Zannah Bukar Mustapha dejó sus más de 20 años de experiencia en derecho para centrarse en la educación, luego de que se diera cuenta de la magnitud del daño causado a las generaciones más jovenes de Maiugari, Nigeria, que en 2007 se convirtió en el bastión de Boko Haram. Mientras que las fuerzas del gobierno combatían a los insurgentes, los civiles inocnentes eran quienes se convertían en víctimas y los niños eran los que más sufrían. Muchos de ellos quedaron fuérfanos y no tenían esperanzas de una vida mejor. “Sentí que ya no eramos modelos a seguir para los más jovenes cuando nos miraban. Vi la cantidad de niños en las calles, andando sin esperanzas por el futuro y por eso sentí la necesidad de establecer la Fundación”, recuerda Mustapha. “No se trataba de, simplemente, darles un refugio, eso no era suficiente”.
En 2007, a pesar de que su experiencia en educación era muy limitada, pues había sido profesor antes de estudiar derecho y fue hace muchos años, estableció la Fundación Escuela Future Prowess Islamic. Al comienzo, se inscribieron 36 huérfanos. Para el año 2009, la escuela tenía niños que habían nacido en ambos bandos: de los insurgentes de Boko Haram y los que fueron asesinados por ellos. Desde el principio, la institución se comprometió a trabajar con las viudas y trató de rehabilitar a la comunidad dividida por la desconfianza, el odio y la violencia. “Formaron cooperativas donde podían tener apoyo y coordinar sus esfuerzos. Porque una mujer promedio en el norte de Nigeria se vuelve vulnerable cuando su esposo muere”, explica el abogado convertido en activista humanitario. La Fundación no sólo brindaba educación para los chicos, sino que también se aseguraba de que sus madres tuviesen una red de apoyo.
Estudiantes de la Fundación Escuela Future Prowess Islamic
“Habían echado a los niños a las calles, sin que nadie los cuidara, así que mi fundación se hizo cargo. En 2009 llegamos a acoger a 250 niños y a 200 mujeres viudas que habían sido abandonadas”, dice Mustapha. A medida que la comunidad creció, también enfrentó desafíos. Algunos tenían que ver con el currículo de la escuela. Los educadores querían que los chicos estudiaran una amplia gama de temas, incluidos los idiomas como el inglés y el francés que se hablan en otros lugares, pero algunas de las viudas se opusieron y lo llamaron “influencia occidental”. Su negativa se puede comprender de una manera más sencilla si se tiene en cuenta que en idioma Hausa, Boko Haram significa, literalmente, “la educación occidental es pecaminosa”. Siempre un habilidoso negociador, Mustapha logró apagar esos temores y obtuvo su consentimiento. Algunas materias fueron más fáciles de introducir que otras. Por ejemplo, Mustapha logró un caso brillante para álgebra ya que, después de todo, ¿no la inventaron los árabes?
Sin embargo, navegar por la política escolar no fue nada en comparación con la negociación para la liberación de los menores de edad que permanecían cautivos en poder de Boko Haram. A lo largo de los años, Mustapha actuó como mediador entre el gobierno y los insurgentes. Desempeñó un papel vital en las negociaciones de octubre de 2016 y mayo de 2017, en las que lograron rescatar a 103 niñas que habían sido secuestradas por Boko Haram en Chibok en abril de 2014.
Mustapha recuerda esos días como los más terroríficos de su vida. Pero persistió porque se centró en su propósito. “Fui a buscarlas. Me paré frente a las chicas y les dije: ‘Ahora se van a ir a casa. Este es el fin de su sufrimiento’. Y cuando vi que estaban afuera, me sentí feliz”. Por este acto de valentía excepcional, además de crear “un espacio seguro para los niños, basado en la coexistencia pacífica y la equidad de género”, fue seleccionado como ganador del Premio Nansen para los Refugiados 2017.
Zannah Bukar Mustapha ayudó a liberar a 82 niñas de Chibok en Sambisa
Mientras Mustapha negociaba por la libertad de las niñas, la escuela permaneció fuerte. Los insurgentes se dirigieron específicamente a las instituciones educativas para cerrarlas e, incluso, las quemaban acusándolas de difundir ideas consideradas ajenas a la cultura local. El hecho de que la Fundación Escuela Future Powess Islamic tuviera estudiantes de todos los sectores, incluidos los partidarios de Boko Haram, ayudó para que siga funcionando. Solo en el noreste de Nigeria, más de 800 escuelas se vieron afectadas. Pero ésta, nunca cerró sus puertas.
“Uno de nuestros puntos fuertes es la diversidad. Todo el mundo es parte de la escuela. Nadie piensa que está solo o que no es parte. Nadie se queda al margen, nadie puede decir que no pertenece aquí”, explica Zannah Bukar Mustapha. Esto también se refiere a los padres: la escuela intenta involucrarlos de la manera más activa posible, fortaleciendo su relación con sus hijos, mientras se trabaja de manera sutil para desradicalizarlos. “Las viudas estudian con sus hijos durante los recreos. Los padres están allí y eso tiene un gran impacto”, dice Mustapha. La diversidad también se refleja en la composición de género de la Fundación Escuela Future Prowess Islamic. Para esta región, tiene un porcentaje inusualmente alto de alumnas. Como dice Zannah Bukar Mustapha, “Esta es una escuela donde todos los niños importan”.
El proyecto demostró ser tan exitoso que decidió abrir otra escuela para estudiantes más grandes. Él lo llama Future Prowess Academy (Academia de la proeza del futuro). “Tenemos un centro donde proveemos entrenamiento para las viudas, es increíble porque las personas ven a sus viejos enemigos cara a cara y en dos o tres años se convierten en amigos”, cuenta Mustapha. Una idea tan simple, ha producido resultados impresionantes. Las personas que hace poco estuvieron en bandos diferentes, de repente se encuentran con sus oponentes en el aula, donde no pueden evitar cambiar de opinión. Zannah Bukar Mustapha siente que no ha hecho suficiente y espera poder abrir la Universidad Future Prowess algún día.
Zannah Bukar Mustapha y el gobernador de Borno, Nigeria, durante la Conferencia Humanitaria Mundial, Turquía 2016
Los paralelismos entre la tragedia que llevaron a la creación del Premio Aurora y los acontecimientos recientes en Nigeria son fáciles de discernir para él: “El Genocidio en la historia Armenia es similar a lo que muchos de nuestros estudiantes enfrentan. Cuando recibí la llamada por la nominación, me sorprendió, pero me siento feliz por identificarme con Aurora”.
Su trabajo es peligroso y desafiante, sin embargo, persevera. ¿El secreto de su compromiso? Una fuerte creencia en la unidad frente a la adversidad. “Todos estamos unidos como una sola humanidad y no podemos no estar uno con el otro. No podemos escaparle. Tenemos que hacer sacrificios. No podemos dejar a la humanidad como está”, dice Mustapha.
Foto: © UNHCR, Rahima Gambo