“No tengo intenciones de convertirme en un mártir”

“No tengo intenciones de convertirme en un mártir”

El Dr. Mukwege es un obstetra que se convirtió en cirujano ginecológico y brinda atención psicológica, física y legal a más de 50.000 sobrevivientes de la violencia sexual en la República Democrática del Congo, mientras que intenta, sin miedos, llevar ante la justicia a los responsables. Fundó el Hospital Panzi y dedicó su vida al servicio de los demás. En este artículo, habla sobre romper el silencio y dar un paso hacia el frente. 
 

Ser médico

Cuando tenía 8 años, acompañaba a mi madre que era pastor. Un día, fue a visitar a un niño enfermo y oró por él. Eso me chocó un poco; rezaba por el niño pero no le dio ningún medicamento. Cuando yo era chico y me enfermaba, mi padre rezaba por mí y luego me daba alguna medicina. Entonces le pregunté: “¿por qué no le diste ningún medicamento?” y su respuesta fue muy clara: “no soy médico”, me dijo. Entonces manifesté: “Papá, voy a estudiar medicina y seré un doctor. Puedes seguir orando”. Y ese mismo día comenzó la aventura de todo lo que he hecho.

 

          Denis Mukwege en el Hospital Panzi, República Democrática del Congo


Obtuve mi título en pediatría. Después de comenzar mis estudios y trabajar un poco, el segundo hecho que me sorprendió en mi vida fue ver la cantidad de mujeres que morían en el parto a causa de la pérdida de sangre. Por eso decidí estudiar obstetricia. Estudié durante cinco años en Francia, en Angers y cuando finalicé la carrera, volví al mismo hospital donde trabajaba, en el altiplano sobre Uvira, en la República Democrática del Congo. Trabajé ahí por más de 12 años para luchar contra la mortalidad materna. 

La violación como arma de guerra

No creo que la violación utilizada como arma de guerra sea un problema sólo en África. Vemos esto en todos los conflictos del mundo. En Bosnia la violación fue utilizada como arma de guerra para deshumanizar a los ciudadanos de la ex Yugoslavia. En Siria, este es un problema de gran preocupación y hay testigos; mujeres que ahora están en Alemania cuentan su experiencia, el horror de esas acciones que se realizan para socavarlas, para privarlas de su humanidad, de su moralidad. Y podría seguir y seguir. En Asia, en América Latina vemos la violación utilizada como arma de guerra con la intención de humillar al adversario, llamándolos “enemigos”, entre comillas si se quiere. Siempre se usa como una herramienta, como un arma de guerra para privarlos de su humanidad.

El siguiente video está en francés.

Las mujeres hablan

Algunas cosas han mejorado y otras no. Es cierto que hoy, en términos de cifras globales, hay menos violaciones. Pero los espantosos hombres que han cometido estos delitos aún están presentes en la sociedad, por lo que pueden difundir estas horribles acciones. Eso aún continúa. En la importantísima lucha contra la impunidad, hemos visto que se tomaron algunas pequeñas medidas, pero nada que aborde seriamente este terrible problema. Uno de los logros que obtienen los violadores es silenciar a las niñas y mujeres que han violado y creo que uno de los resultados más importantes que puedo mencionar, es que hemos roto el silencio para que esas niñas y mujeres que han sobrevivido a las violaciones ahora puedan hablar. Esto sucede no sólo en la República Democrática del Congo, sino que también en otros países. 

 

 

                                    Denis Mukwege en Ereván, Armenia

A riesgo personal y vivir en peligro

En 2012 di un discurso ante las Naciones Unidas y dije que la comunidad internacional no estaba haciendo lo suficiente, que mi propio gobierno no estaba haciendo lo suficiente para proteger a las mujeres y para luchar contra el problema de las violaciones y delitos que se cometen contra las niñas y las mujeres en el Congo. Después de ese discurso, cuando volví, no sólo tomaron a mis hijos como rehenes, sino que intentaron asesinarme y me dispararon, pero un colaborador muy cercano a mí trató de protegerme. La bala lo alcanzó y él perdió su vida. Después de vivir eso, no pude continuar. Por primera vez, sentí que no podía seguir con este trabajo, así que me fui del país. 

