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“Comienza ayudando a una persona”

“Comienza ayudando a una persona”

El Galardonado con el Premio Aurora 2017, el Dr. Tom Catena, es un misionero católico de Ámsterdam, Nueva Yoork. Ha salvado miles de vidas al ser el único médico con presencia permanente en las montañas de Nuba, la región azotada por la guerra de Sudán, donde la ayuda humanitaria es restringida. Aquí nos habla sobre la esperanza, la valentía y el encuentro de un nuevo hogar. 
 

Ser médico

Cuando era choco, créanlo o no, quería ser político. Quería ser senador o, quizás, presidente de los Estados Unidos. Mi objetivo era interiorizarme con el derecho y después entrar en la política. Mis abuelos eran inmigrantes italianos y uno de ellos fue juez en mi estado natal, en Nueva York. Yo quería seguir su camino en la política. Afortunadamente, eso cambió a medida que fui creciendo. Pero mis primeras ideas eran las de ser diputado o senador.

Fui a la Universidad de Brown en 1982 y quería ser ingeniero. Cuando estaba en la escuela, desarrollé mi amor por las ciencias, especialmente por las matemáticas y la física, pero sentía que faltaba algo. Quería hacer algo que ayude a la gente.

 

                                             El Dr. Tom Catena en Armenia

Ese era mi anhelo subyacente; estar en un trabajo en el que pudiera ayudar a la gente. La ingeniería no era eso. Se trabaja con máquinas, el desarrollo y el diseño de algunas cosas, pero no es un trabajo orientado a la gente. Después de que me gradué, me ofrecieron un trabajo para General Electric, en la industria de energía nuclear y lo rechacé.

Siguiendo tu corazón

Cuando estaba en la universidad, comencé a pensar que quería ser misionero. Esa era mi idea primordial. Estaba estudiando ingeniería mecánica y quería ser misionero; esas dos cosas no coincidían. Son áreas totalmente diferentes. En aquellos tiempos, la ingeniería mecánica tenía más que ver con el diseño y la construcción de sistemas de armas. De eso se trataban los empleos en los Estados Unidos: trabajar para empresas contratistas de defensa. No coincidía mucho con el trabajo de un misionero.

Entonces pensé: ¿qué es lo que puedo hacer para poder mantener mi amor por las ciencias y ser misionero? Y ahí se me vino a la cabeza: ¿por qué no ir por la medicina? Con la medicina uno puede hacer ciencia, cuidar a las personas, trabajar con la gente y hacer el trabajo de un misionero. Esa fue una buena unión de ambas áreas. Fui a la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

 

Otro lugar, otro servicio

Comencé en Kenia. Realicé algunos trabajos de corto plazo cuando estaba haciendo mi práctica médica de posgrado en los Estados Unidos y en América del Sur y pasé a trabajar por tiempo completo en el año 2000. En ese mismo año, fui a Kenia como misionero de la Junta de la Misión Médica Católica (CMMB, por sus siglas en inglés, Catholic Medical Mission Board) y, desde entonces, he estado en África: vivo y trabajo aquí.

 

 

                                                                Dr. Tom Catena

 

No sabía mucho sobre Nuba antes de ir ahí. Leí un poco, escuché sobre su historia pero no fue hasta que llegué allí que realmente comprendí quiénes eran. Son gente muy independiente, muy ingeniosa, muy resistente que ha sido traumatizada y oprimida durante siglos. A pesar de todos estos problemas, ellos mantienen su dignidad y su orgullo, siguen avanzando. Si otros hubiesen sufrido lo que han sufrido ellos, se habrían dado por vencidos y habrían muerto hace 50 años. Estas personas han persistido a tantas pruebas y aflicciones que lo transmiten. Uno siente que quiere venir y ayudarlos en su viaje para mejorar su calidad de vida. Para mí, son personas muy especiales.

Ellos dicen; ‘ven y ayuda para que podamos hacer las cosas nosotros mismos’. Esa es su actitud que me encanta. Son independiente. Tienen el impulso para hacer algo por sí mismos. Y creo que pueden lograrlo con un poco de ayuda.

Pasar por tiempos difíciles

El trabajo puede ser muy desafiante. También puede ser frustrante pero creo que, al final, la recompensa personal que se obtiene al cuidar a alguien, es una gratificación instantánea enorme. Cuidar a alguien, ver cómo mejora… creo que no hay una sensación mejor que la de ayudar a otra persona, ya sea en el campo médico, educativo o en cualquier otro ámbito. Cualquiera que da, recibe mucho más a cambio.

 

 

                                El Dr. Tom Catena en UWC Dilijan, Armenia

 

La recompensa de vivir la vida es tremenda. Te da un ascenso personal saber que estás ayudando a alguien, saber que estamos sirviendo a Dios al hacer esto; eso genera una gran satisfacción. No creo que pueda hacer otro trabajo. Hacer cualquier otra cosa sólo por dinero no tendría sentido para mí. Esto vale mucho más que cualquier dinero que pudiera ganar.

