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Salvadores en la historia: Tatiana Romanova

Salvadores en la historia: Tatiana Romanova

La Primera Guerra Mundial causó estragos en el Imperio Ruso y el alto número de desplazados internos fue una de las consecuencias más trágicas. Entre 1914 y 1917, cerca de cinco millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en las provincias occidentales del país y huir hacia el interior. Frente a una crisis humanitaria sin precedentes, el estado -por primera vez en su historia- realizó un censo de refugiados, que contó, en gran parte, con la colaboración de un comité creado en septiembre de 1914 por la gran duquesa Tatiana Nikolaevna Romanova, la segunda hija del último zar de Rusia Nicolás II.

La organización se denominó Comité de Tatiana (su honorable nombre completo fue Comité de asistencia temporal a las víctimas del flagelo de la guerra, bajo la presidencia de la gran duquesa Tatiana Nikolaevna). Durante el primer año de conflicto, se convirtió en la principal organización rusa en prestar ayuda a los refugiados internos y, para finales del mes de agosto de 1915, había colaborado con la aprobación de una nueva ley “tendiente a satisfacer las necesidades de los refugiados”.

El comité les proporcionaba a los refugiados un paquete de ayuda financiera por única vez, les brindaba asistencia para que pudieran regresar a su país de origen o lugar de residencia permanente, y les ayudaba a conseguir empleo. La duquesa Tatiana aún era muy joven y su rol de presidenta del comité era, en muchos aspectos, ceremonial. Sin embargo, participó activamente en las tareas de ayuda a la población diezmada por la guerra. Junto con su madre, la zarina Alejandra Feodorovna y su hermana Olga, Tatiana colaboró con la atención a los heridos. Las integrantes de la familia real se formaron como enfermeras y aprobaron sus exámenes, junto con las demás estudiantes. 

 

                                                                   Tatiana Romanova

Un don real

 

Muchas personas cercanas a la familia real señalaron que Tatiana era demasiado responsable para su edad. Ya de niña, era una líder natural: se hizo cargo de la casa y ayudó con la crianza de su hermano y de sus hermanas menores. Por lo general, Tatiana era la mensajera que les hacía pedidos difíciles a sus padres. A menudo se asumía que la segunda hija del zar Nicolás II era la mayor y la gente solía acudir a ella en busca de consejo. Tatiana era la única persona con la que la zarina discutía asuntos militares y políticos. 

Cuando estalló la guerra, los Romanov dedicaron todo su tiempo a organizar la asistencia al ejército y a la población en general. Una de las residencias de verano de la familia real en Tsárskoye Seló fue convertida en un hospital. 

Cuando estalló la guerra, los Romanov dedicaron todo su tiempo a organizar la asistencia al ejército y a la población en general. Una de las residencias de verano de la familia real en Tsárskoye Selo fue convertida en un hospital. 

Las grandes duquesas, Olga, de 19 años de edad y Tatiana de 17, pasaron meses allí trabajando como enfermeras de la Cruz Roja. 

El hospital de Tsárskoye Seló fue idea de la duquesa Vera Gedroitz, una de las primeras mujeres cirujanas de Rusia. Se desempeñó como directora del hospital e impuso una disciplina casi militar: las integrantes de la familia real respondían a la directora y a los otros cirujanos, como cualquier enfermera. 

La familia real se inspiró en el trabajo de la duquesa Natalia Shakhovskaya, quien fundó su propia comunidad de hermanas de la caridad llamada “Alivia mi dolor” en 1866. Alexandra Feodorovna apreció mucho la labor de Shakhovskaya, e incluso le envió un telegrama de aliento: “Su Majestad y yo le deseamos, de todo corazón, muchos éxitos en su obra benéfica”.

“La emperatriz ha olvidado sus dolencias y su rencor, la guerra curó todo”, informaba el periódico Richmond Times-Dispatch en agosto de 1915. “Alexandra Feodorovna se comprometió a realizar una importante organización del hospital”.

 La tsarina Alexandra Feodorovna asiste una cirugía junto a sus hijas Tatiana y Olga.

"La emperatriz le dedicó mucho esfuerzo a este hospital. Ningún otro monarca europeo hizo nada parecido. Junto con sus hijas, trabajaba todos los días desde las nueve de la mañana hasta las dos de la madrugada y, a veces, hasta más tarde. Siempre regresaba a la noche e, incluso, cuando llegaban al hospital hombres gravemente heridos, ella se quedaba y pasaba la noche allí”, dice el artículo. 

Situado en una de las alas del palacio, el hospital podía atender hasta 200 soldados y 30 oficiales. Contaba con todo el equipamiento para operaciones y con laboratorios de rayos X de avanzada. Algunos pacientes eran enviados, para su rehabilitación, a la tranquila campiña finlandesa. Los heridos eran trasladados en quirófanos móviles a Tsárskoye Seló, a bordo de un tren hospital que llevaba el nombre del zarévich Alexei. 

Los médicos y los pacientes del hospital recuerdan a Tatiana Nikolaevna como una muchacha de una habilidad prodigiosa y un carácter imperturbable. La gran duquesa solía asistir a Vera Gedroitz en las operaciones. “Si me dedicara a la pintura y quisiera retratar a la hermana de la misericordia ideal, sólo tendría que pintar el retrato de la gran duquesa Tatiana Nikolaevna; ni siquiera tendría que pintarlo, sería suficiente con señalar su imagen, que estaba siempre colgada sobre mi cama y decir: ‘Aquí está la hermana de la caridad’,” escribió S. Ofrosimova, una de las damas de compañía de la emperatriz. 

