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Convirtiendo a las víctimas de la violencia sexual en defensoras de la paz

Convirtiendo a las víctimas de la violencia sexual en defensoras de la paz

En la República Democrática del Congo (RDC), miles de mujeres sufren en manos de las milicias y son víctimas de brutales actos de violencia sexual. El Dr. Denis Mukwege, fundador del Hospital Panzi y cirujano ginecólogo, ha dedicado su vida a cambiar esa situación. El Dr. Mukwege ha visto, diariamente, los devastadores efectos de esta práctica cruel y cree que la comunidad internacional debe prohibir el uso de la violencia sexual como arma de guerra, declarando que no es diferente al uso de armas nucleares, químicas o biológicas. Ha proporcionado asistencia física, psicológica y legal a más de 50.000 mujeres de todas las edades.
El Dr. Denis Mukwege supo que quería ayudar a dar a luz cuando vio, por primera vez, a una mujer desangrarse hasta morir luego del parto en un pueblo remoto, lejos de un hospital. Tener un bebé debería ser una feliz ocasión para las familias, un momento para celebrar la vida, no la muerte, pensó.
 
Cuando la guerra llegó a la República Democrática del Congo (RDC), el trabajo del Dr. Mukwege cambió drásticamente. En lugar de ayudar a las mujeres embarazadas, comenzó a atender a las mujeres que habían sido destruidas completamente: sexual, emocional y espiritualmente. 
 
 
“Recién había comenzado mi trabajo en el Hospital de Bukavu, cerca de la frontera con Ruanda”, recuerda sobre los primeros días de la guerra. “La primera paciente no vino para un parto por cesárea o buscando un refugio. Llegó porque fue víctima de una violación en grupo… Había sido violada repetidamente y luego le habían disparado…”
 
Al principio, el Dr. Mukwege pensó que se trataba de un acto aislado. Pero tres meses más tarde, había atendido a 45 pacientes con experiencias similares. Antes de la guerra, nunca había visto semejante violencia: mujeres violadas y torturadas con palos, fuego, bayonetas o disparadas. 
Hoy, la República Democrática del Congo es tristemente conocida como la “capital mundial de la violación”. 
 
Este apelativo no viene por incidentes aislados; fue inspirado por actos de guerra. Desde 1998, el gobierno congoleño y las milicias se han enfrentado entre sí y contra las facciones leales al vecino liderazgo ruandés, dejando el país en ruinas. Aunque formalmente la guerra terminó con la firma de un acuerdo de paz hace casi una década, el país sigue envuelto en violentos y mortales enfrentamientos, con más de 400.000 mujeres violadas reportadas en un período de 12 meses, entre 2006 y 2007 y con 4.5 millones de muertos desde el comienzo de la guerra. 
 
Algunas de las pacientes del Dr. Mukwege deseaban también haber muerto. 
 
“Cuidaba a una mujer que tenía 80 años y ella me preguntó, ‘¿por qué simplemente no me dejó morir?’”, recuerda Mukwege. “Y dijo, ‘imagina que fuiste violada frente a tu familia, tus hijos, tu comunidad, ¿cómo puedes recuperarte de eso?’”
Entonces, el Dr. Mukwege contrató a un psicólogo para ayudar a sanar las emociones y la psique de las profundas heridas que causa el abuso físico. Luego descubrió que, si bien la atención psicológica ayuda a las mujeres a superar el trauma, muchas continúan victimizadas. El estigma asociado a la violación puede dejarlas excluidas y solas, ya que no son más bienvenidas en sus propios hogares. De esta forma, el Dr. Mukwege comenzó a ayudarlas a construir sus nuevas vidas brindándoles educación, como un camino hacia la autosuficiencia. 
 
“Veo cómo estas mujeres vuelven del borde del abismo, cuando es más fácil renunciar, someterse a los violadores. Encuentran un poder dentro de ellas mismas y, entonces, quieren justicia”, explica el Dr. Mukwege.
 
Esto motivó al Dr. Mukwege a ofrecer asistencia legal a las mujeres. Muchas de las que se salvaron, se convirtieron en activistas y luchan por sus derechos, por los de sus hijos y por los de sus comunidades.

 

Por siglos, la violencia sexual durante conflictos ha sido tácitamente aceptada como inevitable. Ahora, lentamente, el Dr. Mukwege cree que esto ha comenzado a cambiar.
 
“Tenemos que declarar, como una comunidad internacional, que la violación no es aceptable en tiempos de conflictos. Si ganas una guerra destruyendo a las mujeres, nunca serás aceptado como líder. Necesitamos un cambio cultural en este campo, los hombres deben comprender que proteger a las mujeres es protegerse a sí mismos y que el respeto por las mujeres es la clave de la masculinidad real. Todavía hay un largo camino por recorrer: todos debemos entender que la violación no es un asunto de las mujeres, sino que es un asunto humano. Destruye nuestra humanidad común y debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para protegerla y reconstruirla”. 
 
El Dr. Denis Mukwege es finalista del Aurora Prize for Awakening Humanity 2017. En representación de los sobrevivientes del Genocidio Armenio y como gratitud hacia sus salvadores, el Premio Aurora tiene como objetivo generar conciencia pública sobre las atrocidades que suceden en el mundo entero y recompensar a aquellas personas que trabajan para abordar esas grandes problemáticas de una forma real y sustancial. La Gratitud en Acción ocupa un lugar central para la Iniciativa Humanitaria Aurora. Innumerables sobrevivientes de todo el mundo le deben su oportunidad en la vida a la generosidad de otras personas. A través de la Gratitud en Acción, los cofundadores de la Iniciativa Humanitaria Aurora desean inspirar a todos aquellos que han recibido ayuda en momentos de crisis a expresar su gratitud al ofrecer una asistencia similar a otras personas.