El jueves pasado empezó para mí con una inesperada llamada desde Londres. Era el presentador de radionoticias de la BBC preguntándome, en directo, qué opinaban en Ereván sobre la visita de Kim Kardashian. Su pregunta no me sorprendió porque por la noche había leído los comentarios en Facebook de algunos usuarios armenios que expresaban ira y rencor hacia la celebridad estadounidense. Cuando se lo dije durante mi entrevista, el presentador británico se asombró: “¿Odio?”, - preguntó él. “Si,- contesté, - exactamente”.
En realidad decenas, para no decir centenas, de moralistas escribían que Kim Kardashian no merece ninguna muestra de atención porque se ha hecho famosa gracias a “su culo” (disculpas por el vocabulario, estoy citando) y, encima, es una estrella pornográfica. Incluso delante de la Casa del Gobierno armenio tuvo lugar un acto de protesta cuyos oragnizadores estaban en desacuerdo con la recepción a nivel estatal que se había brindado a la tele-estrella y modelo estadounidense.
Pero seamos más justos: entre los comentarios que se referían a Kim Kardashian, hubo muchos positivos. Decenas de usuarios de las redes sociales la defendieron. Incluso una de las cantantes de pop armenias escribió que, después de la visita de Kardashian a Ereván, no podría hacer nada más por su propio país porque en el caso de cometer algún error, “la van a despedazar como los animales carnívoros a sus víctimas”.
En otras palabras, esta es una situación típica de los usuarios armenios de Facebook: las emociones (tanto positivas como negativas) están a tope, las discusiones son feroces, la cantidad de ´like´ supera las centenas.
Por supuesto, esto demuestra qué tipo de suceso fue para Armenia la visita de Kardashian. Sin embargo, las dimensiones del acontecimiento se extienden más allá de las discusiones en las redes sociales. Pensemos lo que pensemos de ella, de su reality show, hay que confesar que la visita de Kim Kardashian a Armenia obtuvo una resonancia mundial.
El presentador de la BBC me preguntó si se podría decir que Kardashian es la armenia más famosa del mundo. Después de reflexionar un ratito me pareció que es la verdad… Y, en realidad, el armenio más famoso hoy en día no es Charles Aznavur, ni Atom Egoyan, ni Levon Aronian, sino la estadounidense de 34 años que ha logrado hacerse estrella mundial de la cultura pop, quien aparece en películas, tiene una marca propia de ropa infantil y dona cientos de miles de dólares para acciones de beneficencia.
No podemos discutir con los números: la cantidad de gente que sigue a Kardashian en Twitter alcanza 30,9 millones; aproximadamente tres veces más que la cantidad de armenios en todo el mundo. Y si sumamos los 29,7 millones de personas que la sigue en Instagram, resulta que cada palabra pronunciada por Kardashian se extiende por cientos de millones de dispositivos.
Sus fotos de Armenia las vieron una cantidad increíble de gente, incluso quienes nunca habían oído hablar de este país y, sin duda alguna, no tienen ni la mínima idea donde queda. Cabe mencionar que todo el material filmado en Ereván demuestra un gran respeto hacia su Patria histórica y las personas con las que se reunió.
Esta visita tiene, también, otro aspecto. Parece que los numerosos críticos de Kardashian y su viaje a Armenia ignoran el hecho de que el objetivo principal de su visita es conmemorar a las víctimas del Genocidio. Ella es descendiente directa de una familia que tuvo que abandonar su tierra a principios del siglo XX, es decir que Kardashian viajó también para conmemorar a sus familiares. Y, además, lo hace rodeada por otros descendientes como ella a cuyos ancestros han asesinado, han expulsado, han humillado y les han quitado la Patria. Y, desde luego, ella tiene el mismo derecho que cualquiera de nosotros.
Después de todo esto ya no quiero mencionar las fantásticas relaciones públicas que hizo ella con su visita a Armenia. Uno de los periodistas calculó cuántos millones de dólares tendríamos que pagar a las empresas de RRPP para publicar artículos y poner en la televisión algún programa sobre Armenia. Resultó una suma considerable.
No creo que nuestros moralistas locales puedan hacer tanto por Armenia.
“¿Y qué?,- podría preguntar alguno de los moralistas,- ¿Deberíamos estar agradecidos a esta diva?”.
“Sí,- contestaría yo,- tenemos que agradecérselo”.
Por supuesto que a muchos les gustaría que el armenio más famoso fuese un científico destacado o, por ejemplo, un gran político o un pintor… Y nosotros conocemos muchos nombres armenios de esos campos. De todas maneras, por muy famosos y destacados que sean, hoy en día la armenia más conocida del mundo es la protagonista del reality show americano, Kim Kardashian. Solo que los moralistas no quieran tomar en consideración esta realidad, pero eso ya es otro tema.
Mark Grigoryan es un periodista británico-armenio, con sede en Ereván
Fotos: Mariam Loretsyan - Mediamax