Pakistán es uno de los mayores productores de ladrillos del mundo, pero este logro conlleva un precio excesivamente alto: millones de trabajadores, incluso niños, se ven forzados a trabajar de sol a sol en las fábricas de ladrillos del país. Las autoridades locales miran para otro lado y pocas personas son lo suficientemente valientes como para enfrentarse a este sistema inhumano. Una de ellas es Syeda Ghulam Fatima, ganadora del Clinton Global Citizen Award.
El círculo vicioso de la deuda
Alrededor del 21% de los paquistaníes viven por debajo de la línea de pobreza. Con el fin de lograr su sustento económico muchos se ven obligados a pedir dinero prestado a los propietarios de las fábricas de ladrillos. Estos préstamos tienen tasas de interés exorbitantes. Como regla general, quienes solicitan el dinero no tienen forma de pagar sus deudas y por lo tanto se ven obligados a trabajar en los hornos por unas pocas monedas. Nunca logran ganar lo suficiente para pagar los préstamos y la cantidad de dinero que deben no para de crecer. Esta práctica, una forma contemporánea de esclavitud, fue prohibida en Pakistán en 1992, pero millones de habitantes de ese país siguen cayendo en la trampa.
Si uno de estos trabajadores muere, los miembros de su familia, incluidos los niños, se ven obligados a trabajar para pagar la deuda.
Por lo tanto, las nuevas generaciones son forzadas a ingresar a este espiral de la servidumbre por deudas. Estas familias a menudo permanecen cautivas; no se les permite salir de las zonas en las que trabajan hasta que paguen sus deudas. Los dueños de las fábricas intimidan y castigan a los trabajadores ejerciendo violencia física y sexual ante cualquier intento de estos por hacer valer sus derechos. Los trabajadores menores de edad son los más vulnerables: la ONU estima que hasta 3,6 millones de niños menores de 14 años están sometidos al trabajo en servidumbre. Las tasas de mortalidad infantil son muy altas debido a la tuberculosis y la silicosis (enfermedad de los mineros). Debido a las precarias condiciones laborales en las fábricas, los niños sufren lesiones en las manos y en los ojos, y muchos de ellos incluso pierden la vista.
Syeda Ghulam Fátima durante una protesta |
La fundadora y secretaria general de la fundación Bounded Labour Liberation Front de Pakistán, Syeda Ghulam Fatima, de 48 años, siente como propio el dolor de los millones de trabajadores en servidumbre. Desde hace muchos años, se dedica a luchar por los derechos de los esclavos del mundo actual.
Espíritu audaz e imbatible
"He sido testigo de la tortura, la pobreza extrema, el hambre y la humillación a las que niñas y mujeres son sometidas en los hornos de ladrillos. Los horrores que presencié alimentaron mi determinación por aliviar su difícil situación", dice Fátima. Syeda tomó conocimiento de los horrores que enfrentan los trabajadores de hornos de ladrillos cuando era adolescente. Con voluntad de ayudar, visitó una fábrica de ladrillos para que los deudores conocieran sus derechos. Muchos miembros de su familia intentaron disuadir a Syeda de tomar ese riesgo, entre ellos su madre. Pero su padre, Syed Deedar Hussain, empleado ferroviario y activista sindical, apoyó a su hija en su misión de ayudar a las víctimas.
Producción de ladrillos en Pakistán. Foto: CC BY-NC 2.0 Benny Lin: Flickr |
"No tenían qué comer, pero decidí darles educación. Les brindé los conocimientos necesarios para volverlos más fuertes y ayudarlos así a salir de la servidumbre por deudas", explica Syeda. En una oportunidad, presenció un episodio violento por parte de uno de estos propietarios hacia una de las personas a las que ella intentaba ayudar. Como consecuencia de esto, el dueño decidió poner fin a sus visitas. Él la atacó y le disparó.
