Huda Al-Sarari: “Aprendí a ser fuerte, aprendí a ser paciente, aprendí a perseverar”

Huda Al-Sarari: “Aprendí a ser fuerte, aprendí a ser paciente, aprendí a perseverar”

La Heroína Aurora 2019, Huda Al-Sarari, es una valiente e inspiradora activista de derechos humanos yemení. Sin ningún tipo de ayuda, investiga, expone y desafía una red clandestina de cárceles secretas administradas por gobiernos extranjeros en Yemen, donde miles de hombres y niños fueron detenidos de manera arbitraria. Ha obtenido evidencias innegables del abuso que ocurre en las cárceles, ha logrado convencer a Amnistía Internacional y a Human Rights Watch para que se hagan cargo de la causa y ha ayudado a cientos de personas. En este artículo, le pedimos a Huda que nos cuente sobre su lucha por los derechos humanos en Yemen. 

Soy de Yemen, un país azotado por la guerra. Soy abogada y me especializo en el monitoreo de derechos humanos. Para ser más específica, vigilo y documento las violaciones de los derechos humanos como las detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas en Adén y en algunas otras regiones.

Incluso antes de graduarme de la Escuela Islámica de Derecho y Jurisprudencia de la Universidad de Adén, he brindado apoyo legal a las mujeres que fueron víctimas de la violencia tanto en las cárceles como en su vida cotidiana. Además, brindamos educación y empoderamos a las mujeres. Esto era lo que me interesaba al trabajar con derechos humanos y en el campo de la ley.

Mientras brindábamos apoyo legal a las mujeres, también lo hacíamos con los niños que estaban en conflicto con la ley, es decir, menores que habían cometido delitos. Ellos no saben nada sobre derechos humanos. Todo esto lo hacía antes de que la guerra estallara en Adén, en 2015.

Luego del conflicto de 2015 y a medida que la guerra llegaba a su fin, comenzaron a salir a la luz otras violaciones que no eran las que amenazaban directamente la vida o afectaban el derecho de la población civil a la vida y a la salud. Estos son los que, por lo general, se escuchan primero en tiempos de guerra. Pero esta vez, la gente habló de otras violaciones. Ahora, la agenda estaba ocupada por los  arrestos arbitrarios, asesinatos, ejecuciones ilegales, aumento de allanamientos nocturnos en las casas, falta de acción en los tribunales y la fiscalía, falta de acción estatal y de las instituciones estatales de Adén. Todas estas violaciones de los derechos salieron completamente de control y las tasas de criminalidad crecieron en la ciudad y también en otras regiones.

Obviamente, estas violaciones tienen lugar no sólo en mi área, sino que acciones despreciables similares ocurren también en otras regiones controladas por uno u otro lado del conflicto. Por eso, tuvimos que contarle al mundo, a toda la comunidad mundial y a las organizaciones internacionales sobre la gran cantidad de atrocidades que se cometen en Yemen y sobre sus víctimas. Yo monitoreaba estas violaciones y reuní a un equipo de abogados y periodistas. Nos movemos para monitorear los casos, visitamos a las familias de los detenidos. Recibimos mensajes de ellos, quejas de ellos y sus familiares sobre los allanamientos que se hacen en sus casas a altas horas de la noche y mensajes sobre desapariciones forzosas en Adén. También aquí hay ataques terroristas. La gente común es arrestada sin ninguna investigación preliminar ni, al menos, ser citados por el fiscal o un tribunal que inicie una investigación. Además de esto, también hubo asesinatos de miembros de partidos políticos y oficiales de seguridad. Nadie investigaba esos crímenes y los perpetradores, simplemente, se salieron con la suya. Esto es lo que hacemos: monitoreamos todas esas violaciones.

Cuando monitoreamos y documentamos estos hechos, tratamos de establecer un diálogo con las autoridades, con las fuerzas de seguridad, con la fiscalía, con los tribunales, con el gobernador. Hasta ahora, no hemos podido llegar a ninguna solución. Incluso, he establecido un Comité Nacional, creado a instancias del pueblo y con el apoyo del Consejo de Derechos Humanos, pero no hemos obtenido resultados adecuados respecto a la actividad de monitoreo y documentación. Además, toda acusación de violación fue denegada cada vez que surgió.

He aprendido mucho al trabajar con mujeres. Al principio, me desempeñaba en la Unión de Mujeres Yemeníes en Adén. También fui funcionaria estatal y ocupé el cargo de directora general del Departamento de Asuntos de Mujeres y Niños del Ministerio de Justicia. Ya desde ese momento trabajaba con mujeres y niños. Realmente aprendí mucho, fue una gran experiencia. En Yemen, la ley discrimina a las mujeres. Sin embargo, las mujeres han luchado junto a los hombres a lo largo de los diferentes períodos de nuestra historia. Las mujeres nunca llamaron a la guerra, siempre pidieron paz. Pero en tiempos de paz, las mujeres son ignoradas. En tiempos de conflicto, en cambio, participan de las misiones de rescate y ayuda, se encargan del monitoreo y la documentación de las violaciones, ayudan a los hombres y llevan una carga adicional. Durante las deportaciones forzosas de su tierra natal a lugares inapropiados para vivir, las mujeres corren riesgo de ser asesinadas o violadas, pero perseveran y ayudan a los hombres. Pero tan pronto como se habla de un diálogo pacífico o un llamado a la construcción de la paz, las mujeres vuelven a ser empujadas hacia un lado, hacia el fondo de la sociedad.

He aprendido mucho al trabajar con la temática de la mujer. Aprendí a ser fuerte, aprendí a ser paciente, aprendí a perseverar, aprendí a sumergirme en los problemas que son imposibles de tratar incluso para los hombres. Pero las mujeres pueden hacerlo gracias a su compromiso y fortaleza. También vi con claridad que las leyes discriminan a las mujeres y que debemos luchar para cambiarlas y corregirlas.

Estoy orgullosa de estar del lado de los defensores de los derechos humanos. Esto me da fuerzas, me da poder para continuar con mi trabajo y para luchar por los derechos humanos. Además, Aurora es una experiencia increíble que me permitirá proteger a las víctimas, a seguir la lucha y hacer aún más.

Antes de venir a Armenia, había leídos sobre su historia y vi que allí también habían sufrido injusticias y persecuciones crueles, numerosos casos de violaciones y explotación. Pero es un pueblo fuerte que logró obtener una segunda oportunidad para construir un nuevo estado. Son un pueblo muy hospitalario, desde el primero momento que llegué al aeropuerto vi que la gente de aquí es muy amable. Se merecen una vida digna y justicia de otras naciones.