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Michael Omartian

Michael Omartian

El prestigioso cantautor y productor, nacido en Illinois, Michael Omartian ha estado a la vanguardia de la industria de la música desde hace cerca de 40 años. Ganador del Premio Grammy en varias oportunidades, como “tecladista del año” y “productor del año” entre otras categorías, Omartian se destaca en la historia discográfica por haber producido álbumes número uno en tres décadas consecutivas, entre los años 1970 y 2000.

Desde 1993, Omartian vive en Nashville, Tennessee, donde colaboró con el desarrollo del plan de estudios del primer Master de la Industria Musical en la Universidad de Belmont y conforma el Directorio de Recording Academy. Omartian produjo álbumes de artistas de la talla de Clint Black, Michael Bolton, Dolly Parton, Debby Boone, Christopher Cross, Whitney Houston, Rod Stewart, Roberta Flack y Trisha Yearwood, entre otros. En 1980 la producción realizada por Omartian del álbum autotitulado de Christopher Cross obtuvo diez nominaciones a los premios Grammy y ganó tres estatuillas. 

Si bien Omartian se concentró principalmente en la música cristiana, tiene una variada trayectoria: fue el tecladista y el encargado de los arreglos del éxito número uno de 1985 “We Are the World”, cantado por un “grupo multitudinario” de músicos que se unieron bajo el nombre de USA for Africa.

                                                                Michael Omartian

En 1991, Michael fue nominado a un Grammy en la categoría de “álbum del año” por el disco “Heart In Motion” de Amy Grant. Seguido en 1995 por una nominación para la “canción country del año” por “When Love Finds You” con Vince Gill y para el “álbum gospel del año” por “The Light Inside” con Gary Chapman. En 1994, la melodía “Atlanta Reel” de Omartian fue utilizada como cortina musical para las disciplinas de natación en los Juegos Olímpicos de Atlanta. 

Otras obras reconocidas de Omartian incluyen “River Lullaby” de Amy Grant, que aparece en la película animada de DreamWorks “El príncipe de Egipto”, “Once Upon a December” de Deana Carter (el tema principal de la película de Fox “Anastasia”), “She Works Hard for Her Money”, de Donna Summer, y el sencillo “Arthur”, la canción principal de la película homónima interpretada por Christopher Cross, que ganó el Oscar a la “mejor canción del año”.

 

Un oído musical 

Omartian desarrolló el sentido de la musicalidad desde pequeño. Cuando tenía tan sólo tres años, su madre lo vio caminando por la casa golpeteando los muebles y tarareando melodías. En la casa de su tía Rose había un piano vertical, él se sentaba al piano y pasaba horas tocando canciones antiguas, hasta que sus padres aceptaron anotarlo en clases de música. 

El padre de Omartian era un apasionado del acordeón, y fue con este instrumento que el pequeño Michael de 4 años aprendió sus primeros acordes, antes de finalmente estudiar piano y batería en la escuela secundaria. 

 

                             Michael Omartian, de cinco años, con un acordeón

completa en su tiempo libre. Recibir el premio de “Percusionista del año de Illinois”, lo llevó a tocar en el programa de verano de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Sus primeras influencias provenían principalmente de artistas del mundo del jazz como Oscar Peterson, Art Tatum, Count Basie, Dizzy Gillespie y Buddy Rich, seguido por la Invasión Británica de los años 1960: “Los Beatles fueron una gran influencia en mi vida, yo era un joven de 19 años en ese entonces”, dice Omartian. “Eso me abrió las puertas del mundo de la música pop... Me di cuenta de que todos estos discos, que había estudiado hasta el más mínimo detalle, se habían grabado en Los Ángeles, Nueva York, Nashville y en distintas partes de Inglaterra... Como se hacía muy poca grabación comercial en Chicago, a los 20 años me subí a un avión con destino a Los Ángeles, con 3.000 dólares en el bolsillo, sin perspectivas de ningún tipo, sólo el entusiasmo idealista de la juventud”.

                  Foto de graduación de la escuela secundaria de Michael Omartian, 1963

Omartian tiene una gran espiritualidad y humildad, cualidades que no se relacionan necesariamente con la industria del entretenimiento. Él no esperaba alcanzar semejante éxito: “Todo esto es una bendición, que nunca me hubiera imaginado. Desde el comienzo me puse a disposición de quien me necesitara, y los músicos y productores que me presidieron, con años de experiencia en la industria, me enseñaron a ser humilde, a estar dispuesto a trabajar a cambio de nada, para comenzar y a tener una actitud de cooperación. Cada nueva experiencia fue una oportunidad de aprendizaje... Fue entonces que Steve Barri de ABC Dunhill Records apostó por mí y en 1974 me contrató para el departamento de Artistas y Repertorio. Me nombró productor de personal. Mi éxito se debe en gran parte a él, le estoy muy agradecido por la oportunidad que me dio. Estábamos todo el tiempo en el estudio y produciendo álbumes”, cuenta Michael. 

