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Leonid Roshal: “Las bases de nuestro equipo se fundaron en Armenia”

Leonid Roshal: “Las bases de nuestro equipo se fundaron en Armenia”

Leonid Roshal es un cirujano pediatra ruso mundialmente famoso. Junto con su equipo médico, está de guardia en dónde y cuándo sea, para ayudar a niños heridos por desastres naturales, ataques terroristas o conflictos militares.
 

El Dr. Roshal y su equipo comenzaron, por primera vez, sus operaciones en Armenia: en 1988 ayudaron a los residentes de la ciudad de Leninakan (actualmente Gyumrí) luego de que fuera parcialmente destruida por el terremoto de Spitak. Más tarde, él usó su conocimiento y experiencia para establecer un instituto médico, especializado en traumas neurológicos pediátricos. La apretada agenda del médico cirujano de 82 años apenas le deja tiempo para el descanso, pero siempre encuentra la forma de responder las llamadas o los mensajes de Twitter de extraños que necesitan ayuda. Le preguntamos al Dr. Roshal sobre su trabajo en zonas de desastres, el tratamiento de ambas partes de un conflicto y los desafíos más grandes con los que se ha enfrentado.

 

G.M.: Su equipo ayudó a muchos chicos armenios, quienes fueron afectados por el terremoto de Spitak. ¿Qué aprendió de esa experiencia?

L.R.: En ese momento, el pueblo soviético sentía mucha simpatía y tenía un ferviente deseo de ayudar a Armenia. Cuando dije que iba a ir allí y que sólo podía llevar conmigo a un limitado número de colegas, muchos se enojaron conmigo por dejarlos. Hemos trabajado juntos y lo hemos hecho bien. Esto sentó las bases para el establecimiento de la brigada pediátrica especializada, formada por cirujanos, especialistas en trauma y médicos de emergencia quienes trabajaron conmigo en Armenia. Posteriormente, fuimos a casi 20 otros países que fueron afectados por terremotos, guerras, ataques terroristas y desastres similares, pero las bases fueron sentadas en Armenia.

 

G.M.: La composición de su equipo de médicos que trabaja en zonas de emergencias permaneció prácticamente intacto desde 1988. ¿Qué hizo que su equipo permanezca unido por tanto tiempo?

L.R.: Claro que ha habido cambios en el equipo. Algunos se unieron y otros se fueron. Pero el núcleo sigue siendo el mismo. Me gusta que las cosas en mi vida sean constantes.

 

G.M.: Usted ha ayudado a los niños de Nagorno-Karabakh, de la ex Yugoslavia y de Medio Oriente. ¿Qué dicen las personas del lado opuesto del conflicto cuando se enteran de que usted también ha brindado asistencia médica a sus adversarios?

L.R.: La salud de los chicos es lo que nos importa.

La nacionalidad, la religión y las visiones políticas de sus padres no nos interesan.

Por ejemplo, India y Pakistán no son muy amigos, pero hemos estado en ambos países. Cuando sobrevino el terremoto, ayudamos tanto a Armenia como a Turquía.

Durante el conflicto en Karabakh, trabajamos en Ereván y luego en Karabakh y después fui a Azerbaiyán. Desafortunadamente, en Azerbaiyán fui detenido por un corto tiempo porque querían averiguar quién era yo. También fui arrestado en Chechenia durante la guerra; en Achkhoy-Martan y Urus-Martan. Pero aquí estoy, vivo y bien.

 

G.M.: En 1990, usted estableció International ‘Charity Fund to Help Children in Disasters and Wars’. ¿Qué desafíos tiene que enfrentar hoy el Fondo?

L.R.: Todos nosotros trabajamos como voluntarios y ninguno recibe dinero a cambio, pero con la ayuda de este Fondo, podemos comprar los pasajes y algunos medicamentos para llevar a países específicos. A diferencia del Ministerios de Emergencia de Rusia, nosotros no tenemos autos, ni carpas. Ahorramos dinero al tomar vuelos regulares y cooperamos con médicos locales, tal como lo hicimos en Armenia.

 

G.M.: Su trabajo ha demostrado que en situaciones de emergencia, los médicos pueden hacer más que sólo proveer asistencia médica. Pueden, por ejemplo, ser mediadores con terroristas. ¿Qué otras aptitudes son vitales para los médicos que trabajan en zonas de conflicto?

L.R.: Hemos visto situaciones en las que los médicos llegan a las zonas de conflictos deseando ayudar, pero carecen de la experiencia profesional necesaria. Este fue el caso en Armenia. A veces, estos médicos generan problemas en lugar de aliviarlos. Creemos que aquellos que vayan a trabajar en zonas de desastres son personas especiales, espirituales. Ellos tienen que comprender el dolor de los demás y empatizar con su sufrimiento.

 

G.M.: Usted una vez dijo que atiende todos los pedidos de ayuda. ¿Cómo encuentra tiempo para ello?

L.R.: Así es como vivo, por lo tanto, debe ser posible.

 

G.M.: ¿Qué recibe a través de las redes sociales?

L.R.: La única cuenta que tengo, es un perfil en Twitter. Me da la oportunidad de decir lo que pienso sobre diferentes temas de forma rápida. Pero a menudo, la gente lo usa para pedirme ayuda.

 

G.M.: Usted es defensor de la atención médica gratuita. ¿Cómo se puede lograr esto durante tiempos de inestabilidad socio-económica?

L.R.: Se que esa es una cuestión candente en Armenia, donde muchos hospitales fueron privatizados. Vemos lo mismo en Rusia, pero creo que es algo negativo. Hay personas que no tienen los medios para pagar por su salud y el resultado de ello no será bueno. Soy muy abierto al exponer mi apoyo por el sistema de salud de la Unión Soviética. Hay algunas situaciones poco esperanzadoras, pero el Estado tiene que encontrar una forma. Escatimar en salud es lo último que se debe hacer.

G.M.: Usted ha dado el ejemplo para muchas personas en el mundo; ¿Quién fue su maestro más influyente? ¿Quién le enseñó los principios a los que usted adhiere?

L.R.: Esa es una respuesta simple: fue la vida misma.