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Dedicada a los más abandonados

Dedicada a los más abandonados

En su adolescencia, Syeda Ghulam Fatima vio algo que ningún niño debería tener que ver: la esclavitud. Estaba rodeada de personas cuyos rostros demacrados reflejaban el dolor de la pérdida de su naturaleza humana, personas que fueron despojadas despiadadamente de todo respeto por sí mismos, debido a la permanente angustia del trabajo esclavo. Su dignidad les fue robada en los hornos de ladrillos de Pakistán, donde eran forzados a trabajar de sol a sol, a punta de pistola y sin piedad. Niños pequeños, ancianos, hombres, mujeres; todos fueron torturados a manos de los acaudalados dueños de las fábricas que los violaban, los controlaban, los dejaban sumidos en la pobreza, sin ropa ni comida.        
 
Syeda nunca pudo olvidar esas imágenes. Y así fue que encontró su vocación: “Decidí que debía ocuparme de ellos. Debo luchar por ellos, debo trabajar para ellos. Deseo rescatar a más niños, a la siguiente generación de la esclavitud”. 
 
La familia de Syeda está preocupada por ella porque su vida corre peligroy ella lo sabe. Los dueños de las fábricas de ladrillos la atacaron brutalmente, acusándola de sabotear sus negocios. La electrocutaron. Le dispararon, la amenazaron y la golpearon. Sin embargo y, a pesar de que aún hoy continúan atentando contra sus esfuerzos, no han logrado derribarla.     
 
Por el contrario, Syeda dedicó los últimos 40 años de su vida a crear esperanza a través de la organización sin fines de lucro que dirige, Bonded Labour Liberation Front, que tiene como propósito erradicar el trabajo en servidumbre, la injusticia, el analfabetismo, la desigualdad y la pobreza en sur de Asia. Hoy, 80.000 personas le pueden agradecer haberlas salvado de la esclavitud.   
 
“Tomé la determinación de rescatarlos de la esclavitud y de las condiciones en las que se encontraban”, recuerda Syeda. “Y, desde ese momento, el amor y el cariño de los trabajadores me motivó a arriesgar mi vida para llevarles seguridad. Las sonrisas y las oraciones de los esclavos cuando son liberados son la fuente de esa determinación”.  
 
Syeda considera que aún tiene mucho trabajo por delante, incluso cuando logra liberar a alguien de ese cruel entorno. El abuso a largo plazo es una herida que queda latente. Syeda recuerda el ejemplo de una niña, de tan sólo cuatro años que, luego de ser rescatada, pasó varias semanas sin poder comer ni llorar. Luego supo que la niña recibía golpizas por parte del dueño de una de las fábricas cada vez que lloraba por comida. 
 
“A fin de ayudar a las víctimas a recuperarse verdaderamente de estos abusos”, explica Syeda “se necesita una estructura integral que les brinde atención de salud mental, educación, protección y asesoría legal. Esto les ayudará a los trabajadores liberados a comprender sus derechos y aprender habilidades alternativas para conseguir un empleo legítimo”. A través de su propia organización, Syeda creó una red de Centros de Liberación y dirige siete escuelas informales, donde cientos de estudiantes emprendieron una nueva vida.   
 
Con cada persona a la que ayuda, Syeda espera cambiar el panorama y así evitar que, en el futuro, otros caigan en la esclavitud. Ya está logrando generar impacto; el gobierno de Punjab en Pakistán ahora reconoce la necesidad de abordar el trabajo infantil en servidumbre en las fábricas de ladrillos y como resultado promulgó un Proyecto de Ley para la Protección de la Mujer y una Ordenanza para la Protección Infantil, medidas revolucionarias en la materia.   
 
Si bien Syeda está orgullosa de este logro, aún no está conforme. Todavía hay 4,5 millones de trabajadores que necesitan ayuda y protección en la industria de la fabricación de ladrillos. Le gustaría crear al menos cuatro Centros de Liberación más en otras provincias de Pakistán, para después extender su labor más allá de la industria de los ladrillos, que es tan sólo uno de los muchos sectores con condiciones laborales deplorables.  
 
“Yo trabajo para la comunidad más olvidada”, afirma Syeda. “Una de cada tres niñas es humillada por su dueño, víctima de violación en las fábricas de ladrillos, en esclavitud. Una de cada tres niñas. Por eso quiero liberarlos, a todos los niños. Quiero darles una educación, quiero fortalecerlos. Ese es mi sueño”.
 
 

Seyda Ghulam Fatima es una de las finalistas del inaugural Aurora Prize for Awakening Humanity. El Comité de Selección del Premio Aurora ha escogido a estos excepcionales finalistas de un grupo de nominados, basándose en sus destacadas acciones en la protección de la vida humana, a pesar de haber arriesgado su integridad física, su libertad, su reputación o su medio de subsistencia. En representación de los sobrevivientes del Genocidio Armenio y como muestra de gratitud a sus salvadores, el Premio Aurora, que se entregará anualmente, tiene el objetivo de generar conciencia pública sobre las atrocidades que suceden alrededor del mundo y galardonar a aquellas personas que trabajan para abordar estas cuestiones de una forma tangible y significativa. Estamos orgullosos de honrar a estos extraordinarios finalistas por su compromiso con la vida y su accionar con valores profundamente humanitarios. El Galardonado del Premio Aurora será anunciado el 24 de abril de 2016, en Ereván, Armenia.