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El triunfo de Armenia en la “Biennale di Venezia”

El triunfo de Armenia en la “Biennale di Venezia”

Por Anna Arutiunova

Venecia, Italia / Llegar la isla de San Lazzaro degli Armeni durante la Bienal de Venecia significaba desviarse del camino común: la mayoría de los visitantes seguían el circuito a través de Giardini, el Arsenale y las calles céntricas de la Ciudad del Agua. “Venecia es una isla en sí misma y el tema de la logística no es menor, pero San Lazzaro es una isla al lado de otra isla, lo que vuelve todo aún más complicado”, dijo Nina Katchadourian mientras viajábamos en el “vaporetto” a la isla monasterio. Nina forma parte de la exhibición “Armenity” ("Armenidad"), que este año recibió el León de Oro, principal premio de la Bienal. 

Nina es un buen ejemplo de identidad "compuesta" que, en efecto, define al pueblo armenio moderno y a su historia. Su padre es armenio nacido en Turquía, su madre pertenece a un pequeño grupo de suecos finlandeses. A su vez, Nina nació en Estados Unidos, vive en Nueva York y habla un inconfundible inglés norteamericano. Esta diversidad geográfica y lingüística fue lo que inspiró su proyecto, en el que explora las idiosincrasias de diferentes acentos.  

La instalación de Nina Katchadurian

 

Tres pantallas de televisión que miran al público muestran a Nina, a su padre y a su madre. La artista le hace una serie de preguntas a sus padres, deliberadamente inocentes (de las cuales ella, sin lugar a dudas, hace mucho que sabe las respuestas). A través de esta entrevista montada, el público aprende sobre la dramática historia de los armenios que vivían en Turquía, el hecho de que los padres de Nina se conocieron en Beirut, que su madre también es miembro de una minoría en su tierra y que como el padre habla armenio, libanés, turco, inglés y francés, su acento se volvió tan irreconocible que muchos suponen que es Húngaro. En un momento dado, los tres hablan al mismo tiempo, lo que le brinda al espectador la posibilidad de apreciar las diferencias en pronunciación.    

Detrás de ellos, hay otras tres pantallas de televisión que muestran a Nina y a sus padres encontrándose con un profesor de pronunciación, que les promete que los va a librar de sus acentos extranjeros. Pero el resultado es poco satisfactorio y probablemente innecesario: para la artista, la historia de sus padres y de la diáspora armenia en su totalidad está codificada en los sonidos extraños y en los típicos acentos imperfectos.

 

La instalación de Nina, así como también las de los otros 16 artistas, se montó en el área del monasterio de San Lazzaro, fundado a principios del siglo XVIII por el monje Mkhitar quien huyó del Imperio Otomano y se convirtió al catolicismo. El monasterio rápidamente se convirtió en el principal centro de la cultura armenia a nivel mundial. Fue allí donde en 1512 se publicó el primer libro en idioma armenio. Con el tiempo, el taller de impresiones del monasterio se transformó en uno de los centros editoriales más grandes de Europa.   

La instalación de Silvina Der Meguerditchian

 

La colección del monasterio está compuesta por pinturas (entre las que se encuentran varias de Iván Aivazovsky, cuyo nombre era en realidad, como les gusta remarcar a los monjes guía, Aivazian), objetos religiosos y obras de arte decorativo realizadas con metales preciosos. Las vitrinas que contienen estas obras también tienen "tesoros" de otro tipo: bowls con hierbas, minerales y hojas de papel con escrituras ilegibles. Todo esto es parte de la instalación de Silvina Der Meguerditchian. A mediados del siglo XX, su bisabuela, quien buscó refugio del Genocidio en Argentina, publicó una colección de cientos de recetas medicinales conocidas por los armenios otomanos. 

El proyecto de Hera Buyuktashian

 

A principios del siglo XIX, George Gordon Byron (también conocido como Lord Byron) vino al monasterio para estudiar la historia y el idioma armenio en la inmensa biblioteca, que contiene cientos de miles de tomos y manuscritos. Él llamaba al armenio "el idioma del paraíso perdido". La artista Hera Buyuktashian de Estambul hace un juego de palabras en su instalación llamada “Letters from Paradise Lost”, ("Cartas del Paraíso Perdido"), ubicada en la habitación donde se alojaba Byron. Buyuktashian deletrea el título de su exhibición usando la transliteración armenia e inglesa, colocando cada letra en un bloque de madera. Los bloques, a su vez, están colocados en una especie de instrumento musical, se deslizan de arriba hacia abajo, haciendo un sonido estridente y áspero.

La instalación de Rene Gabri e Irene Anastas

 

Siguiendo el ejemplo de Byron, el dúo creativo Rene Gabri e Irene Anastas leyó cuidadosamente los archivos del monasterio. Su instalación, titulada , “When Counting Loses Its Sense” ("Cuando contar pierde su sentido") (2015), es una colección de fotografías, collages, tarjetas, documentos y dibujos que surgen del intento del artista de relacionar la historia del Genocidio Armenio con el concepto de arte como tal. Al igual que el filósofo francés Gilles Deleuze, Gabri y Anastas ven al arte como un acto de resistencia y una oportunidad de acercarse a la verdad. 

El proyecto de fotografía de Hrair Sargsyan

 

La verdad suele ser elusiva. A veces necesita estar escondida y sobre eso es "Unsolved" ("Sin resolver") (2012), una serie de fotografías de Hrair Sargsyan. Se trata de los descendientes de los armenios que debieron convertirse al Islam durante el Genocidio para evitar la muerte segura. Sus nietos y bisnietos que aún viven en Turquía fueron rebautizados cuando conocieron sus raíces. Pero al encontrar su identidad olvidada, perdieron gran parte de sus relaciones y conexiones sociales; la comunidad armenia es reticente a aceptarlos mientras que la mayoría tuca no está lista a participar de sus historias personales. Los retratos realizados por Sargsyan muestran a estas personas como incompletas; están inmersas en la oscuridad, mientras que la luz del flash solo revela un atisbo de sus ojos, brazos o piernas.  

 

Las memorias del Genocidio ciertamente penetran el trabajo y las vidas de los artistas. "Todos los participantes son nietos o descendientes de aquellos que soportaron esos días”, comentó Adelina Von Fürstenberg, curadora del pabellón. "Sin importar dónde nacieron; en Alepo, Belén, Ereván o Los Ángeles, todos comparten una sensibilidad especial hacia los temas de las fronteras, la geografía y el territorio, así como los temas de la supervivencia, la adaptación y la memoria histórica, sin dejar de mencionar la imagen como de sueño de un país en el cual muchos no han podido vivir".