Pedro Mouratian: “Generoso es aquel que da lo que no tiene”

Pedro Mouratian: “Generoso es aquel que da lo que no tiene”

Pedro Mouratian es ex interventor del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y ha representado a la Argentina en diversos foros y conferencias como la Segunda Conferencia de la ONU sobre el Racismo en Durban en 2009; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (CERD) en 2010, entre otros.  

Mouratian ha sido reconocido por su trabajo en derechos humanos por parte de las organizaciones locales judías e islámicas. En 2011 fue nombrado como Coordinador de Investigación y Formación sobre Políticas contra la Discriminación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y en julio de 2014 fue condecorado por el presidente de Armenia, Serzh Sarkisian por su sobresaliente trabajo público.  

En 2015 Pedro Mouratian fue convocado a formar parte del Panel de Expertos del Premio Aurora, el nuevo premio humanitario entregado a personalidades cuyas acciones hayan tenido un impacto excepcional en la preservación de la vida humana y la promoción de causas humanitarias, en nombre de los sobrevivientes del Genocidio Armenio, como muestra de gratitud a sus salvadores.  

Un hombre que fue marcado por la historia de su familia, que llegó a América del Sur como refugiada del Genocidio Armenio, afirma que esa historia le ayudó a ser el hombre que es hoy: profundamente comprometido con la causa de Derechos Humanos y la lucha contra la discriminación, la xenofobia y el racismo.  

E.A.: ¿Cuál es tu reflexión sobre el mundo actual?

P.M.: La primera sensación que surge es la indignación. Lo que más muestra el mundo hoy, son las miserias humanas a las que son capaces de llevar adelante quienes tienen mayor poder en desmedro de aquellos que tienen menos. Las imágenes que se muestran a través de los medios son parte de esa hipocresía porque se utilizan situaciones límites en las cuales vive determinada población para querer, de alguna manera, disciplinar las sociedades. Se intenta mostrar lo malo o lo negativo que puede llegar a pasar si no se cumplen determinados parámetros planteados desde los poderes concentrados. También me surge la preocupación, porque la situación es mucho más compleja de lo que uno cree y porque, evidentemente, estamos en un mundo en el que, para que sigan existiendo poderosos, tienen que seguir existiendo marginados. El desafío que tenemos como seres humanos es entender que mirando la televisión no vamos a poder resolver algo, sino que tomando una actitud protagonista, cada uno desde su lugar, podremos revertirlo.   

E.A.: Hay muchas personas que sí tienen un rol más activo, dejan esa comodidad y se van al centro de la cuestión.

P.M.: En las situaciones límite aparece tanto lo bueno como lo malo. Hay mucha gente comprometida con los derechos humanos, la dignidad del ser humano y los valores de justicia, que tienen actitudes dignificantes y enaltecen al ser humano. Al mismo tiempo, no hay que dejar que el árbol nos tape el bosque. Esas, por lo general, son actitudes individuales, pero hay responsabilidades que trascienden a las personas y es ahí donde entran en juego los estados y grandes poderes concentrados. Son ellos quienes deben dar respuesta y evitar que el centro sean estas personas. Lamentablemente, uno siempre destaca personalidades y, en realidad, lo que tiene que hacer esa persona es acompañar el proceso que está en manos de quienes tienen la capacidad de decidir y de revertir esa situación. Es central comprender que los estados deben hacerse cargo. Para eso hay que trabajar no solo desde lo social, sino también desde lo político. 

E.A: ¿Qué rol crees que cumple el Premio Aurora en este contexto?

PM: Lo primero y lo más importante es que el Premio Aurora le dará visibilidad a cuestiones que muchas veces pasan desapercibidas. Todos los que trabajan y han sido presentados como posibles candidatos, sin duda cumplen una labor importantísima en las sociedades. Lo que hacen, más allá de su trabajo, de su sacrificio, es mostrar que hay una deuda que tiene la sociedad con esos grupos o países. El Premio nos alerta sobre cuestiones que tienen que ver con los derechos humanos, la inclusión, la paridad, el respeto al otro. Lo positivo de todo esto es premiar a estas personas y también visibilizar ciertas temáticas, poniendo en juego la generación de conciencia porque, justamente, los cambios que se tienen que dar son, también, culturales. 

E.A.: Considering Armenia’s past, what does that fact that the prize is rooted in it signify? 

P.M.: La historia moldeó las características del pueblo armenio: agradecido, resiliente, un pueblo que construye permanentemente y siempre mira hacia adelante. Esa capacidad de reconstruirse y de destacarse lo ha llevado  a ser un pueblo milenario. 

El Premio Aurora viene a ser como una fotografía de lo que es el pueblo armenio; un pueblo que en base a la memoria y la justicia construye y muestra toda su capacidad, su caudal cultural, artístico y todas sus virtudes. 

Es admirable que se reconozca el esfuerzo y dedicación que los demás tienen por las causas humanitarias y, justamente esto, los rescata del anonimato.

E.A.: Como miembro del Panel de Expertos viste muchas historias de ayuda desinteresada, ¿Qué te generó esto, qué reflexión haces?

PM: Primero, me generó admiración saber que existe gente que tiene esa capacidad de entrega: hay personas que hacen un trabajo impresionante. Que un ser humano tenga esa capacidad de entrega es realmente muy lindo y merecedor de este y tantos otros reconocimientos. Fundamentalmente, lo que genera es saber que la lucha cultural no está perdida. En el mundo hay mucha gente que se brinda a partir de su compromiso con el otro y, en muchos casos, arriesgando su vida. Siempre dije y sostengo que generoso no es aquel que da lo que le sobra, sino que es aquel que da lo que no tiene. Es importante que se capte el sentido real de eso y que uno pueda dar aquello que no tiene. Haber leído o estudiado sobre la vida y el trabajo de las personas que brindan esos gestos inmensos de solidaridad muestran eso.    

E.A.: ¿Por qué crees que esas acciones deben ser recompensadas o reconocidas?

PM: Justamente porque son desinteresadas. Creo que el concepto sobre los cuales ellos generan esa entrega, es a partir de entender que, como decía Cristina Fernández, “la patria es el otro”. Significa que la vida es el otro. Si uno no es a través del otro, difícilmente pueda estar completo.

En nombre de los sobrevivientes del Genocidio Armenio y como muestra de gratitud a sus salvadores, el Premio ‘Aurora Prize for Awakening Humanity’ será otorgado anualmente a una persona cuyas acciones hayan tenido un impacto excepcional en la preservación de la vida humana y la promoción de causas humanitarias. El ganador del Premio Aurora será honrado con la suma de U$S 100.000. Además, esa persona tendrá la posibilidad única de continuar el ciclo de contribuciones, al seleccionar una organización que haya inspirado su trabajo, para que reciba la suma de U$S 1.000.000.
La ceremonia inaugural del Premio Aurora será el 24 de abril de 2016 en Ereván, Armenia.