Si esto [la publicidad] pudiera ser utilizado como un vehículo para arrojar luz sobre lo que sucede en las montañas de Nuba, sobre la difícil situación que viven las personas, sobre cómo ha sufrido el pueblo, la ayuda que se necesita en ciertas áreas para que puedan desarrollarse y, eventualmente, ayudarse a sí mismos; eso me haría muy feliz. Ese sería el objetivo. En segundo lugar, puede haber una razón egoísta: dar a conocer el trabajo que realiza la iglesia.

 

Avanzar

Creo que la gente se siente desesperanzada. Sienten que los problemas son demasiado grandes. Se miran y tienden a ver una imagen muy grande, ¡los problemas son muy grandes! Pobreza, hambre, terrorismo… ¿qué puedo hacer como individuo? No puedo hacer nada. No hay entendimiento que uno, como individuo, pueda hacer algo para resolver estos problemas enormes, pero sí se puede hacer algo si uno va y ayuda a una persona.

Cuando comienzas a hacer este trabajo, la gente siempre me dice, ‘¿Qué haces en África? Ese lugar no tiene esperanza, han estado luchando desde siempre y seguirán luchando’. Para mí no importa si seguirán luchando. Cuando uno va como un individuo y ayuda a una persona, eso lo es todo. Esto no se ve a nivel global, se ve en un nivel personal. Uno, como individuo, puede ayudar a otra persona en un nivel personal. Eso es algo.

 

 

  El Dr. Tom Catena en la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Ereván.

 

Ir a Armenia

Había escuchado sobre Armenia. Que su gente es muy amable, cálida y amistosa. Pero cuando llegué, quedé impresionado. No he estado en ningún lugar donde haya visto personas tan abiertas, amistosas, acogedoras, hospitalarias y cálidas. Aquí hay una calidez en las personas que es realmente conmovedor. Se siente cómo la gente quiere darte la bienvenida. Es una manera muy conmovedora de demostrar que quieren que te guste su país.

Nunca he sentido tanta hospitalidad en mi vida. Estoy conmovido por la gente de aquí. Siento que estoy con mi familia cuando vengo. Y se trata de todos: donde sea que vaya me reciben de la misma forma. Sinceramente, tienen algo muy especial aquí. Quiero que el pueblo armenio sepa que tiene algo muy especial en este país. No lo pierdan. No se desconecten… que no sea parecido a lo que nos sucedió en los Estados Unidos, donde guardamos distancia con las personas. Mantengan esa calidez. Eso es parte de su cultura y espero que nunca lo pierdan.

 

 

                                 El Dr. Tom Catena en UWC Dilijan, Armenia

 

Vivir en un peligro constante

Cuando hay aviones sobre tu cabeza y escuchas los bombardeos, sientes terror. Se siente hasta los huesos. Creo que si no sientes miedo, no eres humano. Tengo miedo, siento que podría ser mi último día en la Tierra, realmente siento eso. Pero creo que reúno valor gracias a las personas que me rodean. Yo puedo irme de aquí, pero el pueblo no tiene esa opción. Este es su hogar, no tienen la opción de empacar e irse.

Tomo valor gracias a la gente; los jóvenes, los ancianos, los de mediana edad. Todos están aquí, se quedan, soportan muchas más dificultades de las que jamás tendré. Entonces, déjenme quedarme con estas personas. Me arriesgaré a quedarme con ellos. Sí, tengo miedo, pero cuando estás rodeado de personas que son muy valientes, tomas coraje.

 

Segundo hogar

No importa cuánto tiempo permanezcas en un lugar, si no eres de allí, siempre te sentirás distinto. Cuando eres la única persona blanca y todos los demás son africanos, puede ser muy aislante. La gente es muy cálida y amable, pero aún así, hay un cierto grado de distancia. Mi trabajo es muy agitado, la mayor parte de mi tiempo es trabajo: ir a la habitación, al hospital, a la habitación de nuevo. Es una vida muy unidimensional. Trabajo y un poco de descanso, más trabajo y otro poco de descanso… una y otra vez. No hay mucho más que eso.

Siempre consideraré que Ámsterdam, Nueva York es mi hogar. No importa donde esté o dónde haya nacido, dónde está la familia, los padres y todos los demás. Pero creo que ahora, aunque digo que es mi hogar, en mi corazón me siento más a gusto en las montañas de Nuba que en los Estados Unidos. Creo que he estado el tiempo suficiente en África como para sentir que probablemente ya no encajo en los Estados Unidos. El estilo de vida acelerado, los valores, lo que sucede en los Estados Unidos… casi siento que estuviera más cómodo en Nuba, donde las relaciones son más familiares. Las personas valoran las relaciones. Valoran el tiempo que pasan con los demás. También me casé con una mujer de Nuba.

 

 

                  El Dr. Tom Catena durante la Ceremonia del Premio Aurora 2017

 

Sin dudas, extraño a mi familia y a mis amigos. Para ser honesto, los extraño mucho. Mis sobrinas y sobrinos están creciendo y me estoy perdiendo sus casamientos. Es difícil. Mi primer sobrino nieto o sobrina nieta nacerá pronto y me lo voy a perder. Son grandes sucesos para mi familia y somos muy unidos. Pero si quieres ser misionero, tienes que dejar eso de lado y seguir adelante con el trabajo. Sobre todo, creo que extraño mucho las hamburguesas con queso, ¡más que nada!