El dilema del periodista

El dilema del periodista

Petra Tabeling pasó muchos años en el frente de diversos conflictos y desastres naturales para WDR, Deutsche Welle and Frankfurter Allgemeine. Además, ha dirigido la oficina norteamericana de “Dart Center for Trauma and Journalism” (“Centro Dart para el Periodismo y Trauma”), en Alemania, Austria y Suiza. Hoy, continúa tratando de ayudar a sus colegas a sobrellevar las consecuencias de su trabajo en los puntos de conflicto del mundo, a través de sesiones especiales de formación. A continuación, Petra nos da su opinión sobre la influencia que tiene la cobertura de los medios de comunicación sobre nuestra voluntad de brindar ayuda a las víctimas. 
 

Lecciones de felicidad

Comencé mi carrera periodística en los años 90 como reportera desde regiones post-conflicto, como Irlanda del Norte. Siempre pensé que comprendía mi rol como periodista que reporta sobre injusticia social, dificultades o agitación política. Pero una de mis tareas resultó especialmente difícil.

En 2001 trabajaba en una historia sobre niños infectados con HIV en Rumania y en Europa del Este, luego de haber pasado varias semanas en diferentes centros de salud. Estaba enojada con las crueles políticas del régimen de Nicolae Ceausescu que se llevaron a varias víctimas inocentes; estaba enojada por la ceguera que tenían los medios y la sorprendente pobreza.

Pensaba que tenía que hacer algo para ayudar de alguna manera y no sólo informar a la gente sobre la situación. Pero esos chicos, quienes enfrentaban la muerte inminente, me enseñaron algo muy importante: disfrutar el presente. Titulé esa historia como “Niños de la felicidad”. Lo mínimo que podía hacer por ellos como periodista, era hablar sobre su existencia en estas terribles circunstancias y contarle a la gente cómo podían hacer para donar y ayudar a estos chicos. Eso fue un progreso.

Es una cuestión muy personal para cada periodista, pero el sentimiento de culpa es inevitable, sin importar cuál sea la elección.

 

El dilema del reportero

¿Debemos ayudar a los protagonistas de nuestras historias o es mejor continuar haciendo nuestro trabajo? 

La crisis de los refugiados en Europa trajo, una vez más, la cuestión sobre el tapete. Recientemente, se llevó a cabo en Berlín, un foro público donde varios de los oradores; corresponsales y fotógrafos alemanes que trabajan en Grecia y en Hungría, hablaron abiertamente sobre este dilema. Ninguno consideró incluir en sus noticias sobre la ayuda a estas personas. Ellos ayudaron a los migrantes a conseguir comida, agua y otras necesidades porque, en ese momento, la ayuda humanitaria no había llegado a los campos de refugiados. 

 

                                                               Petra Tabeling

Pero hay periodistas que piensan lo contrario. No pretenden ser parte del personal de misiones humanitarias ya que, de todos modos, no serían capaces de reemplazarlos. En cambio, están convencidos de que la responsabilidad del reportero es transmitir la información de la escena y hacerlo lo más profesional posible. Discutimos estas y otras cuestiones difíciles durante nuestros seminarios.

 

Imágenes espantosas

¿Qué efecto tiene nuestro trabajo en el mundo? Para un espectador medio, la avalancha de impactantes imágenes de tragedias y de desastres, a menudo produce sentimientos de impotencia y de resignación. Usualmente, esto nos deja pensando en que el mundo es un lugar peligroso y no hay nada que podamos hacer al respecto. Esto me recuerda al proverbio romano en tiempos de guerra: “homo homini lupus est” (“el hombre es el lobo del hombre”).

Ciertamente, no hay nada nuevo en esto, pero la diferencia es que antes no teníamos tan fácil acceso a las escalofriantes imágenes, independientemente de nuestra voluntad o falta de ella, para enfrentar esta realidad. Y no olvidemos que los terroristas también hacen un amplio uso de las redes sociales para promover sus causas.

Es muy posible manejar este problema, siempre y cuando reconozcamos su importancia y tratemos de asegurar que nuestros informes no estén totalmente dominados por las bajas, sino, también, incorporar historias de aquellos que superan las tragedias y sobreviven.

“Titulares sangrientos”

Los periodistas salvan vidas cuando informan a la sociedad sobre situaciones peligrosas, pero también es importante pensar sobre la forma en la que nuestros informes afectan a aquellos quienes sufren y a aquellos cuyas vidas continuarán después de que el informe termine.

El problema es que, como periodistas, perseguimos un “titular sangriento”, sin darle mucha importancia a lo que le suceda después a la comunidad y cómo, quienes viven allí, cambiarán luego de algunos años. Debemos enseñar a los periodistas a pensar enfáticamente. Mis colegas y yo tratamos de hacer esto durante años.

Es muy importante lograr que la víctima sienta el control de la situación debido a que, usualmente, los sobrevivientes se sienten indefensos. Un enfoque insensible y distante hacia los sentimientos de las víctimas puede agravar su condición e, incluso, conducir a repetidos traumas. Es necesario informar a la persona sobre qué va a tratar la historia, hacerle saber qué imágenes serán transmitidas, mostrarle cómo se verá y recordarle que puede decir “basta” en cualquier momento de la entrevista.

 

Bondad activa

Muchas de nuestras acciones dependen de nuestra crianza, educación y existencia de modelos y roles pasivos. Es importante encontrar el balance adecuado entre la delicada simpatía y lo que parece ser la compasión, cuando se trata de ayudar a otros. Pero no se limiten sólo a la compasión pasiva, es poco probable que eso cambie la vida de alguien.

Los medios desempeñan un rol importante en este caso. Los periodistas tienen que informar más historias con modelos positivos a seguir, que puedan convencer a las audiencias que cualquiera es capaz de hacer buenas acciones. 

 

En representación de los sobrevivientes del Genocidio Armenio y como muestra de gratitud a sus salvadores, el Premio ‘Aurora Prize for Awakening Humanity’ será otorgado anualmente a una persona cuyas acciones hayan tenido un impacto excepcional en la preservación de la vida humana y la promoción de causas humanitarias. El Galardonado del Premio Aurora será honrado con la suma de U$S 100.000. Además, esa persona tendrá la posibilidad única de continuar el ciclo de contribuciones, al seleccionar organizaciones que hayan inspirado su trabajo, para que reciba la suma de U$S 1.000.000.
La ceremonia inaugural del Premio Aurora será el 24 de abril de 2016 en Ereván, Armenia.