Los panelistas coincidieron en que este gran rol que en la actualidad desempeñan las redes sociales y el periodismo ciudadano en la conformación de la agenda informativa mundial, es un arma de doble filo. Por un lado, la mayoría de los teléfonos móviles ahora tienen cámaras y la información se ha vuelto más difícil de ocultar, incluso para los gobiernos autoritarios; por el otro, se dan primicias que tradicionalmente no habrían recibido tiempo de aire en los medios convencionales. “Ya no estamos compitiendo por dar las primicias, dejemos que las noticias se anuncien como ocurrió en el caso de Osama Bin Laden, a través de Twitter”, dijo Steve Kurkjian, ex-jefe de la oficina de Washington del Boston Globe y autor de la columna de investigación Spotlight de dicho periódico.
El panelista Steve Kurkjian |
El moderador de la sesión, Ted Koppel |
Otro problema planteado por la aparición de las redes sociales es que debido a toda su fragmentación y diversidad, se reduce el campo visual porque los lectores son libres de seguir sólo a aquellos medios informativos que responden a sus gustos. “El problema es que ahora no hay nada en el mundo de los medios que una a la gente. El efecto de los nuevos medios, esta revolución que dinamitó a los ‘medios de comunicación convencionales’, es que en lugar de cuestionar lo que la gente piensa y contarles lo que es realmente esencial, los medios de comunicación nos cuentan lo que ya creemos que es cierto. Eso refuerza nuestros prejuicios”, dijo David Ignatius, escritor y columnista de The Washington Post.
El panelista David Ignatius |
La actitud general de los panelistas fue la de un optimismo prudente. Por ejemplo, diferentes funcionarios públicos han renunciado por la publicación de los documentos “Panama Papers”, que fue el resultado de un trabajo de colaboración de más de 400 periodistas de todo el mundo. “El poder de las redes sociales junto con el periodismo profesional en esta era es fascinante”, dijo Barnathan. Pero incluso con el advenimiento de las redes sociales (y sobre todo a causa de ello), hay una imperiosa necesidad de apoyar el periodismo auténtico, independiente y valiente, particularmente cuando se trata de la promoción de causas humanitarias. “Se puede defender cualquier política de asistencia, pero hay más probabilidades de alcanzar los objetivos con los medios de comunicación independientes”, sentenció Barnathan.
Los panelistas también coincidieron en que estos son tiempos muy peligrosos para los periodistas. “Piensen en los retos que conlleva la cobertura del Estado Islámico, se tiene una mira en la espalda. Ya no nos necesitan para que contemos las historias; ellos tienen sus propias redes sociales. Por eso, conseguir información confiable es muy difícil”, dijo Barnathan. Los periodistas necesitan colaborar y trabajar en solidaridad mundial. Tienen que ser activistas para asegurarse de que otros periodistas están protegidos. “Si nosotros no nos alzamos en favor de ellos, entonces ¿quién lo hará?” preguntó Barnathan.
Se puede hacer y se está haciendo una labor increíble en la cobertura de las crisis humanitarias, como lo demuestra Rukmini Callimachi de The New York Times, la primera galardonada con el Integrity in Journalism Award del ICFJ. “Pero no hay que subestimar los desafíos. Si bien estamos en medio de la tormenta, están ocurriendo grandes cosas”, dijo Barnathan.