"Nadie se acercó a socorrerme. Estaba completamente indefensa. Fue entonces cuando decidí que tenía que hacer algo más por estas personas. Ellos estaban totalmente sometidos a los propietarios, y era mi deber liberarlos", recuerda Syeda.
Desde entonces, sufrió numerosos atentados contra su vida y sobrevivió a reiteradas golpizas que minaron su salud. También las vidas y el bienestar de los miembros de su familia se encuentran bajo una amenaza constante. Pero Syeda permanece inquebrantable. Después de obtener su Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad de Punjab, continuó luchando por los derechos de los trabajadores en servidumbre en el ámbito de los tribunales y las comisarías. Estos intentos a menudo fracasaron porque los propietarios ya habían sobornado a muchos de los que se supone debían servir a la ley. No obstante, unos 80.000 paquistaníes le deben su libertad a Syeda.
Syeda Ghulam Fatima durante una protesta |
Conocimiento para salvar vidas
La esclavitud no es algo nuevo en Pakistán, pero la suerte que corren los trabajadores de hornos de ladrillos ocupó el centro de la atención mundial recién en 2015, cuando Brandon Stanton publicó la foto de Syeda en su célebre página de Facebook Humans of New York. Una breve reseña sobre Syeda y su organización se hizo eco entre los lectores y una nueva ola de publicaciones sobre el trabajo en servidumbre en Pakistán se extendió por todo el mundo.
Como consecuencia, en pocos días personas de todo el mundo donaron más de 2,3 millones de dólares a la organización de Syeda, para apoyar su lucha contra la esclavitud.
Syeda utilizó este dinero para crear una red de Centros de Liberación, que ofrecen a los trabajadores protección y asesoramiento legal. Además, 600 mujeres pudieron realizar cursos y aprender una nueva profesión. Pero el principal logro de la repercusión en los medios, fue forzar al gobierno de Pakistán a considerar mejoras en la legislación y a encontrar maneras de hacer cumplir las leyes existentes con el fin de erradicar la esclavitud. Gracias a estos esfuerzos, el gobierno de la provincia de Punjab aprobó la Ley de Protección de la Mujer y la Ordenanza de Protección de la Infancia -un gran logro en sí mismo.
Producción de ladrillos cerca de Sialkot, Pakistán. Foto: CC BY-NC 2.0 junaidrao: Flickr |
"Antes el gobierno hubiera dicho: 'Acá no hay trabajo en servidumbre, no nos pregunte nada al respecto y cambie el nombre de su organización'. Y ahora, como consecuencia de mi lucha, el mismo gobierno y el mismo Primer Ministro están muy preocupados por el trabajo infantil en servidumbre en las fábricas de ladrillos", se enorgullece Syeda.
Su lucha contra la esclavitud se vuelve más complicada debido a la alta tasa de analfabetismo de Pakistán. Syeda querría que sus compatriotas recibieran educación, especialmente las niñas que se encuentran completamente indefensas por la falta de conocimiento sobre sus derechos. "Mi sueño es facilitar la liberación de las personas a través de los Centros de Liberación. Quiero ayudar a las víctimas del trabajo en servidumbre a volver a su vida normal a través de la educación. Con educación, se verán a sí mismos como ciudadanos de pleno derecho de su país y comenzarán a ayudar a los demás, al igual que yo lo estoy haciendo", afirma Syeda.
En representación de los sobrevivientes del Genocidio Armenio y como muestra de gratitud a sus salvadores, el Premio ‘Aurora Prize for Awakening Humanity’ será otorgado anualmente a una persona cuyas acciones hayan tenido un impacto excepcional en la preservación de la vida humana y la promoción de causas humanitarias. El Galardonado del Premio Aurora será honrado con la suma de U$S 100.000. Además, esa persona tendrá la posibilidad única de continuar el ciclo de contribuciones, al seleccionar organizaciones que hayan inspirado su trabajo, para que reciba la suma de U$S 1.000.000.
La ceremonia inaugural del Premio Aurora será el 24 de abril de 2016 en Ereván, Armenia.