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Trabajar en una zona de guerra

Trabajar en una zona de guerra

Los médicos que trabajaron como voluntarios en la primera línea durante la guerra de Artsaj de 2020, participaron de un debate sobre los desafíos mentales, físicos y psicológicos que enfrentaron allí.

Los Diálogos Aurora Online, llamados “Trabajar en una zona de guerra”, fueron organizados en cooperación con la plataforma de debates Futures Studio el 9 de marzo de 2021 y se centró en los desafíos mentales, físicos y psicológicos que enfrentaron los médicos que estuvieron en la primera línea durante la guerra de Nagorno Karabaj.

Cuatro participantes de diferentes partes del mundo se reunieron para participar del debate:  Shagen Danielian, cirujano torácico de Moscú; Gevorg Grigoryan, cirujano general de Ereván; Gregory Khatchatourov, cirujano cardiovascular de Ginebra y Armen Hagopjanian, cirujano podiatra de Los Ángeles. Todos ellos se encontraban entre las docenas de médicos desinteresados que se ofrecieron como voluntarios para trabajar en la primera línea durante la guerra de Artsaj (Nagorno Karabaj) en otoño de 2020.

El moderador, Armen Minassian, le dio la bienvenida a los voluntarios del “ejército de bata blanca”, expresó su gratitud y les preguntó sobre la decisión de ir al frente y sobre la realidad de trabajar allí.

Durante la guerra, Shagen Danielian fue a Artsakh dos veces. La última vez fue a finales de octubre, cuando la situación se agravó y las bombas explotaban más cerca de la carretera entre Armenia y Artsaj. “Me di cuenta de que mi familia podía perderme, pero sería más doloroso si me quedaba y trabajaba en Moscú como de costumbre, sabiendo que podría haber ayudado a los heridos, pero sin haberlo hecho. No podía haber otra decisión que ir a Artsaj. Encontré mucha positividad allí, conocí a mucha gente agradable y soldados. Vi que los lugareños y los médicos no habían perdido el ánimo y nada podía quebrarlos”, recordó Shagen Danielian.

Para Gevorg Grigoryan, esta fue la segunda vez que fue a la guerra. También fue voluntario durante la primera guerra de Artsaj en la década de 1990, cuando fue tomado como prisionero y permaneció en cautiverio durante 17 días junto con otros dos médicos armenios. Su sentido del humor lo ayudó a superar el trauma psicológico y el humor también fue clave para evitar verse afectado durante esta guerra. Al comparar ambos hechos, Gevorg Grigoryan notó que esta vez había muchos especialistas médicos y el equipo necesario, pero los tipos de lesiones eran terribles. Trabajó principalmente en hospitales de campaña donde la situación era más difícil y peligrosa. El doctor Grigoryan incluso resultó herido, pero sobrevivió milagrosamente.

“El momento más difícil que viví fue cuando, durante una operación, me di cuenta de que el paciente ya estaba muerto. Trabajas automáticamente y, de repente, te das cuenta de que no hay circulación sanguínea y el corazón del paciente ha dejado de latir. Ese es el momento más difícil, cuando dejas la mesa de operaciones con el corazón roto”, dijo Gevorg Grigoryan sobre los momentos más difíciles de la guerra.

Durante la última semana de la guerra, Gregory Khatchatourov estaba trabajando en el Centro Médico Republicano de Stepanakert, en medio de los sonidos de las explosiones. Su primera experiencia de trabajo en una situación de emergencia fue después del terremoto de 1988. En ese momento era muy joven y se dio cuenta de que si no está preparado, no debe ir allí. Durante esta guerra de Artsaj, estaba totalmente preparado como especialista.

“Se debe brindar atención médica especializada tanto como sea posible, tan pronto como sea posible y lo más cerca posible de la primera línea. El Hospital Republicano de Artsaj cumplió con todos estos requisitos. Tenían una sala de admisión y todas las unidades necesarias. El quirófano se trasladó al sótano mientras el hospital era bombardeado. Hay que arrodillarse ante los médicos que vivieron allí durante más de cuarenta días, a veces durmiendo en el suelo cuando no había lugar adonde ir. Trabajaban sin parar y sin perder su humanidad”, dijo el cirujano cardiovascular Gregory Khatchatourov.

Durante la guerra, el cirujano podiatra Armen Hagopjanian dejó todo y llegó a Artsaj desde Los Ángeles y trajo consigo nueve enormes maletas llenas de equipo y medicamentos.. El doctor Hagopjanian habló sobre la experiencia positiva que había tenido y cómo los extraños se habían hecho amigos en dos o tres días. También habló sobre uno de los días más duros que le tocó vivir: “Fue cuando el centro cultural de Shushí fue bombardeado y nos trajeron, al mismo tiempo, muchos soldados heridos con las heridas más graves. Muchos de ellos habían sido enterrados entre los escombros y sus heridas eran similares a las que se suelen ver después de los terremotos. Era necesario actuar profesionalmente y con mucha rapidez”.

Armen Hagopjanian destacó las lecciones aprendidas: los médicos y el personal médico no se habían preparado lo suficientemente bien para la guerra y esto debería cambiar: “Vivimos en una región donde una guerra puede estallar cada segundo. Deberíamos estar mejor preparados, todos deberían saber qué hacer y no duplicar las acciones de los demás".

Para resumir el debate, Armen Minassian también se dirigió a los futuros médicos que estaban entre la audiencia: “Ser médico es un servicio para toda la vida. Vivir para los demás es una vida digna y que vale la pena, no hay un objetivo mayor que servir a los demás”.

A continuación, el debate completo (en inglés).