Shamiram Sevak

Shamiram Sevak

En una casa de reposo en las colinas que rodean Niza, una antigua fotografía familiar ocupa un lugar de honor en la habitación de Shamiram Sevak. Es una imagen ampliada, donde ella posa con un sombrero de bebé y una cinta ancha anudada debajo del mentón. Está acompañada por su hermano y su madre. Pero no se trata de un grato recuerdo de vacaciones en familia: los tres rostros impasibles fueron retratados en otoño de 1915 en Constantinopla. Su madre lleva negro de luto, su padre se ha ido para no volver. Una gran desgracia cambió irrevocablemente destino de la familia.

"Ésta era la foto del pasaporte con el que pudimos escapar, gracias a la ayuda del embajador alemán", dice Shamiram. En 1915, ella tenía tan sólo un año de edad; su hermano Levon tenía tres. Su madre, Jenny, estaba intentando ponerse en contacto con su padre en Alemania, desde el teléfono de la embajada alemana en Constantinopla. "No podíamos salir, estaban cerradas las fronteras", recuerda Shamiram. "Era una guerra, y el Genocidio ya estaba en marcha. Nos enfrentábamos al exterminio". 

Más de un siglo más tarde, hay un contraste sorprendente entre esta dama elegante y alegre, de manos hermosas y bien cuidadas y el relato de su infancia en esos tiempos turbulentos. 

 

                         Shamiram (centro) junto con su hermano Levon y su madre Jenny

Una fuerte figura paterna

Shamiram nació en Estambul, el 10 de julio de 1914. Lamentablemente, apenas conoció a su padre, quien fue arrestado cuando ella todavía era bebé y no lo volvieron a ver nunca más. Pero aún hoy se siente su influencia, tanto en su familia como en todo el mundo armenio. Ruben Sevak, nacido Ruben Shilingirian, continúa siendo una personalidad notable en la literatura armenia. Como William Shakespeare en Inglaterra o Alexander Pushkin en Rusia, su retrato decora muchas aulas en armenia y en la diáspora, donde se venera su obra. En Ereván hay una escuela que lleva su nombre. En 2013, se inauguró un museo dedicado a su vida y obra en Etchmiadzin, que contó con el apoyo de una donación de su sobrino Hovhannes, gran coleccionista de la obra de Sevak.

Durante toda su vida, Shamiram ha estado bajo el encanto de su padre, que está ausente y sin embargo extrañamente omnipresente. Un hombre eternamente joven, con ojos oscuros penetrantes. Un joven poeta que se convirtió en leyenda en su círculo de intelectuales reconocidos. La habitación de Shamiram está empapelada de fotografías de sus queridos padres. "Mis padres nunca me dejan", dice ella. "En algún punto, siempre he seguido siendo una niña". Cerca de cumplir sus 102 años, combina un jovial entusiasmo por la vida con la sabiduría de sus años.

 

 

                                                                     Ruben Sevak

Ruben Shilingirian nació el 15 de febrero de 1885 en Silivri, cerca de Estambul. Fue asesinado el 26 de agosto de 1915. Personificaba el carácter romántico. En las épocas de estudiante, en la escuela secundaria Berberian en Constantinopla, sus profesores notaron su talento para la literatura y su madurez precoz. En 1905, dejó su ciudad natal para estudiar medicina en Lausana, Suiza. Inmerso en Europa Occidental, comenzó a escribir para la prensa armenia en Constantinopla. Cuando un golpe de estado derrocó al sultán Abdul Hamid en 1908 y llevó a los Jóvenes Turcos al poder, Ruben y sus amigos intelectuales armenios publicaron una crítica literaria, de breve existencia, llamada "Surhantag" ("Mensajero"). En 1910, Ruben Shilingirian adoptó el nombre de pluma Sevak y publicó "Garmir Kirke" ("El libro rojo"). Fue su primera colección de poemas, en el que puso en palabras todo el dolor sufrido por su pueblo frente a las masacres de Adana perpetradas un año antes. Un poema premonitorio, "Verchin Hayer" ("Los últimos armenios"), parece anticipar el Genocidio que se avecina. Aún establecido en Suiza, Ruben Sevak cimentó sus vínculos con los círculos de intelectuales armenios de la capital otomana durante sus visitas de verano. En Lausana, colaboraba con Azadamart, un periódico armenio que se publicaba en Constantinopla. 

                                           Jenny y Ruben poco después de su boda

Como Romeo y Julieta
Los ojos de Shamiran se iluminan cuando recuerda cómo se conocieron sus padres. "Es casi mejor que una novela", dice. Un día, Ruben paseaba con un amigo por las calles de Lausana cuando vio a una bella mujer: alta, delgada y rubia. "Estaba convencido de que había visto a un ángel. Le palpitaba el corazón y estaba dispuesto a hacer lo imposible por volver a verla, aunque más no sea un instante. Sólo quería estar seguro de lo que había visto", explica Shamiram.

