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Mary Louise Graffam

Mary Louise Graffam

Nacida en una pequeña ciudad norteamericana, Mary Louise Graffam pasó a tener un impacto mayor que el que nadie hubiera predicho. Ella sola fue responsable de haber salvado las vidas de miles de armenios y haber cambiado sus futuros para siempre. La valiente labor de la misionera norteamericana y su abnegación durante el Genocidio Armenio pasaron a ser legendarios debido a que dio cobijo a sobrevivientes en Sivas y los cuidó al tiempo que también documentó los horrores que se suscitaban a su alrededor.

Nacida el 11 de mayo de 1871 en Monson, Maine, Graffam se graduó del Oberlin Collage en Ohio en 1894. En 1900, la hermana de Graffam, Winona y su esposo Ernest Crocker Partridge fueron a Sivas como misioneros, lo que contribuyó a la decisión crucial de Mary de viajar hacia ese lugar también.

En 1901, como misionera de la Junta Americana de Comisionados para las Misiones Extranjeras (American Board of Commissioners for Foreign Missions) (ABCFM), Graffam llegó a Sivas. Un año después, Graffam, con 31años de edad, fue nombrada rectora de una escuela de niñas, donde dictaba clases de álgebra y geometría y organizaba eventos literarios y culturales. Graffam rápidamente comenzó a hablar los idiomas armenio y turco de manera fluida, además del inglés, su lengua madre y francés. También trabajó como profesora de escuela secundaria en las ciudades cercanas de Kurin, Derendeh, Tebrik y Zara.  

En los comienzos del siglo XX, la misión de ABCFM a Sivas se encontraba en su pico máximo. El número de misioneros se duplicó y se construyeron un hospital y una escuela de misioneros en el distrito armenio de la ciudad. Antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial, el colegio secundario de niñas en Sivas llegó a tener 200 estudiantes.

Turquía ingresó a la Primera Guerra Mundial en noviembre de 1914. Un año después, las tropas turcas sufrieron una derrota con víctimas graves en el frente del Cáucaso. A pesar de que Graffam tenía la posibilidad de abandonar el país, decidió quedarse como enfermera. Junto con los médicos, fue al frente del Cúaucaso en Erzurum. 

Mientras estaba en el Red Crescent Hospital, salvó las vidas de cientos de soldados turcos con tifus e hipotermia.   

En 1917, recibió la condecoración de la Media Luna Roja por Grado Imperial del gobierno de Turquía por su servicio desinteresado en el hospital. Graffam continuó recibiendo cartas de reconocimiento de soldados turcos hasta su muerte.

 

Un corazón dolido y una determinación inquebrantable

Cuando Graffam retornó a Sivas, el gobierno ya había emitido un decreto que estipulaba deportaciones en masa de la población armenia. Para Mary, estaba claro que las deportaciones significarían la muerte para los armenios. En un intento por salvar a sus alumnos del exilio, Graffam visitó personalmente al “vali" o gobernador provincial llamado Mora bey, para solicitarle permiso para retener a las niñas en Sivas. El oficial turco argumentó que no había necesidad de que las niñas fueran “separadas de sus familias” y que iban a “viajar de modo seguro”. Sin embargo, Graffam estaba dispuesta a acompañar a sus alumnas en ese supuesto viaje “seguro”.  

El 7 de julio de 1915 el tercer convoy con 3,000 deportados armenios partió de Sivas. La misionera norteamericana estaba con ellos, junto con 50 de sus alumnas. Graffam describió todos los horrores de las deportaciones de los que había sido testigo en una carta al tesorero de ABCFM William Pitt (Malatya, 7 de agosto de 1915). Se publicó su carta luego en el “American Missionary Herald Magazine” (diciembre de 1915) y en el “Blue Book” de Lord Bryce.

El convoy de refugiados armenios viajó bajo el sol abrazador de julio sin alimento ni agua durante días, tolerando ataques y saqueos repetidos. Aquí, Graffam vio caravanas disipadas con armenios desnutridos de otras provincias y describió la alarmante escena en una carta. “Te duele el corazón al verlos”, escribió.  

