ECHAR LUZ SOBRE LAS CRISIS

ECHAR LUZ SOBRE LAS CRISIS

El último panel de los Diálogos 2016, llamado “Echar luz sobre la crisis”, se centró en el papel que juegan los medios de comunicación en la cobertura de las crisis humanitarias y en la formación de la opinión pública en dicha materia. El debate fue moderado por Ted Koppel, prominente periodista y colaborador principal de CBS Sunday Morning News. Gran parte del debate se centró en el nuevo panorama de los medios y el papel que desempeñan las redes sociales en el modo en el que se informan las crisis humanitarias en todo el mundo. “Las primicias ya no están en manos de CNN, ABC o NBC. Son los ciudadanos quienes las dan”, dijo Joyce Barnathan, presidenta del International Center for Journalists.

Los panelistas coincidieron en que este gran rol que en la actualidad desempeñan las redes sociales y el periodismo ciudadano en la conformación de la agenda informativa mundial, es un arma de doble filo. Por un lado, la mayoría de los teléfonos móviles ahora tienen cámaras y la información se ha vuelto más difícil de ocultar, incluso para los gobiernos autoritarios; por el otro, se dan primicias que tradicionalmente no habrían recibido tiempo de aire en los medios convencionales. “Ya no estamos compitiendo por dar las primicias, dejemos que las noticias se anuncien como ocurrió en el caso de Osama Bin Laden, a través de Twitter”, dijo Steve Kurkjian, ex-jefe de la oficina de Washington del Boston Globe y autor de la columna de investigación Spotlight de dicho periódico. 

                                         El panelista Steve Kurkjian

 
Las redes sociales y el periodismo ciudadano también pueden hacer que más crisis humanitarias atraigan la atención de los medios de comunicación convencionales, ya que muchas de ellas aún están siendo ignoradas. “Más de cinco millones de personas han muerto en la guerra de la República Democrática del Congo, ¿cuánto tiempo de aire ha tenido esa guerra?” preguntó Koppel. “La clase de historias que escuchamos hoy aquí, es la clase de historias que quiero que cubran mis periodistas. Las historias que escuchamos hoy, no las leí en los medios convencionales. La creación de una red de corresponsales locales confiables es responsabilidad de los jefes de redacción”, dijo Kurkjian.  
 
Por otro lado, sin embargo, las redes sociales pueden utilizarse también para tergiversar las historias, convirtiendo así a la información en un arma. Aunque ahora vivimos en “una era de autenticidad”, nuestro mundo está basado cada vez menos en hechos. En un mundo donde la autoridad de los medios tradicionales está disminuyendo, cada vez es más difícil sumar diversos puntos de vista y crear una realidad objetiva y verificable. De acuerdo con Koppel, los periodistas solían ser los “guardianes” a través de los cuales tenía que pasar toda la información, pero la información sin filtrar que se difunde a través de las redes sociales, sin que nadie verifique los hechos, plantea un verdadero peligro. “Como dijo Daniel Patrick Moynihan, ‘Todos tienen derecho a su propia opinión, pero no a sus propios hechos’. Creo firmemente en las cualidades indispensables de la edición. El periodismo no es un proceso individual, requiere de la edición, y hay una enorme diferencia entre las redes sociales y el periodismo”, dijo Koppel. “¿A dónde acude realmente la gente en la actualidad para encontrar a alguien le diga la verdad?” preguntó.

                                          El moderador de la sesión, Ted Koppel

Otro problema planteado por la aparición de las redes sociales es que debido a toda su fragmentación y diversidad, se reduce el campo visual porque los lectores son libres de seguir sólo a aquellos medios informativos que responden a sus gustos. “El problema es que ahora no hay nada en el mundo de los medios que una a la gente. El efecto de los nuevos medios, esta revolución que dinamitó a los ‘medios de comunicación convencionales’, es que en lugar de cuestionar lo que la gente piensa y contarles lo que es realmente esencial, los medios de comunicación nos cuentan lo que ya creemos que es cierto. Eso refuerza nuestros prejuicios”, dijo David Ignatius, escritor y columnista de The Washington Post.

                                            El panelista David Ignatius

La actitud general de los panelistas fue la de un optimismo prudente. Por ejemplo, diferentes funcionarios públicos han renunciado por la publicación de los documentos “Panama Papers”, que fue el resultado de un trabajo de colaboración de más de 400 periodistas de todo el mundo. “El poder de las redes sociales junto con el periodismo profesional en esta era es fascinante”, dijo Barnathan. Pero incluso con el advenimiento de las redes sociales (y sobre todo a causa de ello), hay una imperiosa necesidad de apoyar el periodismo auténtico, independiente y valiente, particularmente cuando se trata de la promoción de causas humanitarias. “Se puede defender cualquier política de asistencia, pero hay más probabilidades de alcanzar los objetivos con los medios de comunicación independientes”, sentenció Barnathan. 

Los panelistas también coincidieron en que estos son tiempos muy peligrosos para los periodistas. “Piensen en los retos que conlleva la cobertura del Estado Islámico, se tiene una mira en la espalda. Ya no nos necesitan para que contemos las historias; ellos tienen sus propias redes sociales. Por eso, conseguir información confiable es muy difícil”, dijo Barnathan. Los periodistas necesitan colaborar y trabajar en solidaridad mundial. Tienen que ser activistas para asegurarse de que otros periodistas están protegidos. “Si nosotros no nos alzamos en favor de ellos, entonces ¿quién lo hará?” preguntó Barnathan. 

Se puede hacer y se está haciendo una labor increíble en la cobertura de las crisis humanitarias, como lo demuestra Rukmini Callimachi de The New York Timesla primera galardonada con el Integrity in Journalism Award del ICFJ. “Pero no hay que subestimar los desafíos. Si bien estamos en medio de la tormenta, están ocurriendo grandes cosas”, dijo Barnathan.