Fue amor a primera vista. Incluso un siglo más tarde su hija se esfuerza por imaginar la intensidad de los sentimientos de la joven pareja. Ese "ángel" era Helen Maria Apell, la hija de un oficial del ejército alemán que luchó en la Guerra Franco-Prusiana de 1870. Ella era pupila en un exclusivo pensionado en Lausana.

"Mi padre regresaba todos los días para verla. No era fácil, pero un día se las arregló para hacerle llegar un papel en el cual le preguntaba su nombre. Ella respondió por el mismo medio: 'Mi nombre es Jenny'", dice Shamiram. Más tarde, Jenny dejaría caer sus largos cabellos por la ventana, esperando que su enamorado los alcanzara y los tocara. Pero el romance de cuento de hadas provocó un escándalo en el instituto al que asistía Jenny y fue enviada a un colegio en Chambery, un pueblo enclavado en los Alpes.

A pesar de todos los obstáculos, los dos amantes se las ingeniaban para encontrarse lejos de los ojos indiscretos. Con el tiempo, los padres de Jenny tomaron conocimiento de la relación y le ordenaron a su hija regresar a Alemania. En su desesperación, Ruben fue tras ella. Conoció al padre de su amada y le hizo saber la seriedad de sus intenciones. Le prometió que se casarían tan pronto como obtuviera su diploma de médico. "Les pido que sean mis padres", les dijo. También les dedicó su tesis a sus futuros suegros.

Los padres de Shamiram se casaron en 1911, en París, en la iglesia armenia de la Rue Jean Goujon. "Mi padre era muy apegado a su identidad armenia, ¡a tal punto que quería convertir a mi madre en armenia! Por ejemplo, cuando le enviaba cartas de amor, le escribía algunas letras del alfabeto armenio en el borde inferior de las páginas", recuerda Shamiram. "Es increíble imaginar lo armenio que era. Él quería que todo fuera armenio. ¡Eso le costó la vida!" El primer hijo del matrimonio nació en 1912. Al año siguiente, Ruben Sevak escribió su "Pjichguin kirken pertzvadz etcher" ("Páginas del libro de un médico"), una serie de debates apasionados sobre medicina.

 

                                                             Ruben y Jenny

De regreso a Estambul

A principios de 1914, antes del comienzo de la guerra, Ruben decidió regresar a Estambul. Jenny, embarazada de Shamiram, estaba menos entusiasmada. "Mi padre no quiso escuchar a mi madre. Ella estaba en contra de este proyecto y le decía: "¡Con tu diploma, puedes ejercer en cualquier parte del mundo!'." Ruben había conseguido un importante renombre como médico, pero soñaba con volver para servir a su pueblo. Quería crear una revisa de medicina en lengua armenia y consagrarse a su vocación: la poesía y las obras literarias.

Cuando estalló la guerra, Ruben se desempeñó como teniente en el cuerpo médico del ejército otomano. Sus superiores turcos notaron su valentía y lealtad durante la defensa de Canakale, una ciudad estratégica sitiada por las tropas aliadas. Pero cuando regresó a Estambul, unos hombres tocaron a su puerta y le ordenaron salir. Fue el 22 de junio de 1915. "Mi papá presentía que nunca más volvería a ver mi madre", dice Shamiram. "Sus palabras de despedida fueron: "Nunca olvides que tus hijos son armenios'". Arrestado en una purga de intelectuales armenios, Ruben fue deportado a Cangiri seis días más tarde. Allí, atendió a la hija de un miembro de la milicia chété, un asesino de armenios llamado Atapach Ismail. Cuando la hija de Atapach se enamoró del joven médico poeta, su padre lo invitó a Ruben a convertirse al Islam y así casarse con su hija y vivir en paz. Ruben se negó. En su último telegrama, de fecha 28 de agosto de 1915, Ruben le informó a su esposa que se trasladaría a Ayash con su amigo Daniel Varoujan. Ambos fueron asesinados ese mismo día en la carretera cerca de la localidad de Sapali.

 

                                             Ruben Sevak con el uniforme de la armada otomana

La batalla de Jenny

A raíz de la detención de Ruben, Jenny acudió a su padre. Ella esperaba que Franz Appel Dor, un veterano distinguido del ejército alemán, pudiera intervenir ante a las autoridades alemanas y otomanas en Estambul para garantizar la libertad de su marido. El caso alcanzó el escalón más alto del poder, pero todo fue en vano. El 2 de septiembre, el jefe de la policía de Bedri, le pidió a la embajada alemana que llevara a Jenny de regreso a Alemania. Ella se negó a partir sin tener noticias de su marido. No fue sino hasta el 11 de septiembre que la embajada confirmó la muerte de Ruben. 

