La serie “1915”, de la mundialmente reconocida fotógrafa, Diana Markosyan, fue el resultado de su viaje a Armenia, donde se encontró con Yepraksia Gevorgyan, Movses Haneshyan y Mariam Sahakyan. Un siglo atrás, ellos dejaron la actual Turquía al escapar del Genocidio Armenio. Pero Diana no esperaba que este fotoensayo sobre los sobrevivientes del Genocidio se convertiera en mucho más que una serie de impactantes imágenes. Conmovida por sus increíbles historias, Diana decidió dar un paso más y lanzó una campaña de recaudación de fondos para ayudar a sus fotografiados. Hablamos con Diana sobre los sentimientos que le generó dejar de lado su cámara e involucrarse en la vida de los protagonistas.
A.Y.: ¿Cómo comenzó este proyecto?
D.M.: Recibí una propuesta de la iniciativa 100 LIVES para encontrar y fotografiar sobrevivientes del Genocidio Armenio que aún estaban vivos. Viajé por Armenia e investigué en los registros de votantes; finalmente, obtuve una lista de 10 sobrevivientes. Antes de esto, nunca estuve interesada en realizar trabajos sobre el Genocidio.
La mayor parte de mi vida estuve en lucha con mi identidad armenia. Es algo que entendí, pero nunca abracé totalmente. Esto cambió cuando conocí a los sobrevivientes. Aprendí sobre su infancia y ese fue mi camino en sus vidas. Cuando terminé el trabajo, seguí en contacto con cada familia y les envié las copias de mis fotos. Cuando me senté con ellos, me hablaron sobre sus recuerdos. Sentí que tenían un deseo inconcluso: ver sus lugares de origen. Entonces, decidí viajar a sus tierras natales en búsqueda de lo que tuvieron que dejar durante aquellos años.
Para su nuevo proyecto, llamado “1915”, Markosian le pidió a tres sobrevivientes del Genocidio que contaran los recuerdos sobre su tierra natal. Luego, viajó a esos lugares que ellos no habían visto en 100 años.
A.Y.: ¿Cuándo decidiste hacer algo más que tomar fotografías?
D.M.: No se si este proyecto alguna vez se trató solo de fotografías, así que gran parte de ello fue todo un descubrimiento para mí. Forjé una amistad con los tres sobrevivientes que conocí en Armenia y, en el proceso de contactarme con ellos, aprendí sobre mi propia historia familiar. Descubrí que su historia era, en parte, también la mía. Durante charlas con mi abuelo, supe que mi bisabuelo escapó de las masacres cuando una familia turca lo llevó a su casa. Creo que desde el principio quise brindar algo más que mis imágenes, pero no estaba segura cómo. Decidí comenzar una venta de las impresiones porque era lo único que podía hacer como fotógrafa: juntar dinero para que estos tres sobrevivientes, Yepraksia, Movses y Mariam, vivan sus últimos años con algo más que sólo cubriendo sus necesidades básicas.

Movses Haneshyan frente a una imagen de su tierra natal, actualmente Turquía. Es la primera vez que Movses ve su hogar en 98 años. Foto de Diana Markosian. |
A.Y.: ¿Nos podrías contar más sobre el proceso de recaudación de fondos? ¿Cómo comenzó? ¿Cómo fue? ¿Hubo algo que te sorprendió en el camino?
D.M.: Fui muy afortunada al tener como socio a Genesis Imaging, un laboratorio fotográfico que, amablemente, imprimió mis imágenes. Imprimimos ediciones limitadas para venderlas a US$1.000. La venta duró varios meses. Durante este tiempo trabajé en un corto documental que salió al aire por el Canal 4 de Londres. Después de esto, una mujer de los Países Bajos me contactó y me ofreció emparejar los fondos que ya había recaudado. Juntas remodelamos las tres casas de los sobrevivientes.
Quizás, este fue uno de los momentos que más me sorprendió en el proceso de recaudación de fondos. Nunca me esperé que tanta gente me ayude en este emprendimiento. Mi buen amigo Harut Mangasaryan estuvo a mi lado durante todo el proceso. Trabajamos juntos en el documental y fuimos a los pueblos todas las semanas para supervisar la construcción.
Diana Markosian es una multipremiada fotógrafa norteamericana-armenia, cuya práctica explora la relación entre memoria y lugar. Recibió su título de master de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia a los 20 años y su trabajo ha explorado los rincones más remotos del mundo. Sus imágenes fueron publicadas en The New York Times, The New Yorker y la Revista Time, entre otros.
A.Y.: ¿Creés que un periodista debe involucrarse con sus historias o los protagonistas de las historias, más allá de sus obligaciones profesionales?
D.M.: Creo que es algo personal. Para mí, este proyecto se convirtió en mucho más que un trabajo. Se convirtió en mi vida. Comencé a retratar a los sobrevivientes en octubre de 2014 y sigo con ellos desde entonces. Pero no me siento así con todos los proyectos que encaro. Creo que, como fotógrafa, es importante reconocer aquellos momentos en los que podés dar algo más. Esos instantes son especiales.

Yepraksia Gevorgyan escapó del Genicudui al cruzar el río que hoy se encuentra en Armenia. Foto de Diana Markosian. |
A.Y.: ¿Quién es tu héroe? ¿Qué te inspira?
D.M.: Han habido varias personas que me inspiraron en distintos momentos de mi vida. Es algo que busco constantemente. Así es cómo crecí. Esto, generalmente, significa rodearme de personas que son más inteligentes y más creativas que yo. La mayoría de mis amigos son mis héroes. Son personas creativas, pensantes, más allá de ellos mismos.
Los fondos recaudados a través de la venta de la edición limitada de impresiones Giclée de su conmovedora serie “1915”, permitió renovar las casas de los tres sobrevivientes retratados; Movses, Mariam y Yepraksia.
A.Y.: La ceremonia inaugural del Aurora Prize for Awakening Humanity tendrá lugar este año el 24 de abril. ¿Cuál es tu fórmula para el “despertar de la humanidad”?
D.M.: Cuando pienso sobre lo que quiero crear como artista, pienso en su impacto. Quiero hacer un trabajo que le hable a la gente. Eso crea experiencias específicas. Para mí se trata de pensar en grande, no limitarme en mis medios. No se trata tanto de tener una fórmula, sino de entender qué es lo que quiero decir como artista y como humanitaria.