Las futuras generaciones de Pakistán necesitan protección contra el trabajo en servidumbre

Las futuras generaciones de Pakistán necesitan protección contra el trabajo en servidumbre

Syeda Ghulam Fatima es una activista pakistaní por los derechos laborales, es Secretaria General de Bonded Labor Liberation Front (Frente de Liberación del Trabajo en Servidumbre) y es Embajadora de la Buena Voluntad del Foro Aurora. 
 

He sido testigo de las atrocidades de la esclavitud desde que era una niña. Rodeada de personas cuyas vidas fueron despojadas ladrillo por ladrillo, he visto yo misma el devastador control que la industria de los hornos de ladrillos tiene sobre millones de personas en Pakistán.

Forzados a trabajar a punta de pistola desde el amanecer hasta la noche, los niños pequeños, los ancianos, los hombres y las mujeres son torturados en manos de los adinerados propietarios de los hornos. Las violan, los humillan y los dejan en la pobreza sin comida, sin ropa ni refugio.

Aunque el trabajo en servidumbre es ilegal en Pakistán desde 1992, más de 25.000 hornos de ladrillos operan en todo el país, atrapando al menos, a 4,5 millones de trabajadores en un círculo vicioso. Especialmente en zonas rurales, las personas analfabetas y desesperadas son engañadas para que acepten pequeños préstamos a cambio de trabajar en los hornos. Pero a medida que su deuda aumenta, estos trabajadores que no cuentan con los medios de pago, son condenados a toda una vida de trabajo en los hornos y su deuda se transfiere a sus hijos cuando ellos mueren. A estos niños se les niegan los derechos humanos básicos y son obligados a trabajar en pozos de lodo, a moldear ladrillos a mano y a calentar los hornos.

Liberar a las personas de este círculo es esencial si queremos proteger a las futuras generaciones de pakistaníes de sufrir el mismo destino. Pero para que esta liberación sea beneficiosa para los sobrevivientes del trabajo en servidumbre, debemos darnos cuenta de que esa liberación es sólo el primer paso.

La verdadera lucha es garantizar su empoderamiento para que puedan prosperar en la sociedad una vez que sean liberados. La experiencia del abuso a largo plazo es una herida duradera que no puede ser curada inmediatamente en el momento del rescate. Muchos chicos no pueden comer o incluso llorar durante varias semanas después de ser llevados a un lugar seguro, ni tampoco se sienten lo suficientemente empoderados para buscar nuevas habilidades o recuperar la confianza en sus comunidades.

Se deben hacer mayores esfuerzos en la sociedad para lograr la rehabilitación de las víctimas del trabajo en servidumbre de manera que les permita recuperarse del ciclo de abuso que han sufrido y, al mismo tiempo, prevenir que regresen a los hornos.

Existe la necesidad de una provisión integral de atención de salud mental, educación, protección y asesoramiento legal para los sobrevivientes. Brindar educación a los trabajadores liberados sobre sus derechos y las habilidades necesarias para poder mantenerse por sí mismos es esencial para que puedan encontrar un empleo alternativo y seguro.

Esto implica capacitar a los trabajadores de los hornos de ladrillos con habilidades alternativas tales como conducir un taxi o rickshaw, hacer manualidades, coser, cortar el cabello, realizar trabajos de belleza, jardinería, cocina comercial o reparación de teléfonos móviles y electrodomésticos, para que después de recuperar su libertad puedan seguir trabajando fuera de los hornos.

También necesitamos inversiones para la construcción de escuelas para los trabajadores de los hornos (adultos y niños) para que puedan aprender aritmética, leer y escribir, lo que les ayudaría a calcular sus salarios y encontrar un empleo alternativo. Necesitamos establecer centros comunitarios y trabajar con líderes comunitarios respetados en los planes de reintegración para que las comunidades acojan a los sobrevivientes. También tenemos que trabajar con las autoridades locales para mejorar el acceso a los documentos de identidad de los sobrevivientes para que puedan votar y beneficiarse de los servicios públicos.

La rehabilitación y la educación a largo plazo son cruciales para dotar a la próxima generación con conciencia, habilidades y protección necesarias para poder superar el sistema que ha tratado de mantenerlos encadenados.

Pero las cuestiones como esta que se dan en todo el mundo, no se pueden combatir de manera aislada.

Como tal, es fundamental que existan plataformas globales para que las personas puedan arrojar luz sobre cuestiones y discutir sobre este tipo de temas y debatir cómo podemos proteger a las comunidades en riesgo en todo el mundo, a largo plazo. Por lo tanto, estoy orgullosa de ser Embajadora de la Buena Voluntad del Foro Aurora, junto con una red de distinguidos activistas humanitarios, educadores y líderes empresarios. El evento inaugural que se llevará a cabo del 14 al 21 de octubre, reunirá a personas de todo el mundo que comparten la creencia de que todos tenemos un interés personal en el progreso y la defensa de la humanidad.

Durante el Foro se presentará el cuarto Premio Aurora Prize for Awakening Humanity, un premio de U$S 1 millón que se otorga anualmente a un activista humanitario excepcional que arriesga su vida para defender a los demás.

Me han disparado, golpeado e incluso electrocutado por mi activismo y estoy orgullosa de la labor que hemos realizado en la lucha contra el trabajo en servidumbre en mi país. Pero el camino para proteger a los futuros niños de Pakistán de experimentar lo que yo y otras millones de personas hemos vivido, requerirá más sacrificios y una mayor comprensión internacional de la necesidad de los métodos de rehabilitación.

Este artículo fue publicado en Thomson Reuters Foundation News