El Cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, envió un mensaje con motivo de la Ceremonia del Premio Aurora que se llevó a cabo el 28 de mayo de 2017, en Ereván.
Me es sumamente grato enviarles cordiales saludos a los finalistas de la Ceremonia del Premio Aurora 2017, organizada por la Iniciativa Humanitaria Aurora, el pasado 28 de mayo en Ereván. En nombre del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, quisiera felicitar a los cinco finalistas y expresar mi más profundo agradecimiento por su santa misión de ofrecer vida y esperanza a quienes necesitan ayuda humanitaria.
En muchos lugares del mundo sigue existiendo la tragedia humana de la pobreza y extrema miseria, a menudo causada por la guerra, el terrorismo y la violencia. La dolorosa realidad junto con la dramática situación de los refugiados nos recuerda nuestro deber de cuidar a todos los miembros de la familia humana. Su Santidad el Papa Francisco ha expresado muchas veces su preocupación por situación de los cristianos y otras minorías que sufren las consecuencias de tensiones y conflictos en muchas partes de Medio Oriente y de África. También nos ha llamado a orar por aquellos que son perseguidos por su fe, tanto cristianos como otras minorías. En la iglesia primitiva, los mártires eran testigos incluso del derramamiento de sangre, confesando y muriendo por su fe. La sangre derramada de los inocentes ha continuado trágicamente hasta nuestros tiempos y llama a todas las personas de buena voluntad a construir vínculos de reconciliación y coexistencia pacífica.
El Papa Francisco nos alienta a fortalecer nuestro compromiso de solidaridad para la paz y el bienestar de la humanidad, a desarrollar obras de caridad, a alimentar a quienes tienen hambre, a dar agua a quienes tienen sed y a brindar refugio a todos aquellos que lo necesitan.
Que el Espíritu Santo ilumine sus corazones y mentes, y fortalezca su misión humanitaria para que todos ustedes tengan la misericordia de Cristo y sanadores de la humanidad herida.
Con saludos cordiales,
Cardenal Kurt Koch
Presidente