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Héroes de hoy: Mark Moogalian

Héroes de hoy: Mark Moogalian

El profesor estadounidense de origen armenio Mark Moogalian vive en París, donde enseña inglés en la Universidad de la Sorbona. Su pausado estilo de vida fluye como el río Sena, en cuyas aguas descansa su casa flotante. Pero el 21 de agosto de 2015 el retrato de Mark adornó las portadas de los periódicos de todo el mundo. Ese fatídico día, Mark fue uno de los héroes que arriesgó su vida para desarmar a un terrorista que empuñaba un Kalashnikov en el tren Thalys que se dirigía de Ámsterdam a París.

 

Esta es la historia de un verdadero héroe cuya valentía sólo se compara con su humildad. Mark, un carismático hombre de mediana edad, vive en una casa flotante anclada en el Sena, al oeste de París, con su esposa Isabel y su perro Benny. El balanceo rítmico del barco transporta a sus residentes a algún lugar lejano, sin restricciones de horarios y lejos del ajetreo de la ciudad; un refugio creado por Mark e Isabel que se convirtió en su fuente de inspiración. 

Mark Moogalian nació el 24 de abril (una fecha significativa para todos los armenios) de 1964 en la ciudad de Durham, en Carolina del Norte. Creció en Virginia, en la costa este de Estados Unidos, con cinco de sus hermanos.

En 1908, el abuelo de Mark, Harry, quien acababa de cumplir 14 años, fue obligado a abandonar su ciudad natal de Kharberd en el Imperio Otomano para partir hacia el nuevo mundo. "Él se paró al lado de una de las pasajeras y fingió ser su hijo", explica Mark. El barco zarpó rumbo a Rhode Island, donde Harry se instaló y donde más adelante se casó con una inmigrante italiana oriunda de Nápoles. Un año más tarde, llegó la hermana de Harry, que se casó con un armenio. Luego, la familia entera se trasladó a la ciudad de Hopewell, en Virginia, que tenía una comunidad armenia extensa y muy unida. "Los armenios trabajaban duro, querían tener una mejor vida cueste lo que cueste", dice Mark. 

Mark Moogalian tuvo una niñez idílica. Creció en un  barrio tranquilo de clase media estadounidense. Después de la secundaria, Mark ingresó a la Universidad de Richmond, donde presenció por primera vez la desigualdad social que tan a menudo padecen las grandes ciudades estadounidenses. Pero las verdaderas lecciones de vida lo aguardaban fuera del campus universitario.  

Cuando era muy joven, Mark se enamoró de la música. Escribía canciones y tocaba la guitarra y la trompeta en varios grupos musicales. "Yo era algo así como el líder de la banda", recuerda. Sus principales motivos de orgullo son los dos grupos que creó, Look Like Bamboo y Java Man. Le gustaban con locura los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan y Brian Eno, pero nunca presentó covers de sus canciones en el escenario. Si Mark se hubiera quedado en Nueva York o se hubiera mudado a California, probablemente habría tenido una excelente carrera musical. Pero el destino le deparaba algo más.

Desde pequeño, Mark soñaba con conocer Europa, en especial Francia. Solía mirar fotografías de ríos y valles del viejo continente. A la edad 26, finalmente llegó a Londres, donde tocaba en bares y en las calles. Más tarde ese mismo año se mudó a París y, si bien no tenía dinero, llevaba una guitarra y un corazón lleno de esperanza.

 

            Mark y su esposa Isabel en la sala de ensayo de su casa flotante.

Bailando bajo la lluvia en París

Una vez en París, Mark se hospedaba en hoteles económicos y residencias estudiantiles. Dormía afuera y ganaba dinero como músico callejero. Al principio, no podía decir dos palabras en francés y comía lo que encontraba, quedando a merced de la gente amable que se compadecía de la situación del joven músico. 

Una tarde de otoño, mientras buscaba un lugar para dormir, Mark llegó al Bosque de Boulogne, a la orilla del río Sena. Allí, encontró una barcaza, en apariencia abandonada. "¡Tenía una acústica increíble! Como si uno estuviera en el vientre de una ballena", recuerda. Los dueños de la casa flotante le permitieron a Mark quedarse, siempre y cuando los ayudara a repararla. "En Estados Unidos, los músicos no huían de los trabajos de construcción", explica Mark. Además, ya tenía experiencia en el rubro.

Uno de los amigos franceses de Mark, lo invitó a cantar en un bar cerca de la Plaza Pigalle. De a poco, fue encontrando su camino en París, se asentó en la ciudad, aunque sus condiciones de vida seguían siendo austeras. "Durante casi un año, no tuve agua corriente, así que tenía que lavar afuera con la ayuda de una máquina de café", relata. Cinco años después, Mark volvió a los Estados Unidos e intentó encontrar trabajo como profesor de francés, pero no tuvo suerte, entonces regresó a Francia donde se quedó para siempre. 

