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Reconstruir vidas

Reconstruir vidas

"Hay muchas personas sin hogar, que no tienen a dónde ir. Necesitan desesperadamente alimento y refugio; no están a salvo. Pero lo que más necesitan es la esperanza de tener un futuro por el que valga la pena vivir. Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para ayudar y llevar un rayo de esperanza," dice Roy Moussalli, fundador y director de la Syrian Society for Social Development (SSSD), una organización humanitaria que les brinda a las víctimas de la guerra en Siria la ayuda que tanto necesitan. 
 

Si bien se creó formalmente en 2009, la SSSD ha estado funcionando de manera extraoficial desde el año 2000. Gracias a una red de 1.800 empleados y voluntarios, la organización está ahora en condiciones de abastecer a 200.000 personas en varias ciudades y pueblos sirios. "Estas personas carecen de los medios para huir de la guerra y muchos de ellos no quieren hacerlo. Están esperando que termine la guerra, porque quieren regresar a sus pueblos y ciudades para reconstruir sus vidas”, explica Roy.

Cuando Roy se refiere a su misión en Siria, su amor y compasión por los necesitados saltan a la vista. 

Roy cree firmemente en la bondad de las personas. "Dales la oportunidad y ellos se abrirán a ti", dice con convicción. 

Hoy Roy Moussalli tiene 60 años y conoce bien la naturaleza humana –ha sido capaz de detectar a personas necesitadas desde que tenía 20. A diferencia de muchos otros, Roy nunca fue capaz de "mirar hacia otro lado". Este rasgo influyó significativamente en la elección de su camino en la vida. 

 

 

 Se proporciona asistencia psicológica a los niños en las proximidades de viviendas sin terminar para desplazados; 2015

Eissa lo cambió todo 

Nacido en Damasco, Roy Moussalli todavía era un niño cuando su familia se trasladó al Líbano. Después de completar sus estudios en ingeniería mecánica en la Universidad Norteamericana de Beirut, regresó a Siria en 1979 para hacer el servicio militar. Una vez que cumplió con sus deberes, ocupó un cargo directivo en Allied Diesel, una distribuidora de General Motors en el Medio Oriente. Hasta ese entonces, la vida de Roy en Damasco parecía relativamente normal, pero el joven no podía evitar preguntarse acerca del sentido y el propósito de nuestra existencia.  

Un día, unos amigos que trabajaban como voluntarios en Fight and Light, una comunidad dedicada a personas con deficiencia psíquica, le pidieron a Roy que cuidara a un niño. 

"Eissa cambió mi vida", cuenta Roy. "Irradiaba alegría y estaba rebosante de energía. Él fue quien me enseñó el verdadero sentido de la vida". 

Los dos forjaron una amistad profunda y duradera. "Cuanto más conocía a estas personas, más quería estar presente para ellos", dice Roy. No siempre fue fácil, porque tenía un trabajo exigente que le dejaba poco tiempo libre. En 1983, Roy se convirtió en socio de Allied Diesel y comenzó a dedicarles más tiempo a las personas necesitadas y a hacer todo lo posible por aliviar su situación.  

 

         Chicos desplazados por la guerra durante una sesión psicoterapéutica. Damasco, 2015

 

En 1998, Roy asumió como consultor en la ONG británica Questscope. En 2006, renunció a su trabajo de ingeniero y se dedicó de lleno a ayudar a los menos afortunados. Tan pronto como se fundó, la SSSD comenzó a trabajar con el centro de menores Khaled Bnil Waleed Juvenile Center, en la implementación de un programa de mentores con los agentes penitenciarios. "Estos jóvenes tuvieron un pasado problemático: estaban a la espera del juicio o ya tenían antecedentes penales", dice Roy.

Muchos de los jóvenes de los que Roy se hizo cargo lograron reinsertarse en la sociedad. "Recuerdo a Abdurrahmane, un joven muchacho que había sido repudiado por sus padres cuando se divorciaron. Había cometido algunos delitos menores y se portaba mal en la casa –un típico grito de ayuda de los jóvenes", recuerda Roy. El esfuerzo que realizó Roy para que padre e hijo se reencontraran finalmente tuvo sus frutos. "El día en que el muchacho se reunió con su padre en el centro, después de todo lo que había sucedido, parecía el joven más afortunado del mundo". Abdurrahmane se dio cuenta de que se le había dado una oportunidad para compensar sus malas acciones y la aprovechó. Comenzó a ayudar a su padre, cuidaba a sus medios hermanos y regresó a la escuela. "Es importante mostrarles a estos jóvenes las consecuencias que sus acciones causan en los demás, y mostrarles que la sociedad es benévola y que vale la pena pertenecer a ella, que el mundo les da la bienvenida", afirma Roy.

 

Una sesión del programa de tutorías en el Centro de Menores de Khalid Bin Waleed, Damasco, 2011

 

La guerra también lo cambió todo

Desde que estalló la violencia en Siria, Roy cambió el foco de atención, pasó de trabajar con los marginados a ayudar a toda la población; prácticamente todos los habitantes del país son víctimas de la guerra. Roy se dispuso a ayudar a tantos como pueda. Él y su red de empleados y voluntarios brindan ayuda humanitaria en la capital de Siria, Damasco, y en otras ciudades que han sido completamente arrasadas, como Alepo, Hama y Homs. "Cuando tenemos electricidad, cocinamos. Cuando tenemos agua, nos aseamos. Y llenamos cualquier cubeta y recipiente disponible hasta el borde para abastecer a los habitantes durante los muchos días en los que no hay agua. "La gente en Siria está luchando día a día por sobrevivir", dice Roy. "Nunca se sabe donde caerá la siguiente bomba".

 

               Un refugio de emergencia para las personas desplazadas internamente en Alepo, Siria

 

Las personas en Siria buscan refugio en casas bombardeadas que están parcialmente reducidas a escombros. Invaden escuelas y edificios municipales, que se han transformado en viviendas colectivas, compartiendo lo que solían ser aulas y oficinas con muchos de sus compatriotas. "Además de tener que preocuparse constantemente por encontrar la forma de sobrevivir un día más, las personas no tienen  privacidad en cuartos tan atestados de gente. Muchas mujeres han perdido a sus maridos y a sus padres; quedaron solas al cuidado de sus familias. Lo que necesitan no es sólo alimentos, seguridad y atención médica, sino también apoyo psicosocial. "Necesitan comprensión y compasión", destaca Roy. 

Por eso, dejar el país no es una opción para él. "Estas personas me necesitan, nos necesitan donde están", dice.  

 

¿Qué espera Roy para el futuro? Que llegue el fin de la guerra, porque hay algo que sabe a ciencia cierta: "La violencia engendra más violencia. La única manera de alcanzar la paz duradera es hablando el uno con el otro. Estas personas están sufriendo pérdidas que nunca se podrán compensar".

 

En representación de los sobrevivientes del Genocidio Armenio y como muestra de gratitud a sus salvadores, el Premio ‘Aurora Prize for Awakening Humanity’ será otorgado anualmente a una persona cuyas acciones hayan tenido un impacto excepcional en la preservación de la vida humana y la promoción de causas humanitarias. El Galardonado del Premio Aurora será honrado con la suma de U$S 100.000. Además, esa persona tendrá la posibilidad única de continuar el ciclo de contribuciones, al seleccionar organizaciones que hayan inspirado su trabajo, para que reciba la suma de U$S 1.000.000.
La ceremonia inaugural del Premio Aurora será el 24 de abril de 2016 en Ereván, Armenia.