Jenny, partió de inmediato rumbo a Suiza con sus hijos. Dolida y desconsolada culpó a sus compatriotas, a quienes percibía como cómplices de sus aliados turcos genocidas. Mi madre renunció a su nacionalidad alemana y en 1918 obtuvo la ciudadanía de la República Armenia independiente. Ella nunca nos habló en alemán y siempre se negó a regresar a ese país. Yo soy medio alemana, pero nunca he pisado Alemania", dice Shamiram.

Shamiram (izquierda) frente a la casa de sus padres en el distrito de Pera, en Estambul

Una prueba más

La pequeña familia se instaló en París. Jenny le escribió a Avedis Aharonian, un escritor y político armenio, pidiéndole ayuda para que sus hijos recibieran educación armenia. En 1918, terminó la guerra. Los abuelos paternos de Shamiram los recibieron a ella y a su hermano Levon en Silivri, donde tenían una gran estancia. "Los campos se extendían hasta perderse de vista", recuerda. "Había cabras, toros, vacas... ¡muchos animales!" Sin embargo, cuando los nacionalistas kemalistas persiguieron a los aliados, la madre de Shamiram temió por los niños y volvió a París. "Las matanzas se reanudaron", explica Shamiram. "Mi abuela nos subió al primer barco que zarpaba hacia Marsella. Llegamos a Francia en 1922, cubiertos de piojos y de polvo". En París, la iglesia armenia recibió a la familia. "Un hombre rico llamado Avedis Hampartsoumian, vendedor de diamantes, fue nuestro tutor. Él nos crió y me traía regalos magníficos", recuerda Shamiram.

Un hermoso día, la madre de Shamiram se enteró de que el Padre Komitas, uno de los mejores músicos de Armenia, iba a visitar de manera excepcional la iglesia armenia. "Estaba enfermo y casi nunca salía del hospital", dice Shamiram. Jenny llevó a sus hijos a verlo. Shamiram aún recuerda ese día. "Ella no dijo: 'Estos son mis hijos'. Ella dijo: 'Estos son los hijos de Ruben Sevak'. Komitas quedó impresionado. Era un hombre alto, con una frente inmensa. Estaba muy enfermo y ya no podía hablar. Cuando comprendió quiénes éramos, vi cómo las lágrimas le caían por las mejillas".

 

                                                Shamiram y su hermano Levon

De sombreros a uniformes militares

A causa de la crisis de 1929, el tutor de Shamiram acabó en la ruina, por lo que ella tuvo que interrumpir sus estudios para ayudar a su madre. Se convirtió en modista, confeccionaba sombreros para las prestigiosas tiendas de la Rue Royale y la Place Vendôme. Mientras tanto, para pagar sus vacaciones, trabajaba como modelo en la costa Azul. Enseguida captó la atención de los muchachos locales y tenía muchos pretendientes, pero estaba decidida a casarse con un armenio. "Desafortunadamente, ninguno quería casarse con una muchacha pobre", recuerda.

Hasta el estallido de la guerra trabajó en la alta costura, diseñando sombreros para las damas de la burguesía parisina". La guerra nos expulsó de París. Mi hermano estaba comprometido con la lucha contra los alemanes y yo tenía que encontrar la forma de ocuparme de mi madre, cuenta Shamiram. "Gracias a una amiga pude encontrar trabajo en una fábrica de uniformes militares en Agen, en el sur de Francia".

Después de la guerra Shamiram se fue con una de sus amigas a Niza. Fue una revelación: el cielo azul, las montañas y el mar la cautivaron. Decidió quedarse allí para siempre, aunque las señoras de Niza no tenían ningún interés en sombreros. Shamiram finalmente se casó a los 45 años. Su esposo, Joe Folco, conductor de taxi de Niza, era un joven buen mozo de ojos azules. "Le dije a mi madre que no podía seguir esperando y que era hora de casarme", sonríe.

 

                 Shamiram recibe una bula papal del Catolicós de todos los armenios, Karekin II

Shamiram transitó toda su vida junto a sus padres. Ella cuenta que el espíritu de sus padres nunca partió de su lado. Visitó Armenia en varias oportunidades y le enorgullece ver el nombre de su padre entre los héroes de la nación. Incluso actualmente, tiene la necesidad de compartir la historia de su familia. "Recibí protección. Me cuidaron, y así es como me convertí en testigo. Aún estoy con vida porque debo dar testimonio".

Con sus 102 años, Shamiram todavía tiene una gran energía que la hace entrañable. "Mi padre me dio este impulso, esta motivación", dice, contemplando una foto de sus padres, ahora unidos en el más allá. "Esa es la razón por la cual estoy aquí en la tierra".                              

Monumento dedicado a Ruben Sevak frente a la escuela que lleva su nombre en Ereván, Armenia

 
 
Shamiram Sevak falleció en Niza, el 18 de octubre de 2016.
 
100 LIVES agradece a Hovhannes Chilingirian por su invaluable trabajo en la investigación y escritura de esta historia. 
 
La historia fue verificada por el Equipo de Investigación de 100 LIVES.