Esta es la historia de una cooperación inesperada entre una activista humanitaria francesa experimentada y un capitán de mucha trayectoria de la flota mercante alemana. Antes de unirse a la lucha para ayudar a los refugiados, ambos vivían vidas completamente diferentes, pero la magnitud de la tragedia en el Mediterráneo ha despertado en ellos una conciencia que los impulsó a actuar juntos.
Sophie Beau estudió etnología, antropología y ciencias políticas y pronto se dio cuenta de que nunca estaría completamente satisfecha si se limitaba al papel de observadora. “Es muy interesante, pero es aún mejor utilizar esas habilidades en proyectos de desarrollo y cooperación”, explica. Sophie ha viajado mucho por todo el mundo y aprendió mucho de sus recorridos con la reconocidas ONG médicas en África, Asia y otras regiones del mundo. De vuelta en Francia, trabajó en Marsella coordinando misiones para facilitar el acceso a la atención médica para las personas que se encuentran en situaciones desfavorecidas.
En 2004, debido a la falta de recursos y el apoyo de sus socios europeos, la marina italiana dio por finalizada su operación de rescate Mare Nostrum en el Mediterráneo, que había comenzado en octubre de 2013, después de la tragedia de Lampedusa, un naufragio que se cobró la vida de 366 migrantes. “La Unión Europea ignoró los llamados de Italia, que permaneció sola en la primera línea mientras atravesaba una grave crisis económica y financiera”, dice Sophie y agrega: “en noviembre de 2014, ya no había ni un solo bote salvavidas en el Mediterráneo, pero el contrabando humano seguía. Mucha gente huía de Libia. Fue un invierno extremadamente mortal, el más mortal del Mediterráneo”.
Ese mismo año, Sophie Beau conoció al capitán Klaus Vogel.
Sophie Beau a bordo de la embarcación de rescate. |
Klaus es oriundo de Hamburgo, navegó por todos los mares del mundo. En 1982, el joven Klaus formó parte del equipo a bordo de un buque de carga en el Mar de China. Cuando el barco regresaba a Europa, el capitán les hizo cambiar la ruta para evitar a los llamados “balseros” que huían de Vietnam. Klaus pasó años lamentando no haber rescatado a esas personas. Cuando Italia terminó el programa Mare Nostrum, las imágenes de pesadilla de los refugiados vietnamitas volvieron a su cabeza, pero esta vez, estaba decidido a hacer algo. Klaus podía presumir de su larga experiencia marítima, pero nunca había tratado con el mundo humanitario. Entonces, Sophie se cruzó en su camino y juntos fundaron SOS Méditerranée en mayo de 2015.
“Lo que más me ha afectado es mi experiencia con personas en grave peligro y que viven con un miedo mortal. Uno ni siquiera puede imaginarse cómo es eso. Cambia a una persona. Para mí es claro y también lo es para aquellos con quienes trabajo, con quienes tenemos la obligación de rescatar a esas personas y ayudarlas de la mejor manera que podamos”, declaró Vogel en su entrevista para DW.
Mientras Vogel alquilaba un bote, el barco de rescate Aquarius, y se encargaba de los aspectos técnicos, Beau estableció el proyecto y obtuvo financiación. “Como ciudadanos y como europeos, no podemos permanecer indiferentes a lo que sucede en el Mediterráneo. No podemos dejar de rescatar a las personas que se ahogan frente a nuestros ojos”, reflexiona Sophie. “SOS Méditerranée fue idea de Klaus, fue su iniciativa. No debemos olvidar que esta crisis migratoria tuvo mucha menos cobertura en su momento; incluso, si todos lo supieran, los medios no habrían hablado de eso”.
Klaus Vogel ayuda a los refugiados a ponerse a salvo. |
Esta nueva ONG contactó a varios donantes institucionales, pero la afluencia de donaciones de ciudadanos europeos sorprendió a Beau y a Vogel. Gracias al crowdfunding, se recaudaron 275.000 euros en solo seis semanas. Incluso hoy, el 98% de las necesidades de la asociación son cubiertas por donaciones privadas.
SOS Méditerranée es una organización sin fines de lucro basada en el voluntariado, actúa independiente de todo poder político, se basa en una moral imperativa y también en la aplicación de la ley marítima que exige brindar asistencia en el mar. La organización tiene tres objetivos principales: salvar vidas, proteger a los sobrevivientes y brindar testimonio sobre la crítica situación en el mar. Estos son los valores básicos que Klaus y Sophie se esfuerzan por defender.
Por la naturaleza de su trabajo, la oficina de SOS Méditerranée en Marsella fue saqueada por un grupo de extrema derecha. La ONG se ha enfrentado repetidamente con los guardacostas libios mientras intentaba interceptar los barcos migrantes con destino a Italia. Las amenazas hacia los trabajadores humanitarios están en aumento y la organización tiene mucha presión por parte de los gobiernos europeos.
Cada año, miles de refugiados intentan llegar a Europa por mar. |
Como resultado, en 2018, se les rescindió el contrato chárter del barco Aquarius. El equipo se vio obligado a comenzar a buscar otra embarcación. Con gran esfuerzo, en agosto de 2019, un nuevo barco llamado Ocean Viking (el vikingo del océano) volvió al mar para rescatar a más migrantes. Hoy, el Ocean Viking, todavía está en cumplimiento de su misión mientras flamea la bandera noruega, la insignia del país de origen de Fridtjof Nansen, que respeta la ley marítima y los derechos humanos en todo el mundo.
A pesar del deterioro del contexto político, Sophie, Klaus y todos los voluntarios de SOS Méditerranée permanecen inquebrantables en su compromiso de salvar vidas. “Nos encontramos atrapados en esta instrumentalización política extrema de un tema demasiado mediatizado que, sobre todo, debería ser humanitario. La ley del mar y la situación de los refugiados es extremadamente clara y sin recursos. Es una cuestión de derechos humanos”, enfatizan los activistas.