                                                   Gran Duquesa Tatiana

Ayuda a las víctimas del Genocidio

La financiación del Comité de Tatiana provenía del presupuesto del Estado y de las donaciones públicas. La organización cobró notoriedad más allá de las fronteras del Imperio Ruso y filántropos de Gran Bretaña, Estados Unidos, entre otros países, ayudaron a recaudar fondos.

Uno de los proyectos más ambiciosos del comité fue la realización del censo de refugiados internos. En el verano de 1915, el comité creó un departamento especial que se ocuparía del registro y del rescate de los refugiados. Esta tarea contó con la colaboración de empleados públicos locales que proporcionaban información sobre el número de refugiados en las diferentes regiones y sobre la ayuda que se necesitaba. Nunca antes se había intentado algo así en el Imperio Ruso.

             Gran Duquesa Tatiana Nikolaevna y su hermana, Gran Duquesa Olga Nikolaevna

Los periódicos solían publicar proclamaciones firmadas por Tatiana, en las que les imploraba a las personas que participaran en los esfuerzos de ayuda: “La guerra ha golpeado y dispersado a millones de civiles: estos desafortunados refugiados -desamparados y hambrientos- están buscando comida. El gobierno, establecimientos públicos y nacionales, filántropos privados y mi comité están ayudando a los refugiados, pero tienen tantas necesidades que sólo la nación entera puede ayudarles. Me dirijo a ustedes, gente de buen corazón, para que ayuden a los refugiados física y moralmente. Concédanles al menos el consuelo de saber que entienden su sufrimiento y se compadecen por su miseria sin límites”.

Poco a poco, el Comité de Tatiana se convirtió en la red más amplia de beneficencia para los refugiados. Se centró en muchas áreas revolucionarias para la Rusia de aquellos tiempos: por ejemplo, el comité no solamente le prestaba asistencia financiera a los desplazados, sino que también intentaba conseguirles empleo en sus nuevos lugares de residencia. 

Los programas del comité previeron también que las poblaciones locales jugarían un papel activo en ayudar a los refugiados a adaptarse.

Los pogromos cristianos, que empezaron en el Imperio Otomano con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, generaron un estado de emergencia en el Cáucaso. Según cálculos aproximados, a comienzos de 1915 había más de 67.000 refugiados que huían del ejército turco. Se trasladaron a las gubernias de Ereván y Tiflis, a las regiones de Kars y Batumi y a otros lugares en el Cáucaso sur. La mayoría de los refugiados eran armenios (alrededor de 45.000), pero también había asirios y griegos. En el curso de 1915, había más de 200.000 refugiados armenios solamente y, en total, cerca de 300.000 personas fueron desplazadas en la región. Las organizaciones de beneficencia armenias no podían hacerle frente a la situación: después de escapar milagrosamente de las masacres, las mujeres y los niños famélicos morían a causa del hambre y las enfermedades. 

 La familia real rusa. Sentados: Olga, el tsar Nikolai II, Anastasia, zarevich Alexei, Tatiana. 
De pie: María y la zarina Alexandra Feodorovna.

La Unión de Ciudades Rusas y el Comité de Tatiana comenzaron a ayudar a estos migrantes forzados. En 1915, el comité recaudó unos 200.000 rublos para los refugiados armenios y envió 40 vagones con productos de necesidad básica, que incluían ropa de cama, vestimenta y calzado. Se envió ayuda humanitaria a Kars, Sarıkamış, Alexandropol (Gyumri), Ereván, Igdir, Nakhchivan, Echmiadzin, entre otras ciudades y distritos. Además, el comité abrió oficinas especiales para ayudar a los refugiados armenios a encontrar trabajo. Tiendas comerciales de Tiflis, Kars y otras ciudades también encontraban puestos de trabajo para estas personas.

  

El fin de una era 

Después de la Revolución de Febrero de 1917 y de la abdicación de Nicolás II, la familia Romanov permaneció seis meses confinada en su residencia de Tsarskoye Seló. Los niños contrajeron sarampión y la experiencia en el hospital les fue de utilidad a las hermanas mayores —se cuidaban pacientemente entre ellas y a los otros integrantes de la familia. “Estoy triste porque ahora, que estoy bien de nuevo, no puedo trabajar en el hospital. Es tan extraño estar en casa por las mañanas, sin hacer vendajes. ¿Quién está haciendo eso ahora?” Le escribió Tatiana a la enfermera jefe del hospital, V. Chebotareva, en abril de 1917.

En el mes de agosto, los Romanov se exiliaron a Tobolsk y desde allí, a Ekaterimburgo, donde el 17 de julio de 1918, el último zar de Rusia fue ejecutado junto con toda su familia. La bondadosa Tatiana estaba entre las víctimas.

En 1917, se le cambió el nombre al comité que fundó por Comité ruso de ayuda a los afectados por la guerra. Milagrosamente, las filiales regionales del Comité de Tatiana siguieron prestando asistencia a los refugiados, incluso después de la revolución y algunas de ellas tenían dormitorios y otras propiedades a su nombre. A principios de 1918, debido a la inflación y la situación general del país, no se pudo seguir prestando asistencia financiera, pero se entregaban productos alimenticios. Al poco tiempo, sin embargo, incluso eso fue imposible y las víctimas de la Guerra Civil Rusa se unieron a los refugiados de la Guerra Mundial. 

En marzo de 1918, la filial de Petrogrado, que constituía la sede original del Comité de Tatiana, cesó oficialmente sus operaciones. Con eso se puso fin a la historia centenaria de organizaciones y comités benéficos bajo el auspicio de la Casa Imperial Romanov.

 

Imagen de portada: Reunión del "Comité Tatiana". En el centro, la zarina Alexandra Feodorovna junto a sus hijas Tatiana y Olga.