Finalmente volví. Ahora vivo en el hospital y no soy libre. Vivo en un área cerrada, con alambres de púa alrededor. Tengo protección. Pero esta no es una vida normal.

Ciertamente, después de que mi colega fue asesinado, con acciones de la Unión Europea, el Parlamento de Bélgica y la Fundación Panzi de los Estados Unidos, recibí protección, una vez más, de las Naciones Unidas y obtuve la seguridad que necesitaba. Si no tuviese una reputación internacional, este reconocimiento internacional, la situación habría sido muy diferente. Sería muy difícil garantizar las condiciones que necesito para seguir con mi trabajo. No tengo intenciones de convertirme en un mártir.

 

                                    Denis Mukwege en Ereván, Armenia

La inspiración para volver y seguir

Creo que mi decisión inicial de irme fue correcta. Tenía que pensar en mi esposa, mis hijos y en el drama al que los estaba exponiendo, la violencia que nos rodeaba a todos. Pero luego, cuando pensaba en regresar, sucedió algo más. Las mujeres que había atendido formaron una comunidad y me escribieron una carta, una especie de petición para que regrese. Eso generó una circunstancia completamente diferente, donde había una necesidad para regresar y responder a esas necesidades urgentes. Esas mujeres que querían que volviera, le escribieron al presidente del Congo, le escribieron al Secretario General de las Naciones Unidas, pero no obtuvieron respuesta. Decidieron que ellas harían todo: “compraremos el boleto para que el Dr. Mukwege pueda regresar, nosotras le brindaremos la seguridad”.

Ellas vendían frutas y verduras todos los viernes y yo vi el dinero que recaudaban para ayudarme. Esto me conmovió profundamente. Son mujeres que viven en la pobreza extrema. Ni siquiera ganan 1 dólar por día. Sin embargo, estaban dispuestas a darlo todo para ayudarme. Entonces, tuve que pensar en mi vida y luego en todas las vidas y en todas las personas a las que podría ayudar. Me quedó claro qué era lo que tenía que hacer.

 

 

                         Denis Mukwege en el Parlamento Europeo

 

Veo que algunas de las mujeres que he atendido estudiaron medicina o son enfermeras. Cuando las veo cuidando a otras víctimas, veo que ese es el espíritu al que ustedes se refieren a través del Premio Aurora. (…) Romper el silencio sobre este tipo de cosas a nivel internacional es una forma muy importante de avanzar. Hace unos diez años, sentía que no tenía ningún espacio para hablar. Pero ahora estamos en el punto en el que estas mujeres pueden reunirse y hablar.

El siguiente video está en francés. 

 

Debemos trazar una línea y decir NO

Mi sueño es que el mundo entienda que este drama de la violación y la violencia ejercida sobre las niñas y mujeres debe llegar a su fin. Tenemos que trazar una línea y decir no. No podemos permitir que haya personas que participan de violaciones con el propósito de negar la humanidad de las niñas y mujeres que han violado. Conocemos las circunstancias cuando al mundo no le importa, cuando el mundo no reacciona, tal como en el caso del Genocidio Armenio o del Holocausto. Es el momento de ponerle fin a esto y decir (…) no pueden haber más violaciones, no más de esto. Simplemente, debemos rechazar por completo que esto continúe en nuestro mundo.

 

                 Denis Mukwege durante la Ceremonia del Premio Aurora 2017

 

Hemos visto lo que el mundo hizo para abolir el uso de armas químicas y cuando estas fueron usadas en Siria, hemos visto las reacciones de todos contra esto. Y tenemos cuestiones similares en relación a las armas biológicas, incluso las armas nucleares. Necesitamos hacer lo mismo con respecto a la violación. Si fue posible con las armas químicas, las armas biológicas y las armas nucleares; ¿por qué no se puede hacer lo mismo con respecto a la violación? Es sólo cuestión de voluntad, así que por supuesto que podemos hacerlo. Y debemos hacerlo.