Las rutas estaban delineadas con los cadáveres de mujeres y niños mayormente. Inmediatamente después de que el convoy salió de Hasançelebi, Graffam fue trasladada a Malatya. En esta ciudad, descripta por la misionera como la fosa del infierno, sus esfuerzos por rescatar a los refugiados armenios de una muerte inminente fueron en vano. El “mutesarif” o autoridad administrativa de la región en Malatya no solo se negó a ayudar a Graffam, sino que también le impidió irse más lejos con los refugiados armenios. “A mí me pareció un terrible error de parte del gobierno, porque a pesar de que los horrores de la situación actual entre los armenios son suficientes, los falsos informes son tantos que el informe de una testigo hubiera sido de mucho valor, si yo hubiera podido continuar todo el tiempo”, escribió Graffam. 

Más tarde tuvo oportunidad de escribirle una carta a Pitt, y el 13 de septiembre de 1915, el Embajador de los Estados Unidos en Constantinopla, Henry Morgenthaule envió la carta que había escrito Graffam, en la que se describía la violencia contra la población armenia en las provincias del interior de Turquía al Departamento de Estado de los Estados Unidos.

A mediados de agosto de 1915, Graffam, quien tenía el aspecto de una refugiada demacrada y deprimida, retornó a Sivas, donde ya casi no quedaban armenios. “En ese momento, era como un esqueleto y yo misma parecía un refugiado. Estaba casi loca; no podían dejarme sola y sin embargo no podía rendirme …porque los refugiados estaban comenzando a llegar de Marzovany y otros lugares”, escribió. 

Graffam también estaba enfocada en el cuidado de los refugiados que se reunían en Sivas por lo que inclusive algún pequeño trastorno  en su salud no le impedía rescatar lo que quedaba del pueblo armenio.  

Poco después de su arribo a Sivas, las autoridades locales le pidieron que tomara a su cargo un orfanato suizo diseñado para chicos armenios. Se las arregló para cuidar a cientos de huérfanos armenios en un corto período de tiempo. La norteamericana altruista, no sólo daba asilo a huérfanos, sino que también escondía niñas armenias de ocho a catorce años de edad que habían sido raptadas y llevadas a harems musulmanes. Recuperó a algunas de los apropiadores turcos por unas pocos liras turcas.

La misionera proporcionaba alimentos, vestimenta y medicamentos a los mitad enfermos, famélicos y andrajosos y ayudó a 200 mujeres armenias a encontrar trabajo en una fábrica. Esto enojó a los turcos locales, pero Graffam argumentaba que “están trabajando para el gobierno turco”, por lo que les evitó a muchas mujeres la muerte que parecería inevitable. Antes del armisticio de 1918, Graffam le dio asilo a alrededor de 1.000 sobrevivientes armenios y se transformó en una especie de garante personal de sus vidas. Hacia fines de la guerra, se había transformado en una leyenda. 

 

                                       El orfanado norteamericano de Sivas, circa 1922

En la primavera de 1919, cuando James Barton, el misionero y ejecutivo de ABCFM, junto con representantes del American Near East Relief llegaron a Sivas, los recibió una persona armenia. Cuando Barton le preguntó al hombre cuántos armenios vivían en Sivas, respondió, "Están a salvo en Sivas. La señorita Graffam está ahí y todos los turcos le tienen miedo”. 

Los sobrevivientes armenios y el personal de American Near East Relief retornaron a Sivas luego de que tuvo efecto el armisticio. De 1919 a 1921, revivió la provincia. Near East Relief abrió un orfanato inclusivo  para todo género en este lugar para 1.100 niños armenios y Graffam facilitó las tareas de alivio post-guerra, lo que inició la apertura de negocios de reparación de calzado, fundiciones y tiendas. Graffam, el ángel guardián de los armenios en Sivas, también asumió el liderazgo de la American Relief Unit. Ashkhen Avagyan documentó las actividades de Graffam en ese período: 

“En 1918, Graffam compró el edificio de la escuela aramea que había sido transformado en hospital por las autoridades turcas por lo que había resultado muy dañado. Graffam lo transformó en orfanato y recuperó los edificios del American College en Hogdar, que comenzaron a servir como asilos para huérfanos, para los miles de niños y jóvenes armenios liberados”.   

Desafortunadamente, solo unos años luego de organizar estos asilos, Graffam murió de cáncer de mama el 17 de agosto de 1921, lo que dejó incompleta la obra de su vida.  

 
La historia fue verificada por el Equipo de Investigación de 100 LIVES.