 

Una gran familia armenia

Michael creció en Evanston, en ese momento había una importante comunidad armenia en Chicago. También estaba conectado con sus raíces a través de todos sus parientes, con sus “tías y tíos, dos hermanas llamadas Annette y Linda, muchos primos, una iglesia ortodoxa armenia, días de campo en el verano y muchas actividades y reuniones. Estaba rodeado de cultura”, recuerda Michael. 

Hablaba armenio con sus familiares e inglés con sus amigos, pero como muchos en Estados Unidos cuando creció perdió la fluidez de la lengua de sus ancestros. 

“Entiendo un poco de [armenio] ahora, pero no puedo armar una oración”, dice frunciendo el ceño.

La abuela de Michael, Caironi Keyishian, sobrevivió al Genocidio Armenio de 1915. Ella vivía con su esposo y dos hijas en Turquía. Cuando empezaron las primeras deportaciones, su esposo abandonó a la familia para escapar de la muerte segura, dejando a la abuela de Michael a merced de las autoridades turcas. Michael describe a su abuela como una mujer dulce y piadosa, que todos los días cantaba himnos y leía la Biblia. 

 

La abuela de Omartian, Cairn Keyishian Hajian (adelante, a la derecha) y Michael parado detrás

Si bien ella nunca le habló directamente de los acontecimientos de 1915, él sabe, por otros miembros de la familia, que los otomanos mataron a la hija mayor de Caironi. Rose, su hija menor, se salvó gracias a que la escondieron en una bolsa de arpillera y la cubrieron con mantas.  
“Aunque no sé cómo mi abuela logró sobrevivir, debo suponer que había algunos musulmanes turcos compasivos que no estaban de acuerdo con lo que ocurría y que la ayudaron a salir de Turquía”, dice Michael.  

Caironi y Rose finalmente zarparon rumbo a la Isla Ellis, pero el viaje no fue fácil. Debido a un brote de conjuntivitis (o una infección similar) a bordo de la nave, las autoridades de la Isla Ellis solicitaron que el barco fuera enviado de regreso a Europa. Sin embargo, uno de los parientes de Caironi, que estaba ahí para recibirla, subió a un cerco de alambre que mantenía al barco en la bahía y logró convencer a las autoridades de que liberaran a las dos refugiadas (nadie sabe si hubo algún incentivo monetario). Con el tiempo, Caironi y Rose se instalaron en Evanston, donde Caironi se volvió a casar y dio a luz a la madre de Michael, Sophie, y a su tío, Richard. 

 

                    De izq. a der.: el tío de Michael, Richard, su tía Rose y su madre Sophie

Michael tiene recuerdos entrañables de su abuela Caironi: “Cuando iba de visita los sábados, ella se apresuraba a la cocina y me preparaba unos deliciosos shish kebab y arroz pilaf. Recuerdo cuando hacía el yogur y ponía el tarro de leche tibia en la rejilla de aire caliente. “Su lahmajoun era el mejor”, dice. 

Caironi sufrió siete ataques cardíacos a lo largo de su vida, pero logró recuperarse de cada uno: “Tenía una fuerte voluntad para vivir y para amarnos”, dice Michael impresionado.  

Renacido en la fe 

Hoy Michael es un cristiano renacido en la fe, siendo su religión como un bálsamo en medio del competitivo mundo de la música comercial. “Tomo muy en serio mi fe. Para mí era algo normal trabajar con artistas cristianos, al mismo tiempo que hacía música secular. De hecho, era una bocanada de aire fresco, era un espacio donde la gente no era tan competitiva y servía a un propósito más elevado”, dice. 

Además de su amor por música, Omartian es un apasionado de los trenes: “Construí un ferrocarril a escala en una de las habitaciones de mi casa. Nunca se termina, por eso mantiene despierto mi interés y me motiva a ir avanzando”, sonríe. Michael vive en Nashville con su esposa Stormie, que es una reconocida escritora. Tienen un hijo, Christopher y una hija, Amanda. “Christopher y su esposa, Paige, nos han dado dos nietas hermosas: Scarlett, de casi 2 años, y Juliette de cinco meses. Mi hija está casada con Dallas West, y los dos trabajan en el campo de la medicina”, explica Omartian cuan abuelo orgulloso, y luego agrega: “Ellos no me han dado ningún nieto... ¡todavía!”