Mark interrumpió temporalmente su carrera musical para concentrarse en la enseñanza del inglés. Fue sólo después de su boda, en el año 2003 que, junto con su esposa, crearon una nueva banda llamada Secret Season. Hoy en día, la banda ya lleva lanzados cuatro álbumes.

                                        Mark e Isabel

El día en que todo cambió

El 21 de agosto de 2015, Mark y su esposa Isabel regresaban a París de sus vacaciones en la ciudad de Ámsterdam, a bordo del tren Thalys. Mark estaba leyendo un artículo sobre el Super Bowl en su celular, cuando de reojo notó que un hombre entraba al baño, con una maleta grande con ruedas. "Al principio no pensé que era tan peligroso", dice Mark. Para asegurarse de que todo estaba bien, se levantó y se dirigió hacia el baño. Allí fue cuando vio al joven salir armado con un rifle Kalashnikov. Llevaba una mochila sujetada al pecho. "Tenía muchos cartuchos de bala. Lo primero que pensé fue, 'Es imposible que pase esto; ¡debe ser una broma! ¡Alguien decidió adelantar Halloween este año!" recuerda Mark.

Uno de los pasajeros intentó agarrar y desarmar al terrorista. Mark corrió a su ayuda. Todo sucedió muy rápido. "Me di vuelta, la vi a Isabel y me di cuenta de que si no hacía nada, ella sería la primera víctima. Me acerqué a ella y le dije en voz baja: 'Sal, esto es serio'. Mientras el terrorista forcejeaba con el pasajero, Mark agarró el rifle y logró caminar unos pasos, gritando: "¡Tengo el arma!"

Luego se le nubló la vista. El terrorista le había disparado en el hombro izquierdo con una pistola. Mark cayó desplomado. "Primero escuché un bullicio y luego sentí que estaba flotando en el aire. Sentía como si una pelota de ping pong hubiera estallado dentro mío", recuerda. La bala le fracturó dos costillas, rozó una arteria y salió por el cuello. 

"Pensé que era mi fin. Cuando el terrorista vino hacia mí para recuperar el rifle, estaba seguro de que me mataría. Cerré los ojos y fingí estar muerto; que es lo que uno hace si se encuentra con un oso en los bosques de Virginia. El mundo se iba oscureciendo, pero vi a tres estadounidenses derribar al hombre".

Mark se desmayó. "Vi a mi madre, que había fallecido dos años antes. Parecía una película de los años sesenta: imágenes en blanco y negro, mi mamá lavando los platos, usando los anteojos que estaban de moda en esa época. Reconocí la casa de mi infancia. Y entonces oí una voz: '¡Abra los ojos! ¡Si no los abre ahora, nunca más lo hará!' Así lo hice y todo regresó: el bullicio, el dolor y el alboroto. Sólo en ese momento me di cuenta de lo que había sucedido. Varios minutos más tarde Isabel, quien se había escondido detrás del asiento, le dijo a Spencer, uno de los estadounidenses, que yo me estaba muriendo desangrado. El tren se detuvo y lentamente comenzó a ir marcha atrás".

Spencer Stone, el soldado norteamericano que finalmente desarmó al terrorista, sabía algunas técnicas de primeros auxilios. Presionó con el dedo la herida de Mark para detener el sangrado. Lo mantuvo presionado todo el tiempo hasta que el tren llegó a la estación de Arras. "Spencer  pensó que yo moriría, lo contó más tarde en una entrevista con un periódico estadounidense. Pero en ese momento no me lo dijo. Me di cuenta de que iba a sobrevivir sólo cuando vi que un doctor se acercaba a mí", recuerda Mark.

Mientras estaba en el hospital, Mark recibió cientos de mensajes, tanto de sus amigos y parientes, como de desconocidos. ¿Qué fue lo que más lo emocionó? La llamada del Presidente de la República Francesa. "Mientras hablábamos, tenía miedo de cometer algún error en francés. Fue un momento increíble", recuerda Mark, y añade: "Un sábado a la mañana, el Presidente ofreció una recepción maravillosa para mí e Isabel en el Palacio del Elíseo. Lo pasamos muy bien". 

'Mark recuerda, también, otro momento fuerte. La cena del 28 de enero 2016, en el marco de un evento oficial organizado por las asociaciones armenias de Francia. Sintió una intensa emoción cuando recibió la medalla del coraje. Sin embargo, esa noche no se atrevió a confesarle a sus amigos orgullosos de él... que nació un 24 de abril.