Las actrices rusas Chulpan Khamatova y Dina Korzun se hicieron famosas de la noche a la mañana tras el lanzamiento, en 1997, de la película que ambas protagonizaron llamada “Land of the Deaf” (“La tierra de los sordos”). Prácticamente 20 años más tarde, siguen trabajando juntas para erradicar la indiferencia y la apatía: gracias a su fundación caritativa Gift of Life, decenas de miles de niños y adultos consiguieron vencer el cáncer.
Chulpan está habituada a conciliar su ajetreada vida laboral, que incluye papeles en películas y obras de teatro, con una defensa activa de las temáticas sociales. Los rusos conocen a Chulpan (que significa “estrella del amanecer” en tatar, su lengua materna) no sólo por sus logros profesionales, sino también por su inmenso corazón.
G.M.: La fundación Gift of Life viene trabajando hace diez años. ¿En qué momento decidieron adoptar un enfoque sistemático en la ayuda al prójimo, ir más allá de un evento benéfico más, para volverlo parte de su vida diaria?
C.K.: Con Dina conocimos a personas maravillosas, doctores y voluntarios que saben que el cáncer en la niñez es curable, pero que estaban impedidos de actuar debido a la falta de recursos financieros necesarios para drogas y equipamiento moderno. Organizamos un concierto con fines benéficos y reunimos suficiente dinero para comprar un aparato para irradiación de sangre donada. A esto le siguió otro concierto. Y luego se volvió evidente que hay tantos problemas y temáticas por abordar, que con estos eventos esporádicos no alcanza, que tenemos que crear un fondo y brindarles a los doctores y a las familias de los pacientes asistencia periódica.
G.M.: La mayoría de nosotros se compadece del flagelo de los demás, pero muy pocos pasan de la empatía a ayudar activamente. ¿Cuál es la razón?
C.K.: Todos tienen sus motivos. Algunas personas no creen que sus acciones vayan a importar. Otras no tienen tiempo o no tienen información.
Y eso es lo que tienen que hacer las organizaciones benéficas, tienen que asegurarse de que las personas no tengan miedo de ayudar, que sepan que ayudar es fácil y práctico y que siempre pueden ver en qué se usa su dinero.

Dina Korzun y Chulpan Khamatova |
G.M.: ¿Usted cree que el grado de participación del público en general en actividades benéficas depende del nivel de desarrollo social de un país?
C.K.: A principios de año, la fundación británica Charity Aid Foundation publicó su CAF World Giving Index, un índice anual que mide la generosidad en el mundo. El informe muestra que el nivel de prosperidad de un estado no afecta a la cantidad de dinero que su población dona. Rusia, Corea del Sur y la India están entre los diez primeros países del mundo en cuanto al total de donaciones privadas como porcentaje del PBI. El objetivo de las organizaciones caritativas es desarrollar este potencial de generosidad: dar a conocer su obra y sus necesidades, realizar informes sobre todas las actividades y la asignación de fondos, para crear mecanismos simples y prácticos, que les permitan a otros ayudar.
G.M.: ¿Usted piensa que las personas necesitan una motivación externa para donar a causas benéficas, o que el deseo de ayudar debería ser una parte innata de nuestro ser?
C.K.: En este momento, desafortunadamente, ayudar al prójimo no es la norma en Rusia. Mientras tanto, prácticamente todos los norteamericanos donan U$S10 por mes a alguna organización benéfica; es una práctica común. Allí no hay que dar argumentos o explicaciones persuasivas, ni hacen falta historias conmovedoras de niños enfermos. En este momento, la situación en Rusia es diferente. Nuestra gente quiere ayudar, pero las fundaciones caritativas tienen que trabajar para concretar ese potencial.
El objetivo no es convencer a la gente de que done; es convencerla de que su ayuda hace la diferencia y que su dinero va a ser usado en los niños que lo necesitan. Nos falta ese grado de confianza que se necesita para la caridad.
Tenemos que trabajar con las personas para enseñarles lo que hacemos. Espero que con el tiempo, los rusos desarrollen el hábito de donar 100 rublos de cada salario a alguna iniciativa caritativa.

Chulpan Khamatova junto a los chicos bajo los cuidados de la Fundación "Gift for Life" |
G.M.: ¿El deseo de ayudar, debería ser nutrido desde la temprana edad?
C.K.: ¡Sin lugar a dudas! Mi amiga y colega Dina Korzun vive en el Reino Unido y dirige la fundación British Chapter. Ella siempre me cuenta que la caridad es algo tan innato en la vida pública de Gran Bretaña que incluso reúnen donaciones en jardines de infantes. Sus hijas llegan del jardín y le dicen que al día siguiente tienen que llevar £1 para salvar a las jirafas que están siendo presa de cazadores furtivos. Y esto también sucede en Rusia. Los niños en edad escolar organizan ferias benéficas, hornean galletas, tejen servilletas a crochet, hacen juguetes, y luego venden todo y envían el dinero a nuestro fondo. Esto es lo correcto, porque de ese modo se aprende que ayudar a otros no es una proeza, sino que es parte de nuestra vida cotidiana.
G.M.: Sus hijos están en contacto con los jóvenes pacientes del Centro de Hematología, Oncología e Inmunología Pediátrica de Moscú, que recibe una importante ayuda de Gift of Life. ¿En qué los influye esa comunicación?
C.K.: Los médicos en realidad les prohíben a los menores de 18 años visitar los hospitales. Mis hijas conocen a los niños que reciben asistencia en los eventos y celebraciones que organizamos. Hace ya bastante tiempo que participan en las tareas de nuestra fundación: me ayudan a elegir los videos para los conciertos benéficos, les envían sus juguetes a los niños del hospital. Creo que esto les da la oportunidad de ver otro lado de la vida.

Chulpan Khamatova |
G.M.: ¿Qué debería hacer el gobierno para promover el desarrollo de la filantropía en Rusia?
C.K.: Hasta ahora se avanzó mucho. Por ejemplo, el gobierno derogó el impuesto a la “segunda ayuda”. En el pasado, los padres de los niños que ya habían recibido asistencia por parte de la fundación en el mismo año tenían que pagar un impuesto del 13% sobre el monto de asistencia adicional. Además, el gobierno modificó el Código Tributario, y ahora un ciudadano particular que dona dinero para caridad puede deducir este dinero de la renta imponible.
Pero claro está que no tenemos el apoyo estatal que tiene Inglaterra, por ejemplo, donde tienen el sistema Gift Aid, por el que si un donante completa una planilla especial, el estado agrega un 25% a la donación.
G.M.: Gift of Life le brinda ayuda, tanto a ciudadanos rusos como a niños de las ex repúblicas soviéticas. ¿Por qué es eso?
C.K.: Es verdad que les brindamos asistencia a niños de otros estados, pero sólo si los médicos locales certifican que se agotaron todas las opciones de tratamiento en su propio país y que es imposible obtener el tratamiento necesario en dicho lugar. Además, se requiere que nuestro propio consejo de expertos concluya que tratar al niño en Rusia es posible y necesario.
Desafortunadamente, aún cuando se cumplen estas condiciones, no podemos ayudar a todos los niños extranjeros. Por esa razón estoy muy feliz de que desde 2009 nuestro fondo caritativo homónimo, Gift of Life, haya estado trabajando en Ereván bajo el auspicio de la Primera Dama Armenia, Rita Sargsyan. Los niños armenios con cáncer reciben atención confiable de este fondo, que ya cuenta con el compromiso de muchos armenios. ¡Y eso es maravilloso!