colaboración para cocrear programas replicables y rentables en los campos de refugiados. Actualmente, la organización también utiliza su experiencia para ayudar al pueblo de Artsakh que se vio afectado por la guerra de 2020. Hablamos con Gabriel Stauring sobre el enfoque de iACT para la ayuda humanitaria que incluye trabajar en estrecha colaboración con las comunidades para ayudar a los refugiados a mantener su dignidad.
- Su organización ha logrado resultados impresionantes. ¿Cuáles son sus principios operativos esenciales?
En general, la misión de iACT es inspirar un mundo humanitario más consciente en el que se reconozca, afirme y apoye la dignidad, la humanidad y la capacidad de acción de las personas afectadas por conflictos. Trabajamos en comunidades que han experimentado los horrores de la guerra, con personas que han sido brutalmente desplazadas y huyeron a la frontera entre Chad y Sudán, Camerún, Tanzania, la República Centroafricana y Grecia. Actualmente, estamos en Armenia para trabajar con las comunidades que fueron afectadas por la guerra de Artsaj. Apoyamos los programas que se enfocan en educación, deportes, desarrollo de liderazgo y derechos humanos.
En una escala más chica, creemos que el trabajo debe ser muy personal. Generamos y entramos en una relación con la gente de la comunidad. Caminamos con ellos y los escuchamos. Nuestros programas tienen un marco que luego es llenado por las personas de la comunidad para que reflejen sus culturas y valores. Los programas se vuelven suyos, no nuestros.
- Usted personalmente lleva dos décadas trabajando en el campo humanitario. ¿Qué cambios y tendencias nota en la actualidad en contraste con cuando recién comenzaba?
La primera tendencia trágica es que, exponencialmente, ahora hay más personas desplazadas por la fuerza que cuando comencé a trabajar en el espacio humanitario y ese número sigue creciendo de manera alarmante. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, “el número de personas que huyen de guerras, violencia, persecución y violaciones de derechos humanos, el año pasado aumentó a casi 82,4 millones”.
La ONU y las organizaciones no gubernamentales tradicionales hacen un trabajo heroico para llegar y proporcionar ayuda y servicios básicos para salvar vidas. Por supuesto, nunca es suficiente y los servicios tienden a ser estáticos e impersonales. Hace veinte años y durante décadas antes de eso, la mayoría de los refugiados terminaban en campos de refugiados que se parecían a lo que la persona promedio imagina: largas filas de tiendas de campaña, líneas de distribución de alimentos y ONG internacionales que hacen el trabajo. Ese sigue siendo el caso en muchos lugares del mundo. Sin embargo, durante la última década, hubo un movimiento para integrar más intencionalmente a los desplazados en las comunidades de acogida y hacer que accedan a los servicios locales que recibieron el apoyo del ACNUR y sus organizaciones asociadas.
Un problema importante que aún es el mismo, es que las personas no son vistas de manera completa cuando ingresan al espacio humanitario. En su mayoría, no se les incluye en las decisiones sobre sus propias vidas o las vidas de los miembros de sus comunidades. Por lo tanto, después de experimentar la violencia y la pérdida del hogar, su dignidad y capacidad de acción también son atacadas. Pero también hay áreas en las que las cosas empiezan a mejorar. Una nueva energía y creatividad están llegando al espacio gracias a actores no tradicionales como la Iniciativa Humanitaria Aurora y otros patrocinadores e implementadores. Esto permite explorar e implementar nuevas ideas y enfoques.
- Muchas personas se sienten abrumadas por los desafíos globales y, a su pesar, eligen no hacer nada porque no creen poder marcar una diferencia. ¿Qué les diría para inspirarlos a dar un paso al frente?
Es parte de la naturaleza humana sentirse abrumado cuando uno se enfrenta al sufrimiento humano a gran escala. No evolucionamos para manejar esto. Nosotros, por naturaleza, nos preocupamos por aquellos que nos rodean y con quienes sentimos una conexión personal.
Yo también me he sentido agobiado, congelado y no he hecho nada. Cuando decidí dar un paso adelante y participar, cuando me enteré del genocidio que se estaba perpetrando en Darfur en 2004, decidí hacerlo personal. El número de muertos y desplazados era abrumador, así que decidí ponerle cara a los números y, así, hacerlo personal. No todo el mundo tiene que dejar de hacer lo que está haciendo e ir a visitar los campos de refugiados. Encuentra una causa con la que te conectes, que puedas hacer personal y a la que puedas contribuir incluso de la manera más sencilla. Permítete ser conmovido emocionalmente y haz ese primer paso. Es probable que siga un próximo paso.
- Aurora apoya a héroes de la actualidad como usted, destacando su trabajo vital en el campo. ¿Qué significa para usted ser parte de esta comunidad y cómo pueden ayudar otros también?
Ser parte de la comunidad de Aurora, en primer lugar, me brinda una oportunidad invaluable de aprender del trabajo y la sabiduría de los demás. Aurora también destaca, resalta y apoya el trabajo de activistas y actores que se desempeñan en el campo de los derechos humanos en todo el mundo que, de otro modo, no se notarían. Es una lección de humildad e inspiración ser parte de esta comunidad.
Cualquier persona en cualquier lugar puede apoyar nuestro trabajo. Hay que dar ese primer paso: aprender un poco sobre una comunidad y las personas afectadas por un conflicto. Si te conmueve, deja que se convierta en algo personal. Pueden informarse sobre nuestro trabajo y las personas con las que caminamos en http://iact.ngo. Como mencioné, actualmente estamos en Armenia, cerca de la frontera de Artsaj, trabajando con héroes locales para brindar sanación y alegría a los niños que fueron afectados por la guerra.