“Es difícil comprender la magnitud de lo que realmente vivieron. Mientras crecía, las atrocidades estaban constantemente presentes, muchas veces a través de historias, como de recordatorios visuales del Genocidio y de sus víctimas. Desde muy pequeña siempre fui consciente de los horrores de los que fuimos objeto y eso me hizo sentir aún más decidida a forjar un futuro mejor y demostrar que mi existencia importa”.
La galardonada cantante de ópera Isabel Bayrakdarian, es reconocida por su voz impactante y versátil y es admirada por su belleza, presencia y estilo que despliega en los escenarios más famosos del mundo.
Sin embrago, aunque el Royal Opera House de Londres dista mucho de su infancia en un Líbano destrozado por la guerra, para ella son dos puntos de un mismo viaje que nunca olvidará.
El viaje comenzó cuando asesinaron a su familia durante el Genocidio Armenio y sus ancestros que sobrevivieron fueron obligados a huir de su tierra natal de Sebastia (actual Sivas), Adana y Deortyol. La increíble resiliencia y determinación que demostraron frente a una persecución inhumana son los motores que hoy, 100 años después, impulsan el éxito de Bayrakdarian.
“Mis abuelos maternos y sus familias fueron expulsados de Sebastia y Adana, entre ellos se encontraba mi abuelo de ocho años, Kegham Kaprielian y mi bisabuela Zabel Seraydarian, por quien llevo mi nombre”, explica. “Es difícil comprender la magnitud de lo que realmente vivieron. Mientras crecía, las atrocidades estaban constantemente presentes, muchas veces a través de historias, como de recordatorios visuales del Genocidio y de sus víctimas. Desde muy pequeña siempre fui consciente de los horrores de los que fuimos objeto y eso me hizo sentir aún más decidida a forjar un futuro mejor y demostrar que mi existencia importa”.
El costo del escape
Su familia tuvo que soportar golpes duros a lo largo del calvario. Desde la golpiza mortal de su tatarabuelo, hasta la pérdida de muchos miembros de su familia a causa de hambruna y enfermedades cuando escapaban hacia Siria.
“Lo que más lo perturbaba a mi abuelo de ese viaje fue haber tenido que dejar a su madre porque estaba muy enferma como para seguir el paso”, agrega Bayrakdarian.
“Imagínense ser niños y tener que alejarse de su madre sabiendo que nunca más la volverán a ver”.
Tiempo de héroes
Sin embargo, como es el caso de muchas otras familias armenias, el heroísmo acompañó a la tragedia de Bayrakdarian.
Su bisabuelo, Ananya Kaprielian, también conocido como Sepasdatsi Keri, participó en rescates arriesgados de mujeres y niñas secuestradas por los turcos, esfuerzos que le significaron ser capturado en varias ocasiones, ser torturado y hasta ser sentenciado a muerte.
“Mi tía nos contó sobre una oportunidad en la que lo atraparon y estaban a punto de colgarlo, justo cuando sus amigos llegaron a caballo y lo rescataron en el último minuto”.
El poder de la música
Historias como las de Ananya parecen sacadas de películas u obras teatrales, pero si avanzamos hasta nuestros días, veremos que es la misma Bayrakdarian quien está habitualmente en los escenarios cantando junto a las orquestas filarmónicas más importantes del mundo o quien está grabando bandas sonoras de las películas más taquilleras de Hollywood, como “El Señor de los Anillos” de Howard Shore.
En muchos aspectos, es una vida que nunca se hubiera imaginado tener cuando era tan sólo una niña en Zahlé, Líbano. Sin embargo, ya en ese entonces, la música siempre estuvo presente a lo largo de su crianza tradicionalmente patriótica; desde la música sagrada armenia del siglo V, a las canciones populares armenias transmitidas de generación en generación.
Tras mudarse a Canadá con su familia a la edad de 14 años, Bayrakdarian se recibió con honores de licenciada en ingeniería biomédica en la Universidad de Toronto. Pero no fue sino hasta que ganó un concurso internacional de ópera que comenzó a considerar seriamente desarrollar su carrera como cantante de ópera.
“La lógica diría que la ingeniería es un camino seguro”, recuerda. “Pero viniendo de un pueblo de espíritu libre, supe que debía arriesgarme a dar el salto y darle una oportunidad a la música. Hasta el día de hoy nunca me arrepentí de mi decisión”.
Un largo camino a casa
Su espectacular éxito es testimonio, tanto de la capacidad para adaptarse y resistir de Bayrakdarian, como de su impresionante talento musical. Además de grabar un álbum con canciones de Gomidás Vartabed (o Komitás Vardapet), disco que fue nominado a los premios Grammy, uno de los proyectos en los que se embarcó recientemente fue en la filmación de “A Long Journey Home,” (Un largo camino a casa) que documenta su primer viaje a Armenia.
Para ella, filmar esta película con su madre fue una experiencia repleta de emociones y no tiene dudas de que esta profunda conexión con la historia es lo que ahora la motiva a esforzarse por alcanzar la felicidad y el éxito para su propia familia.
“Mi madre nos cantaba canciones tradicionales armenias y se aseguró de que creciéramos sintiéndonos orgullosos de nuestras raíces. Cultivó en nuestros corazones un fuerte deseo de proteger nuestra identidad y nuestra cultura por medio de nuestro idioma, canciones, oraciones y acciones”, expresa. “Quiero que mis hijos sientan lo mismo. Que sean conscientes de este capítulo oscuro en la historia de nuestro pueblo y que al mismo tiempo estén orgullosos de quienes son, de quienes descienden y de donde vienen”.
“El legado del Genocidio afecta hoy a todos los armenios; es sumamente inspirador que 100 años después, hayamos convertido estas historias de supervivencia en historias de superación y que continuemos esforzándonos por hacer del mundo un lugar mejor que el que encontramos”.
La historia fue verificada por el Equipo de Investigación de 100 LIVES